Artículos de
Opinión | Carlos Martinez | 19-04-2014 |
Estas
semanas están siendo sonadas por los retrocesos de las “izquierdas sistémicas”.
Tanto Renzi en Italia, como Hollande en Francia, aplican recortes, imponen la
llamada austeridad y añadiría neoliberal y además sufren duros retrocesos
electorales en el caso francés.
El fracaso
de la tercera vía social-liberal y la transformación real de los partidos
socialistas y socialdemócratas en agrupaciones liberal-progresistas y en
algunos casos solo liberales, que aceptan los objetivos económicos de la Troika
y del FMI, está dejando sin referentes políticos a amplias capas populares y de
la clase obrera. El avance de la extrema derecha está ocupando peligrosamente
su lugar. Pero ¿A qué se debe esto? En primer lugar al sistema, a las grandes
empresas y bancos que controlan los medios de comunicación y propaganda de
masas, a todos ellos, no lo olvidemos, le interesan “izquierdas amigas”,
sensatas y que asumen el capitalismo, aceptan la democracia liberal y de baja
calidad que sufrimos y le dan color al juego político. Para los grandes y
medianos medios de comunicación y publicidad –insisto, todos ellos- la
izquierda es el socio liberalismo –los partidos ex socialdemócratas y ex
socialistas- De hecho cuando se producen avances de las izquierdas reales, los
silencian y tan solo airean los triunfos y avances de la extrema derecha. Esto
es una clara demostración de que prefieren a la extrema derecha, apoyan a la
extrema derecha y temen más los avances de una izquierda real, posible
consecuentemente socialista, ecosocialista o comunista democrática, es decir
hablando con propiedad los nuevos socialdemócratas e izquierdistas posibles,
pero eso si consecuentes. Espero.
En segundo
lugar las personas carentes de información correcta, sufren además fuertes
campañas orientadas a desprestigiar la política y estas campañas acaban
beneficiando a las derechas y a la postre a los socialiberales, pues al final
la ausencia de voto crítico y popular, víctima de la crisis, beneficiará a las
fuerzas sistémicas, pues mata la ilusión por un cambio real. Además y por si
todo esto fuera poco se asusta al pueblo con despidos, paro y desahucios al
objeto de que se conforme con salarios y contratos basura, recortes y
congelaciones. Ellos, su corrupción y su rapiña o el hambre y la exclusión. A
veces actitudes sectarias y autoritarias, a pesar de pretendidos asamblearismos
y participación desde abajo, que en realidad solo una élite práctica, hacen el
resto y crean más dudas y problemas.
Es difícil
enfrentarse a todo esto. En Francia por ejemplo el sistema y el
liberal-capitalismo prefieren claramente a Marie Le Pen antes que a Jan Luc
Mélenchon.
Pero ese es
nuestro trabajo. En primer lugar lograr conectar con el grueso de las clases
populares y víctimas del mercado. Hablar su lenguaje y en su lengua. Tras eso
dejar claro y patente que hemos llegado, estamos en esto, para triunfar y
cambiar las degradantes políticas neoliberales. Hacer e implementar planes de
rescate ciudadano, proyectos de empleo, reparto, nacionalizaciones de sectores
estratégicos y políticas de profundo reparto social, pasando por la defensa de
lo público y la expansión de lo público.
Por lo que
acabo de decir, los grandes empresarios, los banqueros y los especuladores prefieren
a la extrema derecha antes que a los socialistas consecuentes, los ecologistas
por el reparto y la justicia y la democracia comunista. No están dispuestos a
que personas como Lafontaine, Mélenchon y sobre todo el modelo exitoso de
Alexis Txipras cambien la Europa de la crisis, la austeridad, la sumisión a los
EE.UU y las privatizaciones a la Europa de los pueblos, el trabajo y la
justicia.
Los ex
socialistas cuando llegan elecciones siempre prometen lo que nunca hacen, es
más desde los años setenta y ochenta del siglo XX, luego deshacen. Cuentan en
su haber con las luchas obreras europeas y las tradiciones socialdemócratas y
socialistas obreristas de principios del siglo XX, de los años veinte y treinta
del mismo siglo y de la conquista del estado del bienestar que los socialistas
y ecosocialistas asumimos –que fue una conquista, no renunciemos a los éxitos-
así como del recuerdo cultural de las décadas doradas del bienestar. Pero a eso
ya han renunciado totalmente, pues cuando gobiernan esos partidos, dilapidan el
capital acumulado por las socialdemocracias y los comunistas franceses e
italianos desde los años cincuenta a mediados de los setenta, incluso
principios de los ochenta en ciertos casos. Ese recuerdo, ese reflejo, se está
perdiendo, por la traición, la renuncia, la cobardía y el desclasamiento. La
Unión Europea neoliberal, privatizadora y sierva de los mercados y los EE.UU es
una construcción conjunta y a la par de los llamados socialdemócratas y los
conservadores, democristianos y liberales, que además en el Parlamento Europeo
en los temas fundamentales siempre votan juntos y se reparten la presidencia.
Por eso los
socio-liberales, los ex socialdemócratas y los socialistas de la tercera vía,
ya no son referente, sino tan solo mal menor incapaz de levantar pasiones y
ganas de cambio. Por eso las extremas derechas y los movimientos justicieros
del ni de derechas ni de izquierdas avanzan y si a eso le sumamos la apatía
política que la corrupción instalada en el sistema liberal provoca, ya está el
coctel servido.
Pero hay
cambio. Hay izquierda, hay socialistas, hay ilusión. Hay personas que no se
resignan. Pero para convencer hay que mostrar que se puede y empoderar al
pueblo, al objeto de que defienda la democracia y el reparto. Las derechas actúales
no son democráticas, es mentira. Al capitalismo del siglo XXI le sobra la
democracia. Por eso si las izquierdas reales y con voluntad de éxito triunfan,
ellos derechas y capitalistas, negarán el triunfo, presionarán, amenazarán y
negarán el carácter realista de políticas que no se basen en la austeridad, el
objetivo de déficit y los planes troika. Cualquier mínima reforma será
boicoteada. Por eso hay que lograr una Europa diferente, en un mundo cambiante
y por supuesto hacer profundos cambios en las alianzas internacionales.
Una base de
triunfo puede ser lograr importantes avances de las izquierdas plurales en el
Mediterráneo, con sólidas alianzas entre los estados ribereños del Mare
Nostrum. Hay programa y posibilidades, hay inteligencia y valentía. Pero, no
olvidemos que para empoderar a los pueblos hay que hacerlo desde ya y las
viejas formas de hacer y entender la política no sirven, al revés benefician a
otras y otros y generan desconfianzas cainitas.
Hemos de
vencerles, hemos de ganar. Los y las socialistas sabemos de sobra que para
transformar hay que gobernar y que es posible y que hay modelos de éxito. Es
posible hacer otras políticas y para esto, los que tan solo tienen vocación de
oposición, perdonad, pero no sirven.
Con las
cosas de comer no se juega. Hay millones y millones de personas pasándolo mal,
muy mal y sin esperanzas y nosotras estamos para luchar y darlo todo por esas
personas. Por eso vamos a obtener triunfos políticos y decir claramente que la
tercera vía ha sido un rotundo fracaso, pues destruyendo lo público y aceptando
un mercado sin reglas nos ha empobrecido. Que Zapatero fracasó, Hollande está
fracasando. Que la derecha solo es capaz de en base a nuestra pobreza y pérdida
de la sanidad y la educación pública hacer más ricos a los ricos y fracasar con
el pueblo. Son unos fracasados todos ellos, por eso hacen falta nuevas gentes
en las que se confíe.
*
Politólogo, activista social y político. De Alternativa Socialista.
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