nuevatribuna.es |Fernando
Ontañón | 27 Febrero 2015 - 18:08 h.
La tarea de estos “expertos” parece ser la de maquillar las
zonas más feas y magulladas de la realidad. Lo importante para ellos son las
estadísticas, los números globales, y de ahí, por ejemplo, que a algunos se les
haya ocurrido (en concreto a los del FMI) que la solución al paro juvenil sea
la de bajar el salario mínimo
Al principio fueron “los mercados” y “los inversores”.
Nuestra suerte estaba echada. Nuestras vidas, de repente, ya no dependían de
nosotros mismos. Acabábamos de descubrir que todo lo que habíamos conseguido,
creíamos, con nuestro trabajo, pero también con el esfuerzo y el sacrificio de
tanta gente que desde los estertores de la dictadura había luchado por nuestros
derechos para construir una sociedad justa y libre, en realidad, no nos
pertenecía. Se lo debíamos a ellos, a esos entes de la economía financiera de
los que hasta entonces apenas habíamos oído hablar y que ahora eran los dueños
de nuestras vidas. Resulta que todo eran concesiones, caprichos que ya no nos
podíamos permitir, que estaban muy por encima de nuestras posibilidades: que
todo el mundo ganase un sueldo digno por su trabajo, un sistema educativo
basado en la igualdad de oportunidades, un sistema de salud público y
universal, una justicia ciega, al servicio de todos los ciudadanos… ¡pero qué
nos habíamos creído! “Los inversores” no estaban contentos, pedían sacrificios,
y para satisfacerles, el gobierno debía desbaratar todo lo logrado hasta el
momento. Los derechos están muy bien, nos dijeron, pero alguien tiene que
pagarlos. Todo es mercancía, todo se compra y se vende, la realidad como una
dimensión más de la economía.
Ahora que el deterioro de nuestras vidas es patente, que los
derechos de los trabajadores han sufrido un retroceso de décadas, que la
justicia hay que pagarla, que la sanidad pública, tras años de recortes y
privatizaciones, se ha precarizado y ha dejado de ser universal, que la Iglesia
Católica vuelve a hacerse fuerte en las escuelas públicas (a partir del próximo
curso, los alumnos de Primaria volverán a rezar en clase de Religión) y que,
como acabamos de saber, el sistema universitario español es insostenible… Ahora
que todo parece irse definitivamente a la mierda, digo, llega el turno de “los
expertos”.
La tarea de estos “expertos” parece ser la de maquillar las
zonas más feas y magulladas de la realidad. Lo importante para ellos son las estadísticas,
los números globales, y de ahí, por ejemplo, que a algunos se les haya ocurrido
(en concreto a los del FMI) que la solución al paro juvenil sea la de bajar el
salario mínimo. ¡Pero cómo no lo habíamos pensado antes! Si la gente estuviera
dispuesta a trabajar gratis, no habría tanto paro, ¡y problema solucionado!
Fuente: www.nuevatribuna.es
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