Los micrófonos de la Pirenaica hicieron posible nuevamente
que mis palabras de protesta contra el terror del franquismo agonizante
pero permanentemente brutal y mi solidaridad fraternal con los camaradas
de CC.OO. del Proceso 1001, llegaran a Carabanchel:
Mañana, día 20 de diciembre, vísperas del 40 aniversario
del famoso proceso incoado por los hitlerianos contra el heroico comunista
búlgaro Jorge Dimítrov, van a ser juzgados en España un grupo de dirigentes
de Comisiones Obreras acusados de luchar por las libertades sindicales, por
el restablecimiento de la democracia y la libertad en nuestro país.
Son diez hombres, en la más alta acepción de la palabra,
que con dignidad y firmeza revolucionarias representan a la España del
trabajo y de la cultura frente a la sangrienta dictadura franquista.
Por ironía de la historia van a ser juzgados no los
victimarios que ahogaron en sangre a la República española, sino un grupo
de hombres cuyo delito es luchar en defensa de los derechos de los trabajadores
contra los desafueros de los detentadores del poder.
De la justicia y de la nobleza de la causa por la que
fueron encarcelados los «diez de Carabanchel», como cariñosamente nombra
nuestro pueblo a los hombres que mañana van a comparecer ante los tribunales,
habla la simpatía y la solidaridad hacia ellos, no sólo de la clase
obrera, sino de todas las fuerzas políticas democráticas y progresivas de
nuestro país.
Las más destacadas figuras del foro español, entre ellas
conocidas personalidades católicas, van a ser los defensores de los «diez»
ante los tribunales.
Las grandes centrales sindicales, los partidos
comunistas, socialistas, radicales, las organizaciones de masas de los
países de Europa, de América y de todo el mundo, levantan su voz exigiendo la
libertad de los dirigentes obreros españoles.
Expresión de esta amplia y humana solidaridad, son las
delegaciones de observadores y de juristas que, según se anuncia, irán de
Inglaterra, Italia, Francia y otros países para asistir al proceso y llevar su
apoyo y simpatía a sus hermanos de clase.
Pero esto, siendo mucho, no es suficiente. Todos debemos
participar en esta campaña de defensa, que es una obligación sagrada para
todos los trabajadores, para los intelectuales, para quienes aspiran a vivir en
una patria libre, democrática y soberana.
El enfrentamiento con el régimen de las fuerzas
progresivas de nuestro país a escala nacional en los campos políticos y
religiosos a todos los niveles alcanza ya límites sin precedentes.
No es solamente la clase obrera, acostumbrada a duras
luchas por sus reivindicaciones económicas o políticas. Son los
universitarios, alumnos y profesores, son los profesionales, son las mujeres,
son los más destacados intelectuales de nuestro país.
Son sacerdotes y jerarquías eclesiásticas. Es, y ello
constituye un signo de los tiempos, la clase media. Son las fuerzas
nacionales de Cataluña, Euskadi y Galicia. Es Navarra, la vieja Navarra de
tradición combativa que hoy marcha junto a todas las fuerzas que luchan
por la libertad y la justicia.
Es la juventud obrera y estudiantil, que no vivió la
guerra, pero que se rebela contra la dictadura, porque toda la mentira del
franquismo va desmoronándose ante la descarnada realidad.
Entre el régimen franquista y el pueblo en su más amplia
acepción existe un abismo insalvable.
Y en estos momentos cruciales, en la víspera del
monstruoso proceso yo llamo, con toda confianza en la solidaridad internacional
que siempre nos acompañó en nuestras luchas, a ayudarnos para imponer, por ser
de justicia, la libertad de los dirigentes obreros españoles, Camacho,
García Salve, Sartorius, Soto, Saborido, Marcos, Acosta, Zamora,
Santiesteban y Fernández Costilla.
¡Viva la solidaridad internacional con los trabajadores
españoles!
¡Libertad para los «diez de Carabanchel»!
Dolores Ibarruri
Memorias de Pasionaria (1939 - 1977)
Editorial Planeta, 1984
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