Como diría William Randolph Hearst: "No permitas que la realidad te
estropee un buen discurso de Navidad"
29/12/2014 - 07:48h
Nadie
espera a estas alturas que el presidente hable del país en el que vivimos la
mayoría sino solo del País de las Maravillas en el que él se ha refugiado con
los suyos, y la verdad es que no decepcionó esta falta de expectativas en su
comparecencia navideña para hacer balance del año. Rajoy ve la realidad al otro
lado del espejo, esto es, al revés de como la ven los que la sufren a este
lado. Del rey, sin embargo, se esperaba el diagnóstico preciso de la situación
que debería hacer el Gobierno y, a falta de nada mejor, bastó con que acentuase
el papel de monarca atribulado para que la mayoría de los medios y partidos
cayesen a sus pies rendidos. El reino también está al otro lado del espejo,
todo del revés: el rey habla como si fuera presidente, el presidente habla como
si fuera rey; y a la realidad, que le corten la cabeza.
Porque
eso es lo que han hecho ambos: cortarle a la realidad la cabeza. El presidente,
porque no habla más que de la realidad que le conviene. El rey, porque habló de
la realidad solo lo conveniente. Dijo lo justo para que pareciese un discurso
realista, pero no dejó de ser un discurso monárquico. Denunció la corrupción y
la pobreza, pero reivindicó el sistema que las ha provocado. Se solidarizó con
los que sufren, pero alabó los resultados de las políticas del Gobierno que
causan tanto dolor. Atacó a los síntomas, pero defendió la enfermedad. Habló de
la realidad, pero solo de aquella que se puede nombrar sin molestar. En
resumen: parecía que se dirigía a nosotros pero, como siempre, como su padre,
les estaba hablando a ellos.
De
eso se trata, ni el presidente del Gobierno ni el jefe del Estado nos hablan a
nosotros. Solo se envían mensajes entre ellos usando a los ciudadanos como
excusa y a los periodistas como vehículo. El fin último no es mejorar nuestras
vidas, sino mantener las suyas. Por eso no hablan de la gente. Por eso no
hablaron de los 70.000 desahucios de este año, unos 200 al día; ni del aumento
de las ejecuciones hipotecarias porque el Gobierno no ha hecho nada para
detener esta hemorragia sangrante. Tampoco hablaron de los enfermos de
hepatitis C que han acampado esta Navidad en el 12 de Octubre porque se mueren
esperando a que el ministro de Sanidad les reparta el medicamento que les
podría salvar la vida, ni del millón de inmigrantes a los que se ha expulsado
del sistema sanitario ni de los cientos a los que se golpea y expulsa
ilegalmente.
Ni
hablaron de los 31.000 ciudadanos con “gran dependencia” que en 2014 perdieron
la ayuda, ni de los 63.000 dependientes que la han perdido desde que llegó este
Gobierno, ni de las 300.000 personas con dependencia moderada que han seguido
excluidas un año más. No hablaron de los ancianos a los que han congelado las
pensiones y han obligado a repagar los medicamentos. Ni de que en España hay
3,5 millones de hogares que están mantenidos por los ingresos de los jubilados.
Ni de las familias que no tienen para comer ni para alimentar a sus hijos ni
para poner la calefacción o encender la luz este invierno. Ni de que hay
políticos que se niegan a abrir los comedores escolares en Navidad para dar de
comer a esos niños.
No,
ellos hablaron de la “modélica” (Rajoy) y “ejemplar” (Felipe VI) sucesión, pero
se olvidaron de explicar cómo la policía y la prensa cortesana silenciaron a
los que querían aguarles la fiesta. Ellos hablaron de Cataluña, pero se
olvidaron de los catalanes. Ellos hablaron de la corrupción, pero parecía que
el problema fuese con otros. Ni Rajoy acusó recibo de los delitos de su
partido, ni el rey se acordó de su hermana.
Ellos
hablaron de la realidad que les interesa, no de la que les afea. De lo que no
habló el presidente es de las víctimas que agonizan bajo sus cifras. De lo que
no habló el rey es de la realeza. Ni de cómo va a modernizarse y legitimarse la
Corona. Como hubiera dicho el magnate de los medios William Randolph Hearst,
que tan buena propaganda habría hecho con ambos: “No permitas que la realidad
te estropee un buen discurso de Navidad”.
Javer
Gallego es director de Carne Cruda. Escucha el programa los martes y jueves a
partir de las 12:00 en www.carnecruda.es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario