Artículos de
Opinión | Lucía Salgado Sabariz | 27-01-2013 |
Esta es mi
pequeña historia de incomprensiones burocráticas y legislativas españolas.
Quizás puede resultar indiferente para mucha gente. Hasta hace unas semanas,
estaba felizmente trabajando en un centro de secundaria como profesora de
música.
Después de
muchos años de estudio me diplomé en magisterio musical y unos años más tarde
obtuve la licenciatura en música .
Aprobé mi
última asignatura de magisterio en junio de 2009. Como mucha gente de mi
entorno, por motivos económicos no pude pagar las tasas de expedición del
título hasta un poquito más tarde, en enero de 2010. Sí, ese dinero que pagas
para que te den un papelito firmado supuestamente por el rey, conforme
acreditas que ya tienes una carrera.
Contenta y
muy feliz de tener dos carreras, decidí que era el momento de iniciar mi
trayectoria laboral, preparándome para la docencia.
Poco tiempo
después, me contrataron para hacer una substitución de primaria y secundaria en
la materia de música. Cuál fue mi sorpresa al enterarme que existía una ley
(que ningún profesor de la universidad me informó anteriormente) que explica
que para poder impartir clases de secundaria (la famosa ESO y bachillerato)
tendría que hacer EL FAMOSO master de formación del profesorado. Solamente lo
evitaría si tuviese la titulación de magisterio antes del 1 de octubre de 2009.
Es decir, que yo, por haber pagado 7 meses más tarde mis tasas de expedición
del título, he de hacer obligatoriamente el master de formación del
profesorado (2.000 o 3.000 euros aproximadamente). Sin embargo, otra persona de
mi promoción y con la misma formación, que haya pagado antes de esa fecha,
parece ser que está más capacitada que yo para dar clases en secundaria. Así
fue como conocí el famoso mundo del absurdo. Un lugar donde importa más el
dinero para pagar un título, que los conocimientos que has conseguido durante
toda una carrera.
Respiré
fondo y acepté que aunque no es lo que hubiera querido, no ganaría nada
culpando a nadie por no tener, en su momento, los recursos económicos
necesarios para poder pagar el dichoso título en su momento. No podía permitir
que las fluctuaciones de la vida me dañasen más que lo estrictamente necesario,
así que decidí lidiar con esas incongruencias administrativas. Decidí
presentarme en la sede principal de educación de la Generalitat, y de la forma
más respetuosa y humilde posible redacté un escrito exponiendo mi caso,
confiando en los márgenes legales y sobre todo, en el sentido común. Fue una
grata sorpresa cuando el jefe de Servicio de Gestión de Personal Docente de la
Generalitat de Catalunya, en el mes de mayo de 2012, me contestara de una
manera oficial, que estaba exenta de hacer este master o CAP.
Como son las
cosas, 5 meses más tarde la misma administración me deniega ese mismo documento
(que en teoría debería ser oficial). Otro departamento de esa misma
administración, el de Pagamiento Delegado alega que se han equivocado y que
este papel no tiene ninguna validez. ( repito, habiendo sido firmado y sellado
por una jefa de departamento de la misma administración) En fin, me indigno. Me
indigna que la propia administración haga documentos no válidos,
contradiciéndose a sí misma y creando leyes absurdas. He aquí el gran juego
burocrático, donde las propias leyes creadas por la administración se vuelven
en contra de las personas, entorpeciendo el buen funcionamiento de los trabajadores.
Mi conclusión: no pude inscribirme antes para hacer el maldito master (pues
pensaba que no lo necesitaba con el supuesto no válido documento oficial), he
tenido que abandonar el trabajo porque finalmente la administración decidió que
no era válida mi titulación y sobre todo… que no pasará nada…porque nunca
pasa nada. Denunciar a la persona que me dio un papel no válido sería un
gasto económico gigante para mí, que desafortunadamente yo no me puedo
permitir.
En
definitiva, pienso que la base del éxito es el tesón: no perder la esperanza y
nunca cesar en el intento. Así, sin grandes pretensiones, dejo plasmado mi
problema… por si hay alguien que me pueda ayudar.
Fuente: www.tercerainformacion.es/
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