Los
contrarios a la asignatura estiman que es una vuelta al pasado franquista
·
Recorte
de la laicidad
·
Los
obispos apoyan que sea evaluable y dicen que se premiará el esfuerzo y no la fe
FERRAN COSCULLUELA / GIRONA
Jueves, 26 de febrero del 2015
ARCHIVO / AFP |
Alumnos de primaria de una escuela de Burgos, en un aula con
crucifijo.
Más que sorpresa, el nuevo currículo de Religión ha
provocado indignación y un rosario de críticas. El texto ha sido
tachado de «adoctrinador, catequizante y franquista» por asociaciones de
padres, pedagogos y sindicatos. Una vuelta al pasado que ya era esperada tras
las constantes polémicas que han acompañado al ministro José Ignacio Wert.
Unas descalificaciones que, como era de esperar, no son compartidas por los
responsables de la Conferencia Episcopal Española ni por su homóloga en
Catalunya (la Conferència Episcopal Tarraconense), que consideran que el nuevo
currículo está mejor estructurado que el anterior y se adapta más a las necesidades
de los alumnos.
Pere Farriol, portavoz de la Federació d'Associacions de
Mares i Pares (Fapaes), explicó que su oposición al nuevo texto y a la
propia asignatura es una cuestión «de principios», porque no entienden que haya
una asignatura de Religión en la escuela pública. «Ni siquiera queremos
entrar a debatir el contenido de la asignatura porque hacerlo ya sería entrar
en su juego. Esta asignatura no debería existir, y tampoco la materia
alternativa que se puede elegir en su lugar. Es un agravio para las personas
que tienen otras creencias. Quien quiera ese tipo de educación que vaya a un
colegio religioso», emplazó.
LA LÍNEA DE ROUCO VARELA
En términos parecidos se pronunció Àlex Castillo, presidente
de la asociación de padres Fapac, que calificó de «retorno al pasado más
negro» el hecho de que se vuelva a rezar en las aulas. «No me sorprende, está
en la línea de esa gente y del imaginario de la extrema derecha, en la más pura
línea de Rouco Varela. Es una involución ideológica de retorno a la escuela
franquista. Es más catecismo y doctrina, totalmente diferente a lo que se hace
ahora en Religión», criticó.
Ismael Palacín, director de la Fundació Bofill,
dedicada a la lucha contra la desigualdad y el fomento de la educación, dijo
que era «una lástima» que el debate educativo se tenga que centrar en polémicas
como esta y no en las cosas que son realmente importantes para promover una
educación de calidad. «No queremos entrar a estudiar el contenido de ese tipo
de currículos que, además, hacen un flaco favor a la religión», zanjó.
Desde los sindicatos catalanes, la visión es semejante.
Montse Ros, secretaria de Educación de CCOO, afirmó que los obispos y el
Gobierno se habían podido ahorrar su publicación en el BOE. «No les
hacía falta, el Concordato con la Santa Sede ya les permite determinar el
currículo de Religión, pero han querido hacer una especie de reafirmación del
catolicismo español», declaró. A su juicio, el texto choca de frente con
muchas de las cosas que se estudian en ciencias, ética o filosofía, y no se
ajusta a los valores para la convivencia democrática que se deben cultivar en
las escuelas.
Su compañera Anna Elvira Sánchez, del sindicato USTEC,
censuró los principios en los que se basa el texto, como que considere que la
enseñanza de la religión católica es básica para conseguir «el desarrollo pleno
e integral del alumno» o que se diga que las personas solo puedan «descubrir el
sentido de la vida» a través del conocimiento de Dios. «Están adoctrinando y no
educando. Lo que hacen es valorar la fe de los alumnos», criticó.
Por el contrario, los representantes de la Conferència
Episcopal Tarraconense (CET) defendieron la bondad del texto y recordaron
que se trata de una asignatura optativa, que puede ser sustituida por una
materia alternativa. Un recordatorio al que se sumó ayer la Conselleria
d'Ensenyament, que aseguró que ha intentado que estas materias alternativas
sean «muy atractivas».
LA EVALUACIÓN
Mosén Norbert Miracle, vicesecretario de la CET y delegado
de Ensenyament del arzobispado de Tarragona, aseguró que la asignatura «no
evalúa la fe del niño, sino si se ha esforzado en aprender. Y nosotros creemos
que es justo que la asignatura se evalúe, porque si no fuera así se daría a
entender que no tiene categoría», defendió.
Pere Micaló, delegado episcopal de Ensenyament en Girona y
director del secretariado interdiocesano para la enseñanza de la religión en
Catalunya, rechazó que el currículo sea «catequizante» y, respecto a que los
niños tengan que rezar en clase, afirmó que la memorización de oraciones en el
aula no significa que estén rezando. «Memorizar la tabla de multiplicar
no es hacer matemáticas», argumentó. No obstante, aseguró que es posible que
muchos profesores no lleven a cabo esta actividad para evitar polémicas.
Respecto a la posibilidad de que se permita a los obispos
catalanes adaptar el currículo en Catalunya, como anunció la Conferencia
Episcopal, Micaló matizó que estos cambios se refieren más a la contextualización
de la enseñanza (hablar de la virgen de Montserrat en lugar de la del Pilar) y
a la traducción al catalán, que a modificaciones sustanciales del contenido.
Fuente: http://www.elperiodico.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario