La celebración del Primero de Mayo en la España del
primer cuarto del siglo XX se desarrolló entre la autorización y la prohibición
gubernamentales.
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Historia | Eduardo Montagut | 16 Diciembre 2014 - 10:09 h.
En un anterior
artículo estudiamos el origen del Primero de Mayo en España. Pues bien, continuamos la historia de esta celebración con
este nuevo trabajo que revisa la época de Alfonso XIII.
Primo de
Rivera nunca quiso reprimir con dureza a los socialistas, dentro de su
estrategia para que colaborasen en el sistema corporativo, frente a la
represión sin miramientos que sufrieron los anarquistas
La celebración
del Primero de Mayo en la España del primer cuarto del siglo XX se
desarrolló entre la autorización y la prohibición gubernamentales. A comienzos
del siglo fue autorizada por el gobierno pero las autoridades provinciales no
siempre fueron favorables a las manifestaciones. El gobernador civil de
Madrid no permitió la celebración en el año 1903. Esta cierta
descoordinación entre lo dispuesto por el gobierno y algunos gobernadores
civiles motivó que el ejecutivo aprobase una disposición en 1906, por la que se
pedía a los gobernadores que autorizasen los actos de celebración del Primero
de Mayo, siempre y cuando fueran pacíficos. Se permitirían la Fiesta del
Trabajo y la tradicional marcha a las autoridades para la entrega de las
reivindicaciones obreras.
Esta situación de
relativa normalidad se mantuvo hasta 1917. La situación de crisis en los
ámbitos político, militar y social de ese crucial año provocó que el gobierno
clausurase las Casas del Pueblo, y se desatase la represión. Tenemos que tener
en cuenta que en marzo la UGT y la CNT habían firmado un acuerdo por el
que suscribían un manifiesto convocando la huelga general. Como bien sabemos,
la huelga estallaría en el mes de agosto.
A partir de
entonces y hasta la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera se
alternaron años en los que se autorizó la celebración con otros de prohibición.
El Primero de Mayo de 1919 fue tranquilo en Madrid. Se desarrolló la
manifestación desde la plaza de Isabel II hasta la plaza de la Independencia, y
por la tarde los obreros y sus familias merendaron en la Dehesa de la Villa.
Pero al año siguiente hubo incidentes en la manifestación madrileña porque hubo
disparos en la calle Arenal, aunque no pasó nada más. En ese año, en las
peticiones al gobierno se solicitó el restablecimiento de las garantías
constitucionales, una reducción del ejército y que se reconociera al gobierno
de la URSS. No pudieron faltar las reivindicaciones obreras: el
cumplimiento de la legislación social y el abaratamiento de los precios de los
alimentos. La celebración del año 1922 coincidió con un paro de un día. Las
peticiones siguieron mezclando lo sindical con lo político, destacando la
protesta contra la guerra de Marruecos. En esos años, Largo Caballero
desempeñó un gran protagonismo en el Primero de Mayo.
En la
Dictadura, en el año 1924, fueron prohibidas las manifestaciones y la celebración, pero se permitió
que los socialistas realizasen actos de tipo cultural en recintos cerrados,
como conferencias. También se permitieron las reuniones de ocio y deporte en el
campo: en la Dehesa de la Villa y en Puerta de Hierro siguieron
desarrollándose. Pero el gobierno siempre desplegó muchas fuerzas para evitar
manifestaciones y concentraciones de otro tipo. Eso no fue obstáculo para que
se diesen paros, especialmente en el comercio.
Primo de Rivera
nunca quiso reprimir con dureza a los socialistas, dentro de su estrategia para
que colaborasen en el sistema corporativo, frente a la represión sin
miramientos que sufrieron los anarquistas.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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