ALEJANDRO
TORRÚS Madrid 01/04/2014 07:00 Actualizado: 01/04/2014 07:58
El historiador Ángel Viñas.
Ángel Viñas nació
el 2 de marzo de 1941 en las ruinas de una Madrid bombardeada y asediada por
las tropas franquistas. Hijo de un tendero, Viñas comenzó a recorrer
Europa con apenas diecisiete años gracias a sus excelentes calificaciones
académicas. Sus primeros destinos laborales le llevarían al Fondo Monetario
Internacional y a la Embajada española en la República Federal Alemana. Sin
embargo, su vida dio un giro de 180 grados cuando el profesor Enrique Fuentes le
dirigió hacia el campo de la Historia al encargarle una investigación acerca de
la relación de la Alemania nazi con el golpe de Estado militar de 1936.
A finales de
la década de los 70, Viñas ya era uno de los historiadores más
destacados de España y, actualmente, es una referencia académica para varias
generaciones de historiadores que tras largos años de investigación están
consiguiendo impugnar y desmontar la propaganda
franquista y los mitos erigidos por la dictadura y sus
apologistas para justificar el golpe de Estado de 1936 y los siguientes 40 años
de dictadura. Entre sus investigaciones destaca haber aclarado el trayecto del
Oro de Moscú y haber desvelado los contratos de armas de la trama civil
conspiradora con la Italia fascista.
Con motivo
de la publicación de 75 años después. Las claves de la
Guerra Civil (Ediciones B) que recoge una larga
conversación de Mario Amorós con Ángel Viñas, Público mantiene
una entrevista con el diplomático, historiador y catedrático en la
que Viñas continúa desmontando mitos del franquismo y criticando los
recelos de España para abrir los archivos militares a la investigación académica.
P: Era el
año 1975 y el embajador de Estados Unidos en España le invitó a un almuerzo
colectivo junto a "diez o doce" diplomáticos españoles y "dos o
tres" estadounidenses. El embajador preguntó si en España había miedo al
pasado. Todos los presentes respondieron que no. Usted, en cambio, dijo que sí.
Ya han pasado 39 años desde entonces. ¿Sigue España teniendo miedo al pasado?
Ángel Viñas:
España sigue teniendo miedo al pasado. Además, creo que este Gobierno tiene
bastante más miedo que los anteriores. No sé por qué, pero tiene miedo. La
prueba de ello es la paralización de la apertura de archivos. Ni siquiera
durante el Gobierno de Aznar se cerraron archivos. Se están cerrando con este.
¿Por qué? El ministro de Defensa, en su sabiduría, dice que porque las Fuerzas
Armadas tienen otras labores que realizar. Y yo digo: Menos mal que tienen
otras cosas que hacer...
P: Dice que
no sabe por qué tiene miedo al pasado este Gobierno. Quizá no tenga la certeza,
pero alguna opinión tendrá.
A.V.: No lo
puedo entender. Pero el miedo es libre. Racionalmente, ¿qué se va a decir de
nuevo que no se haya dicho antes ya sobre la Guerra Civil? Creo que el problema
no está en decir algo nuevo sobre la Guerra Civil sino en determinar qué de lo
que se ha dicho es sustentable o no con la documentación que falta por conocer.
Tampoco olvidemos que este es un Gobierno y un partido político que todavía no
han condenado al franquismo. Aún hoy hay importantes elementos del Partido
Popular que elogian el franquismo como un tiempo de paz y que hizo grande a
España.
P: La
justificación de la sublevación de los militares contra la República es uno de
los temas que más prosa ha generado. Aún hay muchos historiadores y políticos,
como Esperanza Aguirre o Manuel Fraga en su momento, que justifican la
sublevación porque, dicen, la República conducía a la anarquía.
A.V.: Es el
tema fundamental. En la medida en la que se presenta el golpe y la sublevación
militar del 18 de julio como una respuesta inevitable a un estado de
descomposición y de anarquía, de desenfreno, están justificando la sublevación.
Pero resulta que lo que una serie de historiadores académicos está diciendo es
que la primavera de 1936 no fue tan desastrosa como dicen. Hubo violencia, sí,
pero no la que se cuenta. No conozco a ningún político español que se ha hecho
eco de estas investigaciones. Yo mismo he demostrado que los conspiradores
monárquicos estaban negociando el suministro de armamento con los fascistas
italianos antes del 18 de julio y que lo firmaron el 1 de julio. Entonces, es
obvio, que una vez que tenían el armamento lo que había que preparar era el
ambiente porque la decisión de dar el golpe ya estaba tomada. La guerra no
estalla por azar, la guerra está preparada. ¿Para qué diablos quería Mola el 17
de julio 46 aviones Kaza de bombardeo?
En la
primavera de 1936 que desató la Guerra Civil "hubo violencia, sí, pero no
la que se cuenta"
P: De su
última respuesta se puede extraer la respuesta a tres mitos franquistas de la
Guerra Civil: ni la República conducía a la anarquía; ni la Guerra Civil se
puede explicar sin referencias al contexto europeo; y, por último, sí hay
culpables.
A.V.: Claro.
¿Quién es el culpable de la guerra? El que se subleva. ¿Qué hubiera pasado sin
sublevación? Normalmente, que el Gobierno del Frente Popular habría ido
reconduciendo la situación de violencia en la que se había caído.
Mario
Amorós: Es muy interesante como Franco, el 18 de julio, es un general más
que aspira a ser 'virrey' en Marruecos como máximo y cómo las circunstancias lo
aúpan a estar como 'generalísimo' en apenas dos meses.
A.V.:: Y
luego ya viene la construcción del mito. Una vez que se hace con el poder tiene
a los plumíferos y los ideólogos de turno que le proclaman como caudillo por la
gracia de Dios. Por no hablar de la Iglesia, que prácticamente lo santifica.
P: ¿Por qué
perviven aún y se siguen escuchando en tertulias de café y de televisión y
hasta en parlamentos autonómicos mitos franquistas a pesar de que las
investigaciones de los historiadores los han desmontado?
A.V.: En
parte, porque lo que los historiadores académicos escribimos no pasa al gran
público. En parte, porque la enseñanza de la Historia contemporánea, comparada
con otros países como Francia, es un auténtico desastre. En tercer lugar,
porque no hay que olvidar que Franco muere en la cama después de casi 40 años
de dictadura pura, que consiguió construir una versión canónica de la
República, de la Guerra Civil y del propio régimen como salvador de España. En
último término, porque la sociedad española está dividida respecto a esto. Hay
un sector importante de la sociedad y de los medios de comunicación que siguen
influidos por el recuerdo del franquismo. El caso español es parecido al ruso.
Son países que no han logrado desengancharse de su pasado.
P: También
se lee, y se escucha mucho, que la izquierda española no puede condenar el
golpe de Franco contra la República porque perdió toda autoridad moral con la
Revolución de Octubre de 1934. ¿Se puede comparar el golpe con el intento de
Revolución?
A.V.: En
absoluto. La revolución de Octubre fue una de las revoluciones más publicitadas
de la historia. Fue un error garrafal. No sólo estratégico, que también, sino
que fue un error táctico. Si tú dices "nos sublevamos si la CEDA entra en
el Gobierno", estás dejando al Estado la forma de prepararse para la
Revolución. La fuerza armada del Estado aplastó la revolución. Punto. ¿Qué
aprendió de ello la izquierda? Que no se puede luchar contra el Estado.
P: Usted ha
investigado sobre la actitud de Gran Bretaña hacia la República. Dice que fue
de abierta hostilidad. ¿Por qué? ¿No era más natural una alianza con la
República?
A.V.: El
Gobierno británico no tenía simpatía por la República. Temía, absurdamente, una
sovietización de España. La política de No Intervención era un
'apáñate como puedas'. Además, tenían plena consciencia de que los italianos y
los alemanes estaban ayudando a Franco. Tampoco intentaron que dejaran de
ayudarlo. A partir de 1937 cambia la orientación de la política británica pero
no la de No Intervención. Había temor a la nacionalización de las
inversiones inglesas en España.
P: También
apunta en la obra que Gran Bretaña tenía preparado un plan para invadir
Canarias en el caso de que España entrara en la II Guerra Mundial del bando de
Hitler y Mussolini. ¿Nunca se arrepintió Reino Unido de no apoyar a la
República? Era un socio más natural para la democracia británica en tiempos de
guerra...
A.V.: El
Gobierno de Su Majestad jamás se arrepiente de sus decisiones.
