El alemán y el estadounidense
intercambiaron una serie de cartas con los temas del fin de la esclavitud y la
situación de los trabajadores como ideas comunes
Cultura |
TerceraInformación | 28-01-2013 |
Si el nombre
de Abraham Lincoln es esencial en la historia y en la constitución de los
Estados Unidos de América, ahora, a raíz de la película dirigida por Steven
Spielberg, su figura adquiere una mayor notoriedad. Como en todo gran
personaje, hay pasajes de su vida que no son tan conocidos, ya sea por desconocimiento
o por interés en esconderlos.
Capitán
Swing publica en castellano, gracias a la traducción de Antonio Lastra, Andrés
de Francisco y Javier Alcoriza, la correspondencia que tuvo al final de la
Guerra Civil estadounidense con Karl Marx, a priori alguien con el que resulta
extraño imaginarse una relación de admiración y comprensión, pero que como
descubre el libro, coincidían en algo tan esencial como la causa de los
trabajadores libres y en la urgente necesidad de acabar con la esclavitud.
Los escritos
que recopila la obra indican el importante papel de los comunistas
internacionales en oposición al reconocimiento europeo de la Confederación.
Frente a la presuntuosa opinión del Londres liberal de su tiempo, que afirmaba
que el verdadero motivo del conflicto eran los aranceles, Marx sabía que la
crisis tenía que ver con la esclavitud. Era consciente de que el capitalismo
podía fácilmente apoyar e incluso prosperar a costa de ésta y otras formas de
servidumbre humana. Sus numerosos escritos sobre la Guerra Civil, lejos de
propugnar un socialismo de raza blanca, demuestran una intención universalista:
«sólo el rescate de una raza encadenada llevaría a la reconstrucción de un
mundo social».
Poco
después, los ideales del comunismo atrajeron a miles de adeptos por todo
EE.UU., y la Asociación Internacional de Trabajadores trató de radicalizar la
revolución inacabada de Lincoln promoviendo los derechos de los trabajadores
blancos y negros, nativos y extranjeros, contribuyendo a una crítica profunda
de los magnates que se enriquecieron con la Guerra, e inspirando una
extraordinaria serie de huelgas y luchas de clase en las décadas siguientes.
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