La utopía ha sido
desahuciada de su Corrala por el corralito bancario que es el que manda con la
protección del corralito político y el amparo del corralito judicial.
Javier Gallego
18/04/2014 - 11:16h
18/04/2014 - 11:16h
En Sevilla este año se adelantó
la Semana Santa una semana y la empezó la presidenta andaluza, que vio la
ocasión perfecta de aprovechar el desahucio de la Corrala Utopía para coronarse
reina madre bajo palio, para darle un beso de Judas a sus socios de gobierno y
entregar a los inocentes a una masa arengada por el Sanedrín mediático que no
ha dejado pasar la oportunidad de crucificar a IU. Por medio apareció Zoido
Pilatos, alcalde sevillano, 'popular' para más señas, que se lavó las manos y
dejó en la calle a sus vecinos desahuciados aunque tiene 500 pisos vacíos en
los que los podría alojar. Y a última hora, socialistas y comunistas firmaron
una resurrección de su pacto que no convence ni a los que la firmaron. Todo apunta
a que esta ha sido la última cena entre ambos.
La derecha aplaude a rabiar con
el espectáculo patético de ver a sus enemigos enfrentados y a los socialistas
enfrentando a los pobres entre sí. Susana Díaz tuvo su Domingo de Ramos entre
los suyos y los demás, desde IU a los corraleros pasando por los miles que se
pudren en las listas a la espera de un piso, han terminado haciendo de
costaleros que cargan con todo el peso de la situación. Y la situación es que
solo ocho familias de la Corrala han sido realojadas, que algunas que lo fueron
han sido expulsadas y que miles de personas excluidas siguen durmiendo en las
listas de espera. La presidenta puede estar contenta porque con su pataleta no
ha dado cobijo a una sola pero sí ha conseguido echar a la calle a varias
familias. Ole, ole y ole.
Emilio Botín le va a poner un
altar por dar ejemplo de quién manda en este país. No hace tanto el presidente
del Santander le besaba las manos y le hacía reverencias como si estuviera
frente a la Virgen de las Finanzas. Así que el lío morrocotudo que le montó
Susana Díaz a Izquierda Unida no tenía otro fin que ponerles firmes como velas
de procesión y dejar claro quién manda en Andalucía, o sea, ella y sus amigos
del IBEX 35, a los que invitó hace poco para rendirles pleitesía. Y de paso,
sirvió para hacer saber que quien levante la voz no obtiene casa de protección
social. Tampoco los que están callados, por cierto. Tiene maneras de lideresa
del PP la señora Díaz.
No ha vuelto a acordarse la
generala socialista de los 12.000 hijos de San Lista de Espera en riesgo de
exclusión que tanto decía que le preocupaban la semana pasada. A la vista está
que lo decía de boquilla, que sus lágrimas son de cartón piedra como las de
esas vírgenes de las que ella es tan devota. Lágrimas y dientes de cocodrilo
tiene la jefa. Y Zoido le canta saetas desde el balcón de una vivienda vacía.
Son tal para cual pero no son gobernantes para su pueblo, solo para sí mismos y
para sus capillitas y correligionarios.
Si de algo ha servido todo este
calvario ha sido para dejar claro que todo sigue igual que estaba y todos
siguen siendo lo que eran. El PSOE es el mismo partido del régimen que predica
un cambio hacia la izquierda al que sus actos desmienten. El PP sigue echando a
patadas a los desahuciados y protegiendo a la banca. IU ha hecho un pacto con
el diablo por el que puede perder el alma. Y a los pobres no los ampara ni el
Tribunal Constitucional, que ha dado la razón al Gobierno en su recurso contra
los artículos de la ley andaluza de vivienda que obligarían a la banca a dejar
sus pisos vacíos en alquiler social y a congelar los desahucios.
Así que los bancos que siguen
echando a gente y tienen 700.000 pisos vacíos en Andalucía pueden irse
tranquilos de procesión, que no tendrán que dar cobijo a ninguna de los 110.000
andaluces que están en lista de espera. En este país es una utopía que los
bancos asuman ni un solo euro del coste de la crucifixión general que han
provocado. Y a los pobres se les condena a vivir en Utopía, el no lugar. O más
concretamente, en la puta calle.
Después de tanta procesión, nos
la siguen clavando. Nada cambia, no hay resurrección. La utopía ha sido
desahuciada de su Corrala por el corralito bancario que es el que manda con la
protección del corralito político y el amparo del corralito judicial. Como dice
Julito Iglesias, la vida sigue igual. Igual de mal, vaya.
Fuente: www.eldiario.es
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