· El auge de las movilizaciones
obreras avanza al tiempo que el régimen franquista incrementa una represión
social que encuentra un punto álgido en la declaración del Estado de Excepción
en 1969.
·
A las detenciones y torturas
siguen causas que dejan un reguero de víctimas, como el conocido como 'Proceso
1001' o las deportaciones a representantes sindicales.
20/02/2015 - 21:55h
El franquismo declara el Estado de Excepción en todo el
territorio nacional. Año 1969. El declive de la dictadura enlaza con el auge de
las movilizaciones obreras. Una nueva España reclama cuentas políticas,
económicas y sociales a un viejo régimen que no se amedrenta. Todo lo
contrario. La represión se recrudece. Las detenciones están a la orden del día
y el Tribunal de Orden Público (TOP) afianza esos arrestos con una veloz
carrera de procesamientos. La lucha por la democracia no es incruenta y deja un
reguero de víctimas en el camino. Entre ellos, los deportados. O los
dirigentes de Comisiones Obreras (CCOO) que sufrieron el conocido como 'Proceso
1001'.
Domicilio forzoso, exilio, confinamiento: "…teniendo en
cuenta las circunstancias que en Vd. concurren, he acordado fijar su residencia
por plazo indefinido, a partir de la fecha en que se notifique esta resolución
y hasta nuevo acuerdo, en la ciudad de…". Recibir esta carta, con una
literatura calcada o similar, era sinónimo de destierro. El Gobierno Civil o la
Dirección General de Seguridad de turno emitían notificaciones que resultaban inflexibles.
Los activistas de la época debían, además, personarse de manera periódica en
dependencias de Policía Nacional o Guardia Civil.
(En la imagen: Manifestación en Ginegra (Suiza) contra el
Estado de Excepción decretado en España. Diego González, Centro de
Documentación y Migraciones, Fundación 1º de Mayo).
¿Qué fue el Proceso 1001? Un histórico procesamiento contra
diez sindicalistas de CCOO. Habían sido detenidos por la policía franquista en
junio del 72 cuando trataban de celebrar una reunión clandestina en un convento
de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Fueron acusados de formar la cúpula dirigente
del sindicato, "una organización ilegal". El juicio arrancó en el TOP
el 20 de noviembre de 1973, el mismo día que ETA asesinó a Carrero Blanco,
presidente del Gobierno. Eduardo Saborido, Marcelino Camacho, Nicolás
Sartorius, Francisco García Salve, Fernando Soto, Juan Muñiz Zapico, Francisco
Acosta, Miguel Ángel Zamora, Pedro Santisteban y Luis Fernández, los '10 de
Carabanchel', eran condenados a penas que sumaban 162 años de cárcel "por
defender los derechos y libertades en este país". Pretendían, según consta
en el Archivo Histórico de CCOO y en la Fundación de Estudios Sindicales,
aplicar un "escarmiento ejemplar" que amedrentase "al movimiento
obrero y al antifranquismo en general". Sin embargo, la solidaridad
internacional con los encausados creció y quienes eran tratados por el
franquismo como delincuentes "de mala conducta social" se
convirtieron en un símbolo de la lucha por las libertades. El Proceso 1001 se
volvía en contra de la dictadura.
(En la imagen: Manifestación en Bruselas (Bélgica) por las
libertades públicas y contra el Estado de Excepción en España. Colección General,
Centro de Documentación y Migraciones, Fundación 1º de Mayo).
Eduardo Saborido (Sevilla, 1940): "Todo estaba
prohibido. No había posibilidad de hacer protestas o huelgas. Y el TOP era
terrible, por ahí pasaron cientos de miles de trabajadores de toda España. Pero
volvería a hacer lo mismo. Nunca me arrepentí. Terminamos por conquistar un
país que era el ridículo de Europa".
Recibe la Medalla de Oro de Andalucía en 1998 y tres años
antes la Medalla al Mérito del Trabajo. Pero su biografía está trufada, antes,
de lucha personal, profesional y sindical. A inicios de los 60 es de los
organizadores de Comisiones en la capital andaluza. En el 63 resulta elegido
enlace sindical en las elecciones promovidas por el Sindicato Vertical. Por su
vinculación al Partido Comunista es procesado y acusado de "asociación
ilícita" en 1967. Ahí arranca un rosario de detenciones por la Brigada
Político Social (BPS) con cargos como "manifestación ilegal" el 1º de
Mayo, "desórdenes públicos" al cantar un himno de CCOO compuesto en
la cárcel… Hasta que en pleno Estado de Excepción, en 1969, es deportado a
Santiago de la Espada (Jaén). Pasa por varias cárceles y llega en situación de
clandestinidad hasta que el 24 de junio del 72, en una reunión sindical en
Madrid, es detenido junto a toda la dirección de Comisiones Obreras. Es el
llamado 'Proceso 1001', que le condenó a 20 años de prisión.
Antonio Gasco (Sevilla, 1943): "Vengo de familia
obrera. Viví esto en mi casa. Combinábamos la lucha legal con la extralegal y
llegué a declarare en huelga de hambre. Hoy haría lo mismo. Sigo siendo
marxista leninista y por esa causa moriría. Infinidad de comunistas han dado
mucho por la libertad y el pueblo español no fue justo. Aún duraba el
pánico".
