El anuncio del
restablecimiento de las relaciones diplomáticas, realizado en forma conjunta
por Barak Obama y Raúl Castro, luego de más de 50 años de ruptura y bloqueo
norteamericano, ha causado un lógico impacto en el mundo. Se trata de un hecho
relevante sobre el cual se ha abierto todo tipo de interpretaciones de las
razones de este cambio y sus alcances.
Aunque se trata de una
medida parcial, ya que el bloqueo histórico no se ha levantado aún, el solo
hecho de que un presidente de los EE.UU finalmente reconozca, como lo tuvo que
hacer Obama, que los más de 50 años de ruptura de relaciones y bloqueo a Cuba
“no han servido”, significan un triunfo político para el pueblo cubano y los
pueblos del mundo que han luchado durante décadas repudiando estas represalias
del imperialismo. Junto a ello es un hecho positivo la liberación de los presos
cubanos que forman parte de los llamados “Cinco héroes” (dos habían sido
liberados tiempo atrás), que llevan más de 15 años presos en EE.UU y que eran
un reclamo de los pueblos y de la izquierda mundial. Por eso, como socialistas,
rechazamos que Raúl Castro agradezca al Papa y felicite a Obama por este
retroceso político. Fue la lucha de más 50 años de los pueblos de Cuba y del
mundo los que lograron esta derrota política del imperialismo.
Como decimos esto,
también somos categóricos en afirmar que nada bueno se puede esperar para el
pueblo cubano de este acuerdo entre Obama-Castro y el Vaticano. Es falsa toda
interpretación de que el restablecimiento de relaciones diplomáticas, pueda
traer beneficios para los trabajadores y el pueblo cubano. Raúl Castro y el
régimen del PC cubano abren equivocadamente expectativas en Obama y en el rol
del Vaticano cuando es sabido que estos sólo están al servicio de los
explotadores.
Obama debe reconocer el
error histórico del imperialismo porque son parte de una crisis global del
capitalismo, con su fracaso en Medio Oriente, con la rebelión de los pueblos en
Norte de Africa, las luchas de los trabajadores y de la juventud contra
los recortes y los ajustes y con una grave crisis económica mundial. Busca
entonces superar su crisis con nuevas políticas de pactos e inversiones de las
multinacionales. Obama quiere repetir lo que ya hicieron con China y Vietnam.
En esos países pactaron con dictaduras comunistas para que se instalaran las
multinacionales norteamericanas y del mundo, desarrollando un capitalismo con
salarios de hambre y superganancias. Por eso no es casual que entre
quienes más saludan las medidas de Obama y piden el levantamiento del embargo,
esté un sector de grandes empresarios norteamericanos deseosos de hacer
negocios en Cuba. Entre ellos están “Ricky J. Arriola, presidente
del poderoso consorcio Inktel; los magnates del azúcar y del sector
inmobiliario Andrés Fanjul y Jorge Pérez; el empresario Carlos Saladrigas, y el
petrolero Enrique Sosa, además de otros emprendedores multimillonarios, figuran
entre los activistas del acercamiento binacional. Muchos son de origen cubano,
pero todos tienen la ciudadanía estadounidense, por lo que no pueden hacer
negocios con Cuba por imperativo del embargo”. (El País, España,18/12/14)
Justamente Obama cambia de política porque están atrasados con
Cuba. Porque, dado el bloqueo yanqui, el régimen cubano hace años que viene
pactando inversiones con multinacionales europeas y de Canadá y con
inversionistas privados de Brasil, China, Israel o Venezuela.
Aunque a muchos luchadores
les cueste creerlo, el régimen de partido único de los Castro, hace años que
empezó a restaurar el capitalismo con un plan semejante al de China y Vietnam.
Esta es la triste realidad. Y además con salarios miserables que no llegan a 20
dólares por mes y sin derecho a huelga ni a formar sindicatos independientes.
