| 03 Junio 2014 - 19:54 h.
Decir que nada ha pasado tras las elecciones europeas
y las aguas moverán a su cauce es terriblemente conservador. Incluso denota
miedo. Miedo al futuro y a la propia seguridad personal y comodidad ideológica
–no hablo de la material, esa hace tiempo que no existe- sobre cómo afrontar el
futuro. Y todo con el trasfondo de las pasadas elecciones europeas.
En primer lugar las elecciones han sido europeas. En
segundo lugar ha vencido la abstención y en tercer lugar todo denota que el
sistema político está en crisis, una profunda crisis de credibilidad y de
capacidad. Capacidad política y económica a nivel europeo.
Los partidos del sistema y el pacto europeo entre
liberales, conservadores y ex socialdemócratas carecen tanto de credibilidad
como de alternativas. Las fuerzas del sistema no tienen más propuesta que
salvar el mercado capitalista, ser competitivos en el mundo a base de rebajar
salarios y hurtar derechos sociales y democráticos y seguir. Seguir mandando.
Las nuevas recetas no pueden venir de la extrema
derecha. Pero cuando la izquierda abandona los barrios y los pueblos y se hace
un discurso temeroso y cuidadoso, confundiendo el rigor intelectual con la
ausencia de energía y discurso de los sentimientos, no sea que se meta la pata
o se diga alguna inconveniencia, la clase obrera harta y sin referentes y sus
hijos parados y sin futuro miran hacía quien les ofrece ilusión y esperanza.
Eso explica fenómenos como el francés y el español, de PODEMOS si bien ambos y afortunadamente
para el Reino de España, son antitéticos y opuestos.
La gente se queja de que cuando hablan los políticos
no les entiende y además no les hacen vibrar y esperar que todo pueda cambiar y
que ellos sean los protagonistas de ese cambio.
La Unión Europea aburre. Es un nido de lobistas y hay
mucha influencia de las multinacionales –más que de las personas comunes- sobre
ella. Los funcionarios y eurodiputados, los comisarios utilizan un lenguaje
alambicado y una jerga incomprensible. El resultado que llega a los barrios
europeos son las privatizaciones, recortes sociales, deslocalizaciones
industriales y constantes ataques a la agricultura autóctona. Lo peor es que la
ausencia de alternativas potentes y que hagan volver a soñar, provoca desafección
y desconfianza. La enorme abstención ha sido también una forma de protestar.
Hubiera sido mejor que se votara y se iniciará algo nuevo, sin lugar a dudas,
pero esa ha sido la realidad.
El panorama es que la socialdemocracia ha agotado sus
propuestas, ha asumido el capitalismo no como algo inevitable, sino bueno y es
incapaz de generar ilusión. Como mucho es un mal menor. Los conservadores y
liberales, son otra cosa, son el sostén del sistema puro y duro y partidarios
de la injusticia y la insolidaridad, por tanto ni pierdo el tiempo con ellos ni
os lo hago perder. De todas formas han ganado las elecciones puesto que las
clases acomodadas y las clases medias liberales si han acudido a votar, ellos
si saben lo que vale un voto. Pero ni unos ni otros, insisto, tienen
alternativas.
Las izquierdas europeas
En lo que según un amigo argentino, ellos denominan el
“campo popular”, las cosas mejoran pero lentamente y sin mucha capacidad de
movilización con las y los que sufren el paro, la exclusión y la violencia estructural
de esta violenta y maleducada sociedad de mercado y consumo, excepto en Grecia
y en menor medida en Portugal y Reino de España.
Las teorías clásicas ayudan, nos enseñan a analizar,
pero no a conectar con el pueblo. Mejor dicho a construir pueblo, tal y como
los marxistas italianos nos enseñaron. Hay además que decir también que ideas
fuerza en los años treinta y cuarenta del siglo pasado, ya no sirven en su
literalidad para estos tiempos. Sus prácticas políticas menos.
Por tanto hay que construir algo nuevo. Que recoja
saberes y experiencias, pero que sepa ver las demandas e incluso las modas. No
es solo el programa lo que les interesa a las personas. En el Reino de España
la gente desconfía tremendamente de los programas y no se los lee, porqué desde
la transición de política tras el franquismo, ningún programa de gobierno se ha
cumplido. Ninguno. Tan solo en algunos ayuntamientos.
Cuando las ideas no bastan, los lenguajes políticos se
tecnifican y el neoliberalismo ha ganado la batalla cultural, son seguramente
esas mismas herramientas, pero utilizadas en nuestro favor las que nos pueden
hacer cambiar. No se puede despreciar que estamos no en la sociedad de los
compañeros y compañeras, sino de los fans y eso es difícil de tragar pero es
así.
Tenemos las herramientas que tenemos y la radicalidad
no es ya el programa, sino la forma de lanzar el mensaje. Frases que todo el
mundo entienda. Propuestas que tengan que ver con la vida cotidiana y de lo
local a lo global. Las alternativas son sencillas:
-Defender lo público y los servicios públicos del
bienestar, incrementándolos y creando nuevo empleo de calidad con ellos.
- Como hay dinero, mucho dinero obtenerlo donde está
oculto y robado a la sociedad, es decir en Paraísos Fiscales, SICAV, el fraude
consentido y la delincuencia fiscal y financiera que los ricos practican
habitualmente.
- Plantarle cara a la deuda, que es impagable y solo
sirve como elemento de desposesión de las clases populares. Es decir de atraco
y dominio. Hace falta un gobierno con valores y valor. Es imprescindible exigir
y provocar al menos una quita muy importante y auditar la deuda.
-Defender el medio ambiente y el territorio. Para
concienciar a amplias capas populares y obreras sobre las ventajas de un
proyecto ecológico, hay que explicar y hacer pedagogía sobre lo concreto, por
ejemplo que la implantación masiva de las energías renovables, puede crear
cientos de miles de puestos de trabajo, al tiempo que abaratar sensiblemente el
recibo de la luz. Hacer planes serios y eficientes de transporte público barato
y potentes vías de circulación peatonal y en bicicleta protegidas y debidamente
señalizadas en detrimento del vehículo privado. Así como la agricultura
ecológica, no solo como fuente de alimentación sana, sino de desarrollo
económico. Fabricación de nuevos materiales de construcción, reciclaje y
transporte. Nuevos modelos de distribución alimentaria favoreciendo los
mercados de proximidad y la soberanía alimentaria y con ello el abaratamiento
de costes de transporte y por tanto de precio o simplemente mejora de la
calidad del producto consumido.
-Banca Pública. Comenzar por hacer públicos y
democráticamente controlados los bancos y cajas rescatados con dinero público.
-Acabar con las leyes hipotecarias y de vivienda. El
poder fascista de grandes empresas de telecomunicación, eléctricas y bancarias
debe ser no solo rebajado, sino controlado y los servicios de interés general
deben contar con el sector público para su producción y distribución.
-Proteger los derechos ciudadanos y garantizar una
renta solidaria y digna a las personas sin empleo de forma indefinida. Ir
implementando la renta básica.
En el plano estatal y no solo europeo, pues en
cualquier elección y de forma lógica se aluden igualmente a problemas del
conjunto del reino y pensando ya en las próximas elecciones municipales, hay
que hacer planteamientos políticos básicos y muy consensuados socialmente.
-Acabar con la corrupción del régimen del 78 del siglo
pasado. La corrupción, no solo es una lacra, es la seña de identidad de un
régimen monárquico que con una ley electoral impresentable pretende mantener el
poder de las élites, no solo políticas, sino también económicas. No habrá
regeneración política en este estado, sino se pone pie en pared a una poderosa
oligarquía económica que maneja los hilos de la información y la política.
Hay más, muchas más, pero cuando la socialdemocracia
se ha hundido es la hora de rescatar programas socialdemócratas, aunque con
otras formas y nuevos contenidos como el ecosocialismo y el
republicanismo social. Aunque lo más importante es que generen la
esperanza de que esta sociedad injusta y este régimen corrupto se puede
cambiar.
Posibles modelos a aplicar
Pero a la hora de proponer, también hay que analizar
modelos de éxito. Es muy importante saber que se puede. No iré a los injusta y
de forma racista denostados modelos latinoamericanos, sino europeos. Claro al
hablar de Europa o bien nos referimos al modelo de bienestar que aún en crisis
pueden servir como ejemplo práctico, o también a modelos de éxito electoral y
de esperanza, como mínimo.
SYRIZA es pues el caso de libro. De sobra conocemos su
gestación y su amplia composición y su programa, cuanto menos las personas
informadas. Una amplia coalición donde hay desde antiguos maoístas,
trotskistas, eurocomunistas y socialistas y socialdemócratas, pero que ha
conectado con sectores populares, economía social, pequeños empresarios y
autónomos así como con las víctimas de la crisis y tiene programa y líder.
SYRIZA tiene un líder para ser primer ministro creíble. SYRIZA tiene una cara
que genera ilusión y una persona en la que el pueblo griego de izquierdas y
progresista se identifica. Pero SYRIZA tiene una gestación no menor a los diez
años. Es decir que SYRIZA ya se ha asentado y esto también da confianza. Hay
quienes ven su programa desde las izquierdas, moderado, pero hoy en Europa los
únicos que aterrorizan los mercados son los griegos de SYRIZA. Lo cual nos debe
conducir a imitarlos en todo, pero sobre todo en su voluntad de victoria.