Gasco sufrió la represión franquista. Detención, tortura,
aislamiento... y deportación a un pueblo andaluz: Tolox (Málaga). Fue militante
del HOAC (ingresó en 1966), CCOO (1967-1979), PCE (1963-1979), UGT y PSOE
(desde 1985). De profesión panadero, su biografía obrera relata las condiciones
de vida y trabajo durante la época dictatorial. Luego vivió la experiencia
migratoria en la Alemania de los años 60 cuando vivió en Colonia y entró a
trabajar en el correo federal alemán. Perteneció al núcleo dirigente de
Comisiones Obreras y participó en la huelga de panaderías de 1970, un sector
que se caracterizaba por estar muy disgregado en pequeñas empresas. Era
difícil, por esto, lograr que hicieran reivindicaciones colectivas. Pero
acabaron obteniendo logros, junto a las huelgas del 73 y el 77. En la
manifestación del 1º de mayo de 1968 fue detenido y durante el Estado de
Excepción del 69, apresado y más tarde desterrado.
Manuel Velasco Sánchez (Sevilla, 1950): "Cuando me
deportaron tenía 18 años. Previamente me habían detenido varias veces. Te metes
en una aventura… que no sabes si van a darte un tiro por el camino. He vivido
situaciones que te hacían estallar, como ver a familias que tenían que comprar
una peseta de restos de pescado para poder comer. La lucha es una obligación en
la vida de los trabajadores".
Militante de las Juventudes Comunistas, PCE y CCOO en la
segunda mitad de los años 60 y la década de los 70. Electricista de profesión y
más tarde director de mantenimiento. Tuvo una intensa actividad fruto de una
conciencia política que nace en el seno familiar y en su participación en la
organización en barrios como La Macarena y San Jerónimo. Es detenido en los
años 65, 68 y 73. En 1969 es deportado a Valsequillo (Córdoba). La represión
durante la dictadura le trajo además otras consecuencias como despidos y
entrada en listas negras laborales.
Ramón Sánchez Silva (Sevilla, 1948): "La misma noche
que se decretó el Estado de Excepción la policía entró en mi casa y me detuvo.
A los tres o cuatro días de estar en la cárcel me deportaron. Pasamos miedo. Yo
era muy joven. Pero estaba convencido de lo que hacía. Teníamos mucha ilusión,
utopía… lo que se ha perdido hoy".
Fue militante de organizaciones como PCE (principios de los
años 60 hasta 1984), PSUC (del 72 al 77), CCOOJJ y CCOO (ingresó en 1966).
Perteneció a sectores laborales como textil –formó parte de la primera Comisión
Obrera que se creó en la empresa textil sevillana Hytasa en la segunda
mitad de los 60–, química, construcción y administración pública. Vivió una
alta conflictividad laboral que tuvo puntos álgidos desde 1966 a 1968. Soportó
la represión ejercida desde la Brigada Político Social y su despido de la
factoría textil en 1971. Antes, había sido detenido en el 68 y en el 69, cuando
fue deportado a Trévelez (Granada). En el periodo de 1972 a 1977 emigra a
Barcelona. Tras la muerte de Franco regresa a Sevilla.
Javier Terriente Quesada (Málaga, 1947):"No sabes ni
cuando vas a salir ni si vas a salir por los pies, por la cabeza... Pero el
régimen no consiguió gran cosa de mi. Ni de nadie. Cuando fuimos a la cárcel
-después de las múltiples torturas- respiramos. Era como ir de excursión, de
vacaciones. Sabíamos, por lo que nos habían contado nuestros mayores, que allí
ya no se torturaba".
Militó en el PCE. Durante la dictadura participó en grupos
de oposición antifranquista en Andalucía, caso del movimiento estudiantil en
Granada a finales de los años 60. Fue delegado del Sindicato Democrático de
Estudiantes Españoles (SDEE), en la facultad de Filosofía y Letras. En ese
ambiente y esos años de agitación universitaria cimenta su espíritu sindical.
En 1968 acabó arrestado en dos ocasiones y represaliado por la BPS, que
aplicaba su brazo ejecutor sobre los estudiantes y establecía, además,
confidentes en el seno de la propia Universidad. Pasó por la cárcel granadina
y, durante el Estado de Excepción del 69, acabó confinado en su domicilio
paterno en tierras malagueñas
José María Arévalo Ruiz (Sevilla, 1942): "Esta lucha se
hace por conciencia de clase, por saber lo que eres y la explotación a la que
estás sometido. Todo el aparato represivo del franquismo caía encima de
nosotros, pero la deportación fue un momento especialmente duro. Desarraigarte
de tu vida y meterte en un destacamento militar de la época… Pero todo aquello
mereció la pena".
Ingresa en el PCE en 1963 y, tres años después, en CCOO. Su
sector laboral es el metal, con profesiones como chapista y comercial en
empresas como Hispano-Aviación, Conserveras Campofrío o González
Byass. Sufrió represión durante el franquismo y el Estado de Excepción
determinará su detención, en dos ocasiones, y deportación a El Aaiún
(Marruecos). Este exilio, señala, tuvo severas repercusiones en su vida.
Participó en numerosas actividades sindicales y en su primer empleo era
trabajador en régimen de servicio militar pasivo. Regresó a su domicilio
sevillano el 20 de julio de 1970.
Fuente: www.eldiario.es
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