P: En la
obra de Mario Amorós dice usted: "No me atrevo a exponer lo que me sugirió
un periodista británico porque desconozco si es cierto. Pero sería noticia de
primera página en todo el mundo". ¿Se atreve ahora?
A.V.: No.
Sería una noticia de primera página si pudiera determinarlo. A mi no se me
había ocurrido pero yo no soy inglés. Se trata de un periodista que lleva
muchos años detrás de la desclasificación de documentos de los servicios de
inteligencia británicos. Él es un especialista y tiene una sospecha y cuando me
la dijo me quedé helado.
"Lo que
los historiadores académicos escribimos no pasa al gran público"P: Otra
de las cosas que apunta y no dice es la identidad de la persona que asesinó al
general Balmes, superior de Franco y obstáculo del mismo para adherirse a la
rebelión, los días previos al golpe de Estado. Dice que posiblemente lo
escribirá a título póstumo para evitar problemas en vida. ¿Si usted fuera
británico lo publicaría antes? ¿Hay miedo a la Justicia en España?
A.V.: En el
derecho británico no constituye delito el poner a parir a un político. Puedes
decir que Churchill es un hijo de puta y no pasa nada. No se puede injuriar ni
calumniar a un político. En España, sí, y ya hemos visto que hay gente que ha
tenido problemas. Mi mujer me dice: "Hombre no vas a ser tú la última
víctima de Franco". He dado los suficientes datos en mi blog para que el
que quiera saber quién pudo ser, lo sepa.
P: También
habla en este libro sobre Manuel Azaña. De él dice: "Me atrevo a pensar
que la valoración histórica de su figura no será tan positiva como lo es
hoy". ¿Por qué?
A.V.: Creo
que hay que distinguir dos Azañas. El de la República, que es de primera línea
y luego está el Azaña de la Guerra Civil, un personaje de segunda línea, que no
juega demasiado limpio y que zancadillea al Gobierno en la retaguardia sin
tener capacidad ejecutiva para hacerlo apoyándose en que no se le puede
destituir en mitad de una guerra. Es Azaña, de hecho, el que destituye a Largo
Caballero y quiere sustituir también a Negrín, pero no encuentra sustituto.
P: ¿Qué
opina Ángel Viñas de que Argentina esté investigando a la
dictadura franquista por crímenes de lesa humanidad?
A.V.: Me
parece muy bien. Ya que aquí somos incapaces de entrar al toro, que entren los
argentinos que han pasado además por sus propios horrores.
P: La
Fiscalía se ha opuesto a la extradición de los dos imputados hasta el momento:
el capitán Muñecas y Billy, el Niño.
A.V.:
Lógicamente. Los tratan como funcionarios como si sólo estuvieran cumpliendo
órdenes. Es una forma de verlo. Yo lo veo de otra forma.
P: ¿Cómo?
A.V.: Aquí
se trata de nuevo del miedo. La derecha siempre ha tenido miedo. Siempre. En la
historia de España hay muchas manchas oscuras como las hay en el resto de
países. Lo que pasa es que en otros países la gente y las sociedades van
lidiando con el toro. Aquí no existe el toro. Es un caso de narcisismo.
P: Para
terminar, ¿lo sabemos ya todo de la Guerra civil?
A.V.:
Sabemos bastante de la Guerra Civil. En los últimos quince o veinte años, desde
que se han abierto los archivos militares y políticos, hemos aprendido
muchísimas cosas que antes no se conocían. Ya es muy difícil decir algo nuevo.
No imposible, pero muy difícil. La cuestión es ver si son ciertas o no todas
las afirmaciones o interpretaciones que se han hecho hasta el momento. En este
sentido, la batalla por la recuperación del pasado no ha terminado. Por
desgracia todavía muchos archivos son inaccesibles. En España, especialmente
los archivos militares son casi inaccesibles. Tampoco están los papeles de
Franco, de los se desconoce una parte y la otra nunca se ha abierto. Luego hay
archivos extranjeros que todavía no están abiertos. En el Reino Unido los
archivos de los servicios de inteligencia para la Guerra Civil están todavía
cerrados a cal y canto. En la URSS, los archivos soviéticos no se han abierto
todos. Queda tela marinera. Se podrán decir nuevas cosas, se podría sustentar y
apoyar con evidencias cosas que se están diciendo ahora y otras que se siguen
diciendo se podrán rechazar.
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