Esta es una historia que cobra relevancia para mí porque he estado
unas horas con ellos, porque he visto a los niños, porque he acariciado a ese
bebé de 20 días. Porque esta historia tiene rostros. Yolanda y Jorge, sus dos
niños de 9 y 3 años. El bebé de 20 días.
Vivienda |
por Diana Cordero | 26-06-2014 |
Cientos de
desahucios diarios. Cientos de historias de familias destrozadas, ultrajadas,
agotadas. Cientos de familias que no saben adónde pasarán la siguiente noche,
donde sus hijos, donde sus padres ancianos. Donde la comida caliente y el
cobijo hogareño. Donde los juguetes de los niños, o los libros, o la ropa
amorosamente guardada.
Esta es una
historia más entre esas cientos de historias. Esta es una historia que cobra
relevancia para mí porque he estado unas horas con ellos, porque he visto a los
niños, porque he acariciado a ese bebé de 20 días. Porque esta historia tiene
rostros. Tiene miedos, tiene angustia, tiene desesperación fácilmente
perceptible al hablar con cada uno de ellos. Y también cansancio, mucho
cansancio, mucha necesidad de estar tranquilos, de enfrentar una noche y otra y
otra con serenidad.
Yolanda y
Jorge, sus dos niños de 9 y 3 años. El bebé de 20 días.
Hola Jorge,
¿cómo está? (le saludo)
Y me
responde lo obvio: "Ay...señora ¿Cómo puedo estar si me quieren desahuciar
el viernes con mi señora y mis tres niñitos?"
Y en esa
frase se condensa todo, o al menos, me dice casi todo.
La
historia
Jorge y
Yolanda quedaron en el paro. Sin ingresos. Hasta ese momento vivían de alquiler
a un particular, hasta que ya no pudieron pagarlo y decidieron irse. Los cuatro
en la calle...había que buscar alguna salida...
La
desesperación se impuso y en agosto del año pasado ingresaron a esta vivienda
en la que se encuentran hoy, una vivienda que ya se encontraba vacía, una
vivienda que el kutxabank ya le había arrebatado hacía mucho tiempo a una
familia que no había podido pagar su hipoteca.
El primer
desahucio fue fijado para el 11 de abril y fue frenado por la presión de la
gente de Usera y otros barrios. Luego de esa acción sucedieron algúnas hechos
bastante inexplicables. La trabajadora social y la educadora de los niños
emitieron informes favorables para que el banco accediera a darles en alquiler
social una vivienda. En un principio Kutxabank había accedido, con lo cual se
pensó que se estaba ante el comienzo de una solución para la familia, pero
sorpresivamente (y sin dar la menor explicación) el banco se echó atrás y se
dictó el siguiente lanzamiento para el 21 de mayo. Yolanda se encontraba en ese
momento casi en el 9º mes de embarazo con dificultades. Informes médicos de
urgencias del hospital, alertaron de que se estaba ante un parto problemático y
de alto riesgo. En vista de ello, ante la presión del Stop desahucios y el
parto inminente de Yolanda, la comisión judicial desestimó realizar el
lanzamiento ese día.
El banco
informó que esperaría a que Yolanda diera a luz para proceder al tercer intento
de lanzamiento (para ellos sería el definitivo) que se fijó para este viernes
27 de junio. Y así hemos llegado hasta este momento.
Han sido
infructuosos los contactos que las abogadas, los propios afectados y hasta una
comisión de Stop desahucios de Usera han intentado con el banco. La posición es
no negociar, no dialogar y se mantienen inflexibles.
La
desesperación
No es
difícil imaginar al día de hoy la situación en que se encuentran cada uno de
los miembros de la familia. Jorge con la responsabilidad compartida de
brindarle un hogar a su familia, Yolanda muy abatida psicológicamente, con un
alto grado de angustia, muy deprimida, en plena etapa de post parto y
lactancia. A esto debemos sumarle que ha tenido un embarazo muy traumático
marcado por dos intentos de desahucios, las amenazas, los sobresaltos, la
presencia policial, la incertidumbre de donde nacería su bebé (y en qué
condiciones de salud).
Y sus
niños, que ya evidencian la carga emocional familiar de ese tremendo momento.
Se los nota muy afectados, lo que aumenta la preocupación de Yolanda.
Los
apoyos fundamentales
El grupo de
vivienda de Usera se mantiene firme junto a la familia compartiendo estos
momentos -como hacen con todas las familias afectadas-, de manera amorosa y
solidaria. Esto solo hace más evidente la brutal inacción por parte del Estado
y la omisión en la protección de esta familia al no ofrecer políticas sociales
acordes con la vulnerabilidad de los grupos afectados.
Hablando
con L. una de las integrantes del grupo acerca de cómo afectan estas
situaciones la salud emocional de las familias en su totalidad y con qué
recursos contaban para afrontar este problema, nos cuenta que se apoyan mucho
en una organización que colabora en forma voluntaria, llamada Psicólogos Sin
Fronteras. Éstos y estas profesionales atienden en forma gratuita y en los
domicilios a las personas que se encuentran en situación de riesgo de desahucio
o que lo han atravesado. Cada familia tiene un psicólogo o psicóloga que la
atiende y que se ocupa de llevar los casos de niñas y niños, en forma
coordinada con el centro educativo. L. me dice “es tan maravilloso lo que
hacen, son tan grandes, que una no tiene como agradecer lo suficiente su tarea.
Lo hacen con calidad profesional y con mucha entrega”.
Los
responsables
Es que no
podemos ni debemos desvincular la salud de las personas del problema, acuciante
y grave, de la falta de acceso a la vivienda. De un desastre provocado por las
mafias bancarias. Y hablamos siempre del despojo de viviendas para aquellas
personas o familias que las necesitan, ya que hay millones de viviendas vacías
en el Estado español.
La sensación
de vulnerabilidad que padecen amplios sectores de la población es apabullante.
Pero a no engañarnos, son los responsables, los grandes responsables que
gobiernan el Estado español y sus cómplices de los grandes grupos económicos,
los que están llevando a cabo este lento y planificado exterminio: Salud,
educación, empleo, vivienda.
Todo lo
degluten, todo lo privatizan, todo lo venden a precio de “amigos” a las mega
empresas.
Y esperamos
que sean esos responsables, los que en algún momento paguen por los estragos
que vienen perpetrando en las vidas de la gente. Por esta gente desesperada,
por estos niños y niñas que crecen con miedo e incertidumbre, y hasta por
aquellas personas que ante la imposibilidad de afrontar estas situaciones
deciden terminar con sus vidas (no son suicidios, son asesinatos). Hace horas
nos hemos enterado que Mario, de 50 años, miembro de la Plataforma de Afectados
por las Hipotecas de Torrelavega y pendiente de un proceso de ejecución
hipotecaria por parte de Liberbank, ha sido empujado por la banca criminal a
acabar con su vida.
Reiteramos:
Jorge y su familia se encuentran en una situación extremadamente delicada y se
encuentran emocionalmente impactados por todo lo sufrido y el futuro incierto
que se avecina. El estado y sus instituciones tienen la obligación de
preservarles, de que Servicios Sociales tome decisiones urgentes para esta
familia, para evitar males mayores.
Son cientos
de desahucios los que se llevan a cabo diariamente. Este es uno más para las estadísticas,
pero para muchos y muchas este no es “uno más”, es el intento de un banco
criminal que quiere dejar sin hogar a Jorge, Yolanda, sus hijos de 3 y 9 años y
su bebito recién nacido que aún no tiene un mes de vida.
Convocatoria.
Ahí estaremos. Acompáñanos
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