La reforma fiscal llevada a cabo por Rajoy nos anuncia
que entre 2015 y 2016, 2015 es año electoral, generales, autonómicas y
municipales, el IRPF bajará una media del 12,5% y un 23% para quienes ganen
menos de 24.000 euros. La cosa vista así es bastante esperanzadora para la
clase trabajadora, la clase media ya no existe, Rajoy se la ha cargado, pero
mucho más lo es para los que poseen grandes fortunas y para las rentas altas
que van a ser los grandes “agraciados” por esta medida, esto último no es que
lo diga yo como una crítica gratuita, no, esto lo han asegurado los técnicos de
Hacienda que de esto saben mucho.
Parodiando el contenido de aquel luctuoso
parte que puso fin a la trágica Guerra Civil Española, se puede decir aquello
de: “Jodido y apaleado el pueblo español, el Gobierno ha aprobado nuevos
impuestos. Esto aún no ha terminado”
En cualquier caso está claro que aquí hay gato
encerrado y por tanto el grado de credibilidad que esto pueda tener en cuanto a
la duración de esta rebaja es bastante bajo porque ¿quién cree a un Mariano
Rajoy, que prometió que bajaría los impuestos si llegaba a la presidencia del
Gobierno e hizo todo lo contrario subiendo, nada más y nada menos, que 51
impuestos diferentes? ¿Quién puede creer a un Mariano Rajoy, que ha puesto en
vigor un impuesto “sobre la suerte”? Este impuesto no es de reciente creación,
ha estado durante mucho tiempo durmiendo el sueño de los justos hasta que ese
ministro recaudador conocido como Cristóbal Montoro decidió que había que
ponerlo a “trabajar” y a partir del uno de enero de 2013 todos aquellos
españoles tocados por la suerte al haber sido afortunados por obtener un premio
superior a 2.500 euros en todos los juegos de azar que promueve el Estado, la
lotería, las apuestas (las quinielas, el Euromillón, la Lotería
Primitiva, el Bonoloto, la ONCE o la Cruz Roja (sorteo del oro). Estos premios
no tributaban por el importe ganado, sino que tan solo debía pasar por caja y
pagar impuestos por los beneficios que le reportaba este dinero a lo largo del
tiempo, pero a partir de ese 1 de enero de 2013 la cosa cambió de forma total.
Los españoles asistíamos ese día al nacimiento del “Impuesto sobre la Suerte” y
a partir de ese momento “histórico” los españoles y en concreto aquellos a los
que por una vez en su vida les había sonreído la suerte, se ven obligados a
“repartirse” con Hacienda el premio obtenido llevándose el erario público una
quinta parte, el 20%, del total del premio salvo la parte exenta de este
impuesto que se ha fijado en 2.500 euros. Se podría decir que este Gobierno
puesto a recortar ha recortado hasta la suerte de los españoles, no sé si la
expresión más exacta es la de que les ha robado, hurtado es un término más
suave, hasta la suerte a los españoles. Otro nuevo tributo, el “Tributo sobre
el despido”, ha sido el aprobado por el Gobierno. Las indemnizaciones por despido
superiores a 2.000 euros tributarán a Hacienda. Parodiando el contenido de
aquel luctuoso parte que puso fin a la trágica Guerra Civil Española, se puede
decir aquello de: “Jodido y apaleado el pueblo español, el Gobierno ha aprobado
nuevos impuestos. Esto aún no ha
terminado”.
Por muy buena voluntad que uno le ponga a la hora de
“reconocer” esta rebaja fiscal de Rajoy, lo cierto y verdad es que cuesta
trabajo hacerlo. Resulta muy difícil, harto complicado e imposible, creer a un
Gobierno que ha basado su llegada al poder con mentiras e incumplimientos sobre
todo lo que en su día nos ofertó a los españoles en su programa electoral. Todo
esto nos lleva a pensar, porque en muchos casos, muchísimos, la historia suele
repetirse, cuánto tiempo durará esta “regalo” que nos ha hecho Rajoy a los
españoles y pensamos si en el caso de que, Dios no lo quiera, vuelve a ganar en
las próximas elecciones generales esta “benevolente” rebaja puede ser como una
flor de cactus, es decir: Si sería flor de un día. Es muy probable que esto
pueda suceder. Está claro, esto va a ser un “prometer hasta el meter”, si el
Partido Popular vuelve a alcanzar el Gobierno en los siguientes comicios habrá
subida de impuestos y desde luego, visto lo visto se puede asegurar, sin temor
a errar, que no será moderada o testimonial, será dura y elevada.
Cuando usted, querido lector, haya leído lo
anteriormente dicho, se preguntará qué es lo que tiene que ver el título de
este comentario “Más dura será la subida” con lo expresado en el mismo, en dicho
supuesto y para aclarar sus dudas, le participo que me he inspirado en el
título de esa película de 1956 interpretada por Humprey Bogart, titulada “Más
dura será la caída”. Seguro que entiende lo que quiero decir y me atrevo a
vaticinar
Fuente: www.nuevatribuna.es
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