De acuerdo con los últimos documentos diplomáticos desclasificados
por Estados Unidos, corrrespondientes al año 1977, y recopilados por
Wikileaks, el expresidente Adolfo Suárez aseguró ante miembros de la embajada
que "Fraga sería un desastre como presidente".
Nacional | 09:17
Foto:hispaniainfo.es - El príncipe Juan Carlos junto
a Francisco Franco en el desfile militar de 1974
Los últimos 'cables' diplomáticos desclasificados por
Estados Unidos aportan novedades sustanciales sobre España. Según estos
documentos correspondientes al año 1977 y recopilados por Wikileaks, el
entonces príncipe Juan Carlos confesó el 26 de mayo de 1975 al embajador
estadounidense Stabler "no querer abandonar España durante los meses de
incertidumbre sobre la salud del dictador a pesar de que varias personas
así se lo habían aconsejado".
Según informa este lunes la Cadena
Ser, la embajada estadounidense en Madrid escribió a Washington informando
de que "el Príncipe cree que una ausencia prolongada en esos momentos le
perjudicaría". Una conversación en la que el actual Rey de España habría
reconocido también ante el diplomático norteamericano sentirse "aislado e
ignorado" por la familia Franco.
En este sentido, los nuevos cables diplomáticos recopilados
por el portal fundado por Julian Assange aseguran que el 3 de septiembre
de 1975, apenas unos meses antes de la muerte de Francisco Franco, el embajador
Stabler volvió a escribir a Washington advirtiendo de que don Juan Carlos
le había transmitido "su temor a no poder mantener el apoyo del Ejército
más allá de cuatro años" y que "el periodo podría ser incluso más
corto" si el cambio de régimen no llegaba pronto.
Con Franco al borde de la muerte y las incógnitas sobre el
proceso de transferencia del poder pululando, Adolfo Suárez,
"el joven y dinámico líder", habría confesado en octubre de 1975, que
"(Manuel) Fraga sería un desastre como presidente", puesto que
"provocaba una profunda desconfianza" por su trayectoria, según
informa la Ser, añadiendo que sin embargo, sí consideraba que debía formar
parte de un futuro gabinete que pilotara la Transición.
La legalización del PCE, algo "inevitable"
La Embajada de Estados Unidos en Madrid recibió la
legalización del PCE el 9 de abril de 1977 como una medida
"inevitable" y "otro paso importante hacia la normalización
de la vida política" y hacia una "democracia occidental".
Además, opinó que, aunque tendría "un precio", eliminaba un obstáculo
para las elecciones de junio de ese año, así que fue "preferible" la
legalización antes de los comicios que después.
"(Manuel) Fraga sería un desastre como presidente",
aseguró Adolfo Suárez al embajador estadounidense en octubre del 75
Así consta en un telegrama confidencial enviado por la
Embajada estadounidense en Madrid al Departamento de Estado fechado el 12 de
abril de 1977, como parte de documentos de la Administración de James Carter
recién desclasificados y difundidos por Wikileaks. En el documento, recogido
por Europa Press, la Embajada subrayó que la medida sometería "por
fin" al PCE al mismo escrutinio que los demás partidos, que no alteraría el
giro de su líder, Santiago Carrillo, hacia el eurocomunismo alejado de
la Unión Soviética, y que éste no pondría en peligro sus objetivos de largo
plazo con ningún comportamiento "precipitado".
También decía que daría a la Alianza Popular de Manuel Fraga
un motivo para criticar al Gobierno y apelar al miedo a los comunistas, aunque
no cree que de esa forma lograse quitar muchos votos al centro. Y eso que otro
telegrama, fechado en enero de ese año, se relata un almuerzo con Fraga,
en el que éste admitió que no le importaba tanto la legalización como el hecho
de que el Gobierno de Adolfo Suárez estaba permitiendo a los comunistas
ganar demasiada fuerza.
El Gobierno auguraba al PCE un 7% de los votos
En ese mismo documento, la Embajada asegura que un experto
en opinión pública del Gobierno estimaba que los comunistas no obtendría más de
un 7 por ciento del voto si se presentaba en solitario. El PCE de Santiago
Carrillo obtuvo un 9,33 por ciento en estas elecciones.
A Fraga no le importaba tanto la legalización del PCE
como el hecho de que Suárez permitiera a los comunistas ganar demasiada
fuerza
El telegrama que informa de la legalización la describe como
"un movimiento sorpresa obviamente calculado para pillar a la mayoría de
españoles distraídos por la celebración de la Pascua" y añade que
"Madrid está medio vacío".
Dos días después, un nuevo telegrama sobre
"implicaciones" de la medida, explicaba que ésta ha sido bien
recibida -salvo por la AP de Fraga y los sectores más a la derecha- y que el
terreno estaba bien preparado. La Embajada reconoce que la medida es
beneficiosa para el PCE, porque le daba legitimidad democrática, pero también
le otorgaba un papel en la democratización.
Sin embargo, creía que también beneficiaba a la oposición no
comunista y a la transición política general, porque eliminaba una
"distracción" para la oposición tradicional y una "manzana de la
discordia" entre ésta y el Gobierno, y porque mantener al PCE en la
ilegalidad podía restar legitimidad a las elecciones.
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