Mariano Rajoy despachó tu temible órdago en una frase y te puso en lista de
espera. A ti, que nunca has esperado ni para que te pusieran una multa
28/12/2014 - 19:43h
La
jugada había sido maestra. Habías elegido con tino y con habilidad el momento,
el tono, las palabras, los gestos. Los medios a quienes tan generosamente
ayudaste cuando eras la presidenta de la Comunidad de Madrid elogiaban
enardecidos una vez más tu coraje, tu visión, tu carisma y el amor
incondicional de tu público al ofrecerte en la prensa como candidata para la
alcaldía.
La
historia se repetía. Esperanza Aguirre, la lideresa firme e inquebrantable que
realmente necesita la derecha española, había arrinconado otra vez a Mariano
Rajoy, ese presidente aburrido, indeciso y sin carácter que tantos tertulianos
no se explican cómo o por qué sigue ahí.
Esperanza
volvía a marcarle los tiempos a Rajoy, proclamaban unos. Aguirre obliga a Rajoy
a adelantar la elección de candidatos, especulaban otros. Aguirre humilla a
Rajoy, titulaban los "esperancistas" más entusiastas.
Hay
que reconocer que, de nuevo, habías logrado lo más difícil. Tu pasado como
"yayotoyota" indignada haciendo un remake de Fast and Furious
con la Policía Local de Madrid era ya una divertida anécdota para contar en las
cenas de Navidad del partido. La corrupción que asoló Madrid durante tu mandato
parece que ha sucedido en Marte y tú ni habías nacido. Ana Botella y Alberto
Ruiz-Gallardón van camino del purgatorio de los políticos que no saben quedarse
quietos. Todo pintaba a tu favor. La victoria y la alcaldía parecían tuyas.
Pero
los tiempos han cambiado, Esperanza. Todos se han vuelto marianistas. El PP ya
no es país para lideresas. La cosa ya pintó mal cuando hasta Carlos Floriano se
atrevió a replicarte en público que el Partido Popular no se deja presionar.
Todo se derrumbó cuando Mariano Rajoy despachó tu temible órdago en una frase y
te puso en lista de espera, sin que nadie entre la prensa se preocupara
siquiera de repreguntar. Que te esperes, ha dicho. Tú, que nunca has esperado
ni para que te pusieran una multa.
No
te derrumbes, Esperanza. No es el momento. Es duro que te pongan en standby
como si estuvieras telefoneando al servicio técnico de una multinacional,
cuando tú llamabas para ser candidata. Pero alguien debe plantarle cara al marianismo
de vez en cuando o vamos a perecer de inanición y puro aburrimiento. Aprende de
Rajoy. La paciencia es, efectivamente, una virtud revolucionaria. Espera y
verás pasar por delante de tu puerta el cadáver de tu enemigo. Además, no hay
mucho más que hacer para entretener la espera.
http://www.eldiario.es/zonacritica/rindas-Esperanza_6_339876017.html
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