Ferrari consideraba que había un conflicto entre la
libertad que habría creado la opresión del hombre por el hombre y la igualdad.
nuevatribuna.es | Historia | Eduardo Montagut | 28 Diciembre 2014 - 11:17 h.
Giuseppe Ferrari. (Foto: arengario.net) |
En nuestro acercamiento a los orígenes del
socialismo italiano llegamos a la figura de Giuseppe Ferrari
(1811-1876), defensor de la unión del federalismo con el socialismo.
Ferrari nació en Milán en una familia acomodada, ya
que su padre era médico, y aunque perdió muy pronto a sus progenitores, le
quedó una renta para poder estudiar, estando muy interesado en la filosofía, como también en las
cuestiones políticas y sociales. En 1838 pasó a Francia, doctorándose en
filosofía por la Sorbona. En su primera juventud se acercó a las teorías de Saint-Simon
pero, a partir de 1849, se adhirió a las ideas de Proudhon, con el que
le unió una estrecha amistad. En este sentido, plasmó su socialismo
proudhoniano en la obra Filosofia della Rivoluzione, publicada en 1851.
Ferrari compartía con Proudhon su antiestatismo y la lucha por la igualdad,
aspectos que luego tendrían influencia en el anarquismo italiano. Pero no todo
fueron coincidencias, ya que Ferrari era más pesimista que Proudhon. El milanés
no creía en la justicia inmanente a la humanidad del francés, sino en una
especie de ley de la fatalidad histórica que impedía la libertad y la justicia.
Ferrari consideraba
que había un conflicto entre la libertad que habría creado la opresión del
hombre por el hombre y la igualdad
Como italiano de su tiempo se preocupó de la
situación de Italia. En este sentido, se enfrentó a la idea de la revolución
política de Mazzini. Para Ferrari los Estados eran los que previamente
debían transformar la Península Italiana en una República federal mediante
revoluciones sociales. Esos procesos tendrían dos motores: la lucha contra el
Papado y la reforma agraria profunda, con distribución de la tierra, y la
abolición del derecho de herencia. Ferrari consideraba que había un conflicto
entre la libertad que habría creado la opresión del hombre por el hombre y la
igualdad.
Ferrari tuvo que huir de Francia después del golpe
de diciembre de 1851, que llevó al poder supremo a Luis Napoleón, ya que
era buscado por sus ideas y por su republicanismo. En 1859 regresó
definitivamente a Italia, pero se sintió muy desilusionado por el rumbo que
tomó el proceso unificador de la mano de Cavour, por el rechazo de cualquier
solución federal, que debía pasar por una hacienda, leyes federales y ejército
comunes, pero con una gran descentralización. En todo caso, Ferrari fue miembro
del Parlamento del Reino de Cerdeña, y luego de la Cámara de Diputados de Italia
hasta su muerte.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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