El avance del capitalismo
en Cuba y las fuertes inversiones privadas no han hecho más que agudizar los
problemas sociales del pueblo cubano. Mientras, por otro lado, crecen los ricos
y los acomodados en las esferas del gobierno y de las empresas. En el
puerto de Mariel, en acuerdo con la multinacional Odebrecht y otros empresarios
brasileros, ya se instaló una zona franca para empresas privadas. Estas oportunidades
de negocios son las que Obama y muchos empresarios norteamericanos ven que se
están perdiendo, en medio de su crisis económica. Este es el trasfondo del
cambio y del acuerdo Obama-Castro.
Este acuerdo no surge de
un día para otro. Es fruto de largas negociaciones secretas, realizadas a
espaldas del pueblo cubano. Ni Raúl Castro ni el PC cubano consultaron a los
trabajadores y al pueblo. Hace años que hay negociaciones y acuerdos secretos
entre EE.UU y Cuba, tanto de colaboración de seguridad marítima como en medidas
económicas pese a la existencia del bloqueo. En el 2001, por ejemplo, EE.UU
flexibilizó el bloqueo en el rubro alimentos y desde el 2003 se convirtió en el
primer proveedor de la isla en productos agroalimentarios, desplazando a
Francia y Canadá. Si entonces no levantó el bloqueo fue por razones
político-electorales: el temor a perder votos de la comunidad
cubano-norteamericana. Por otro lado, la burocracia cubana siempre utilizó
políticamente el argumento del bloqueo, aunque su efecto fuera cada vez menor,
para justificar todos los desastres de su política económica y las penurias del
pueblo.
Nuestra corriente
socialista revolucionaria siempre ha defendido las conquistas socialistas de la
revolución cubana de 1959, ha repudiado toda forma de agresión imperialista a
Cuba, entre ellos el bloqueo y el embargo económico. Pero siempre hemos sido
críticos de la dirección política cubana que fue abandonando las banderas del
socialismo de la gloriosa época del Che Guevara. Desde los años 60-70 se subordinó
a la política de pactos con el imperialismo de la ex URSS para no impulsar
nuevas revoluciones socialistas en el mundo. Por eso en la Nicaragua de 1979,
el propio Fidel Castro les recomendó a los sandinistas que no hicieran de
Nicaragua “una nueva Cuba”, o sea que no avanzaran al socialismo. Siguiendo
también a Moscú, Fidel y Raúl Castro impusieron una férrea burocracia
restringiendo los derechos democráticos a su pueblo. Luego, en los 90, cuando
desapareció la Unión Soviética, se unió con Chávez, y ahora Maduro, avalando su
política del falso slogan del “Socialismo del Siglo XXI” para seguir
sosteniendo en Venezuela una estructura económica capitalista. Mientras, a su
vez pactaban que Venezuela subsidiara a la endeble economía cubana con
petróleo a bajo precio mientras restauraban el capitalismo con inversores
españoles, brasileras y canadienses.
La crisis de Venezuela,
agudizada ahora con la caída de los precios del petróleo, no hizo más que
acelerar la concreción del pacto con EE.UU que ya se venía negociando
secretamente. Ahora el acuerdo Obama-Castro prepara una apertura a
futuras inversiones yanquis. ¿Qué solución podrán traer las inversiones
norteamericanas al pueblo cubano? Ninguna.
Por todo ello desde la
UIT-CI llamamos a seguir apoyando al pueblo cubano y a su histórico reclamo
para que se levante definitivamente el bloqueo, que es una medida
antidemocrática, de avallamiento de la soberanía de los pueblos y un resabio de
la política colonial de EEUU, y que devuelvan Guantánamo a la soberanía cubana.
En el marco que rechazamos toda injerencia e intervención del imperialismo
norteamericano. También apoyamos la lucha del pueblo cubano para recuperar la
pérdida de las conquistas logradas por la revolución socialista del 59, para
ello debe tener plenos derechos democráticos para formar sindicatos y
partidos, terminar con el régimen de partido único, y tener el
derecho a reclamar y movilizarse para revertir la restauración capitalista y
garantizar salarios dignos, como la recuperación de la educación y la salud
logradas en los primeros tiempos del socialismo del Che.
Unidad Internacional de
los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
19 de diciembre de 2014
Comunicado
difundido por Lucha Internacionalista (Sección en el estado español de la
UIT-CI)
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