Estas elecciones europeas en las que he participado
como candidato de la Izquierda Plural y representado a Alternativa Socialista
he sostenido un discurso alto y claro, no depurado, pero si vibrante al objeto
de transmitir la voluntad de vencer y de gobernar. Tsipras está convencido de
que va a gobernar y para derribar al bipartidismo hay que vencer en unas
elecciones democráticas o no hay nada que hacer.
Además SYRIZA ha elaborado un programa de gobierno y
para gobernar Grecia, pero sin embargo, tiene muy presente a Europa de la UE,
pues saben que su acción de gobierno sin una estrategia europea, es imposible
de realizar, al tener el dogal de la deuda apretándole el cuello y ser este su
principal problema. Es curioso que Alemania ha sido la principal instigadora de
la deuda griega y ahora es su carcelero. En el Reino de España la cosa no es
muy diferente.
La consideración final es que hace falta una izquierda
amable y asumible. Asumible no quiere decir blanda o claudicante. Al contrario
quiere decir consecuente, pero participativa y que sea consciente de que el
problema no se soluciona mediante un programa maravilloso a presentar a
las elecciones, sino en cómo se acompaña al pueblo en su sufrimiento y
como se conecta con las necesidades reales de la gente. Las personas no quieren
que se les robe, ni toleran la corrupción, quieren ser felices, tener seguridad
en el buen sentido de la palabra, seguridad social, seguridad de que sus hijos
van a poder estudiar, seguridad de tener una vejez tranquila y con pensiones
dignas, seguridad de que sus hijos van a encontrar empleo, seguridad
alimentaria y de garantía de alimentación. Pan, techo, trabajo, las Marchas de
la Dignidad lo han entendido perfectamente. Las personas quieren felicidad en
lo cotidiano y lo sencillo y libertad, en lo personal y colectivo.
Tsipras habla de la felicidad de las personas.
Tenemos ya algo avanzado y es que lo que los partidos
políticos solos, tanto nuevos o novísimos de izquierdas, como los más clásicos
no han podido o sabido hacer, ya existe y son las Marchas de la Dignidad. En
las Marchas todo el mundo está y todas y todos debatimos, discutimos, acordamos
e impulsamos. Somos el nuevo espacio socio-político más convergente, porqué
nuestro programa son las personas y su sufrimiento y cómo enfrentarnos a las
causas del sufrimiento al objeto de buscar el pan y la felicidad. Es pues la
deuda y el atraco a lo público y los servicios el objetivo a batir, ¿porque se
piden votos? No, porque la injusticia y la insolidaridad, la desigualdad es lo
que hace a las personas infelices.
Conclusiones urgentes
Creo que hay que construir nuestra SYRIZA.
El sistema en el Reino de España, comienza a temer, a
temer mucho a una energía que las gentes vuelven a recuperar. Tanto que el
viejo y nada edificante Borbón ha debido abdicar para frenar el auge de las
izquierdas transformadoras y defender el régimen oligárquico que ha generado
finalmente la transición. Las familias ricas y poderosas del franquismo, siguen
rigiendo el estado ahora vasallo de los EE.UU y de Alemania. Por eso y ante
tanta inseguridad hace meses, tal vez algún año, viene fraguándose una
operación de volver a apuntalar el régimen en crisis y decadencia. Pero es que
la Unión Europea también ha entrado en una profunda crisis y por tanto urgía
tomar medidas y poner alguien serio, más joven y militar con las enseñanzas
bélicas más actualizadas a controlar la autoritaria e inconstitucional en
muchas de sus prácticas monarquía español. El nuevo rey militar es pues el
triunfo de un golpe de salón oligárquico, que el régimen necesita para
perpetuarse.
Los partidos políticos en este tema muy claro y
sencillo, se deberán definir. Están con el pueblo y la democracia o con la
oligarquía y su vasallaje extranjero, económico y militar. Esa será la línea
fronteriza.
Ahora llegan las elecciones municipales y el
precedente de Abril de 1931 aterroriza a los poderosos y a las cúpulas
políticas sistémicas. Rubalcaba y Susana Díaz apoyando al rey y al régimen han
demostrado que esto no es cuestión de edades, es cuestión de estar o no con la
democracia y con la democracia económica a con la oligarquía tradicional y su
principal herramienta de dominio, la monarquía.
Por todo eso, ahora las elecciones municipales y si
hacemos lo mismo que en las elecciones europeas perderemos la posibilidad de
vencer. Nosotros y nosotras no estamos aquí solo para asustar, estamos para
ganar y gobernar, como pueblo y con el pueblo, para el pueblo.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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