Artículos de
Opinión | Francisco González Tejera | 25-01-2013 |
Son
ladrones, ya nadie lo duda, aunque se disculpen y apliquen la estrategia del
despiste, del victimismo, como hacían cada vez que estallaba una nueva trama
mafiosa. El problema es que ya no les queda nadie que pueda acusarlos porque
ellos manejan todo, desde el poder judicial al ejército, siempre preparado
“para lo que pueda pasar”, por si se subleva demasiado el pueblo humillado o en
las elecciones no consiguen sus vergonzosos objetivos.
Todo va
saliendo a cuenta gotas, vergüenza tras vergüenza, hasta en los medios
manipulados del corrupto poder financiero, que ya no pueden tapar este inmenso
deposito de mierda, entre un insufrible hedor, que con la visión de sus caras
de sinvergüenzas, golpea la dignidad de la gente de a pie, las que sufrimos sus
lujos, sus vicios, sus pelotazos, sus abusos, sus privatizaciones, sus recortes
y ajustes salvajes. Contemplamos el brutal esperpento de su gestión política,
la que les llena los bolsillos de dinero negro, blanco, azul, de todos los
colores del arcoíris, en los que puedan meter sus garras para rebosar sus
ocultas cuentas corrientes.
Familias
humildes que han sido o están a punto de ser desahuciadas de sus viviendas,
alucinan con lo que está pasando. Más de 6 millones de personas desempleadas, 3
millones de niñas/os bajo el umbral de la pobreza, observan en silencio los
informativos, escuchan las voces moderadas del líder de la oposición, que trata
de tapar porque ellos también han metido la mano en otros momentos. Solo las
fuerzas de la izquierda de verdad denuncian el tremendo saqueo. En cambio los
sindicatos mayoritarios callan de nuevo, esperando seguramente que los inviten
al próximo coctel real, al nuevo banquete de la patronal.
Ahora se
entienden sus simiescos saltos en el balcón cuando ganaron las elecciones, las
babas que mancharon el pavimento mientras se relamían, ante la que se les
avecinaba con una mayoría absoluta. Ni siquiera han esperado a llegar al año de
legislatura para arrasar por todo, para terminar con lo que tanto nos ha
costado conseguir en años de lucha, sudor y sangre. Sus prisas son genéticas,
les vienen de sus antecesores, los mismos que en distintas fases de la historia
han saqueado estados enteros, condenando a la esclavitud y a la muerte a sus
pueblos.
¿Quién se
cree ahora lo que nos puedan contar en las próximas elecciones? Aunque seguro
quedarán quienes les voten de nuevo, aunque no sean millonarios y sufran las
consecuencias de sus políticas miserables. La inconsciencia y la ignorancia
comen en la mesa del crimen, solo que se arrastra para lamer las sobras que
caen al suelo.
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