Artículos de
Opinión | Flor Ragucci | 26-01-2013 |
Desde
Barcelona
Particular
forma de celebrar el día del periodismo la del diario más prestigioso de
España. Ayer, 24 de enero, mientras en Santiago de Compostela la Federación de
Asociaciones de Periodistas (FAPE) conmemoraba la festividad de su patrón, San
Francisco de Sales, el gran matutino se saltaba todos los códigos éticos de la
profesión. “Llamamos la atención de los ciudadanos y de las instituciones sobre
la importancia de que la libertad de prensa y el derecho de información
mantengan su solidez como pilares fundamentales de la democracia”, rezaba el
manifiesto que la FAPE leyó ante la talla escultórica del santo, en el altar de
la Universidad de Santiago.
Desde que El
País publicó la fotografía hasta que constató que, efectivamente, no
correspondía a Hugo Chávez y, según explicitó en su web, “paralizó la
distribución de su edición impresa y procedió a enviar una nueva edición a los
puntos de venta”, transcurrió aproximadamente media hora. Tiempo más que
suficiente para que el papelón trascendiera todas las fronteras y se volviera
trending topic mundial en redes sociales como Twitter. No tardó en pronunciarse
el director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, que aprovechó para contar en
su perfil de Twitter cómo el miércoles una agencia le había querido vender la
foto del líder bolivariano en el hospital, por 30 mil euros. “Nosotros dijimos
que no: cuando la veáis en otro medio ya diréis si acertamos”, concluía el
mensaje.
En España,
tanto El País como “Chávez” son los temas del momento. El perfil de la revista
satírica Mongolia dice, por ejemplo: “Echas a 149 periodistas sin pérdidas y,
claro, se te pasan cosas por un tubo”, haciendo referencia a los despidos
masivos que el diario está llevando a cabo en el último tiempo. En la misma
línea, antiguos trabajadores del periódico quisieron dejar claro su repudio a
la mala praxis de El País a través de las redes sociales. Javier Valenzuela, ex
redactor del diario y uno de los expulsados en la última reducción de plantilla
que eliminó al 30 por ciento de los periodistas, expresó: “Sensacionalismo gore
y falsedad, lo más bajo del periodismo. ¡Me duele!” y añadía: “El País hace el
ridículo global con la falsa foto de Chávez, pero Cebrián (uno de los dueños
del rotativo) seguirá diciendo que la culpa de su agonía la tiene Internet”.
Otro colega,
Hermann Tertsch, que hace algunos años también abandonó el periódico ante la
imposibilidad de expresarse libremente, se hacía ayer eco de las protestas y
publicaba en Twitter: “Cuando la incompetencia logra eficacia sólo en rodearse
de mayores incompetentes, acaba recogiendo la propia cagada por kioscos de
madrugada”.
Además de
los históricos periodistas que trabajaron en el diario de Prisa y que ven con
preocupación la deriva que está tomando esta empresa en manos de Javier Moreno
y Juan Luis Cebrián, algunos intelectuales se pronunciaron contra lo sucedido.
El escritor sevillano Isaac Rosa, que es columnista habitual de otro importante
diario de España, Público, señalaba en la red que “publicar una foto de Chávez
entubado ya era caer bajo. Que encima se la cuelen por falsa dice poco (o
mucho) del periódico global”.
El País tuvo
que pedir disculpas en su página web a los lectores “por el perjuicio causado”
y declaró haber abierto una investigación “para determinar las circunstancias
de lo sucedido y los errores que se hayan podido cometer en la verificación de
la fotografía”. Pero no parece que le vaya a servir de mucho. A través de un
comunicado oficial, la Embajada de Venezuela en España expresó “su más firme
rechazo a la campaña que el diario viene desarrollando contra el presidente
Hugo Chávez, el pueblo y la democracia venezolana”. La misiva denunciaba la
falta de ética del rotativo por publicar una fotografía falsa y venderla como
imagen exclusiva, a la vez que declaraba: “Después del editorial del 13 de
abril de 2002, donde El País justificó el golpe de Estado contra el presidente
Chávez, poco de la cobertura de este diario sobre Venezuela nos ha sorprendido,
pero con esta acción se sobrepasaron todos los límites, no sólo de la ética
periodística, sino del más básico respeto a los derechos de un hombre que está
batallando por su salud, de su familia y del pueblo venezolano”.
El periódico
acompañaba la fotografía de Chávez con un texto que aseguraba que dicha imagen
era el reflejo de un momento del tratamiento médico del mandatario en Cuba. Sin
embargo, media hora más tarde, El País rectificaba alegando que “no había
podido verificar de forma independiente las circunstancias en que fue tomada la
imagen, ni el momento preciso ni el lugar”. Semejante falta dio pie a la
delegación de Venezuela en España para denunciar que el diario “no hace el más
mínimo esfuerzo por cumplir con su propio Manual de Estilo, empezando por los
artículos 1.12 y 1.34, respecto a la obligada verificación de la información,
el extremo cuidado que se exige en la publicación de fotos de archivos, así
como los casos y formas en que se admite la no mención de la fuente”.
Por su
parte, la ONG Periodistas por la Verdad –en cuyas filas militan periodistas con
más de 25 años de trayectoria profesional– deduce que la grotesca publicación
no fue un error involuntario, puesto que es imposible que un diario con 36 años
de trayectoria no haya confirmado la autenticidad de la fotografía referida a
una noticia tan delicada como es la referida a una figura pública internacional
como la del presidente Chávez.
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