La crítica de algunos barones, alcaldes y
candidatos reprochando a Sánchez dedicarse mucho a cuidar su propia imagen y
poco a arreglar la de ellos resulta tan pueril como contradictoria. Suena a
esas cosas que se dicen porque alguna excusa conviene tener preparada.
16/12/2014 - 20:50h
Al actual secretario general socialista muchos no le
pusieron ahí para que se hiciera un líder. Le ayudaron a llegar para que les
guardara el sitio y se comiera los marrones, derrotas y disgustos que pudieran
suceder hasta las siguientes elecciones generales. Puede que les parezca un
plan increíble, pero así fue. Hace tiempo que en el PSOE habita demasiada gente
convencida de que el mundo real es lo que sucede dentro del partido, la
realidad se equivoca y a España no le queda mas remedio que esperarles.
Pedro Sánchez ha cometido muchos errores y parece olvidar
que un año en política cuenta como una eternidad. Es cierto que demuestra tener
demasiada prisa por hacer demasiadas cosas en poco tiempo, pero no se ha
quedado quieto. Y cuando alguien pone a alguien en un sitio para que se quede
quieto, nada molesta más que verle moverse. Si además comete algunos aciertos,
como desmarcarse de la reforma del artículo 135, la reacción ante las tarjetas
Black o haber aumentado su conocimiento y popularidad con rapidez, entonces la
molestia se convierte en problema.
Por mucho que se lo repitan sus asesores, a Susana Díaz no
se le debe ir de la cabeza la duda sobre si hizo bien en no presentarse y dejar
pasar aquel tren esperando al siguiente, que parecía más directo. Siempre
ronda el temor a que ese tren no vuelva a pasar. Cada vez que ve a Pedro
Sánchez en la televisión se debe remover esa inquietud y lo cierto es que el
nuevo secretario general socialista sale mucho por la tele. Tanta duda debe
doler bastante.
La crítica de algunos barones, alcaldes y candidatos
reprochando a Sánchez dedicarse mucho a cuidar su propia imagen y poco a
arreglar la de ellos resulta tan pueril como contradictoria. Suena a esas cosas
que se dicen porque alguna excusa conviene tener preparada. Por un lado le
piden no se comporte como un candidato pero por el otro le exigen que les
ayude como si ya fuera el candidato. Últimamente en el PSOE la confusión se
parece mucho a la normalidad.
Hace unos meses el problema de Pedro Sanchez era que
dependía demasiado de Susana Díaz y parecían ir de la mano a todas partes.
Ahora el problema parece ser que ya no depende tanto, ya no van tanto de la
mano y los barones se quejan amargamente por los pasillos. Todo buenas noticias
para la emancipación de Pedro Sánchez.
Fuente: www.eldiario.es
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