Vicenç Navarro
25 de febrero de
2015
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas
Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía
Aplicada, Universidad de Barcelona
Las fuerzas conservadoras y neoliberales que gobiernan la
gran mayoría de las instituciones políticas europeas (el Consejo Europeo, la
Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Parlamento Europeo) desean con
toda intensidad el fracaso del gobierno Syriza en Grecia, utilizando todos los
medios para impedir que se terminen las políticas de austeridad, deseando
mantener las políticas que han creado un enorme desastre social. De conseguir
aplicar sus políticas alternativas, el gobierno Syriza en Grecia podría mostrar
la gran falsedad, ineficacia e incluso maldad de las políticas impuestas a las
clases populares de Grecia y de los otros países de la Eurozona, con la
complicidad y apoyo proveídos por las élites conservadoras y neoliberales
gobernantes en cada uno de estos países. Existe una alianza de clases a lo
largo de la Eurozona en la que los instrumentos políticos de las clases
dominantes están imponiendo unas políticas carentes de mandato popular que
están causando un enorme drama humano que alcanza sus mayores dimensiones en
Grecia, pero también en España, en Portugal y en Irlanda.
Es importante subrayar que los mayores defensores de las
políticas de austeridad lideradas por el gobierno alemán han sido precisamente
los gobiernos conservadores-neoliberales de estos países –como el gobierno PP
en España- donde estas políticas han tenido un impacto devastador. Y como
consecuencia de la enorme influencia de los mayores grupos económicos y
financieros existentes en cada país, así como la que sus sectores sociales con
mayor peso económico y social tienen sobre sus mayores medios de información y
persuasión, hemos leído y/o visto un reportaje en tales medios enormemente
sesgado en contra del gobierno Syriza en sus negociaciones con el Eurogrupo. Se
ha referido al gobierno de Syriza constantemente como “poco serio”,
“demagógico” (y una larga retahíla de insultos más) que, resultado de su
supuesta inmadurez, han terminado con un gran fracaso. Tanto el director de La
Razón, el Sr. Francisco Marhuenda, abogado del gobierno Rajoy, como el
economista del PSOE, asesor del Sr. Zapatero y economista primero de El País,
el Sr. José Carlos Díez, coincidieron en esta lectura promovida activamente por
el establishment mediático del país.
Lo que no se publicó en España
En esta avalancha mediática, que ha alcanzado una de las
máximas expresiones en España (uno de los países con menor diversidad
ideológica en los medios) se han ocultado varios hechos, que muestran una
realidad distinta, ocultada o ignorada por estos medios. Una consecuencia de lo
ocurrido es el hecho mostrando con toda claridad el dominio del Eurogrupo y del
BCE (y, en menor grado, de la Comisión Europea) por parte del gobierno alemán,
un dominio, sin embargo, que no es equivalente a omnipotencia. El gobierno
alemán ha aparecido claramente como el centro dominante de la vida económica,
financiera y política de la Eurozona, con la clara sumisión de los otros
gobiernos, incluidos los que se definen a sí mismos como socialdemócratas. La
publicación por parte del gobierno griego de algunas de las declaraciones (en
privado) de apoyo a sus propuestas por parte de representantes de estos
gobiernos (como el italiano y el francés) contrastó con el comportamiento
público de estos representantes, mostrando la incoherencia de tales partidos
gobernantes. La estrategia del gobierno griego ha permitido definir los bandos
en los que se configura Europa, esta Europa hoy poco representativa de las
clases populares de los países de la Eurozona, y que está perdiendo la
legitimidad y atracción que tuvo en su momento.
Ahora bien, es importante subrayar que, como dice Mark
Weisbrott en un comunicado reciente (Press Release, Center for Economic
Policy Research, Washington, 20.02.15) a pesar de esta hostilidad del
establishment neoliberal europeo, el gobierno griego ha permanecido sereno, sin
estridencias, presentando los datos que muestran el enorme daño de la políticas
de austeridad en su pueblo, recurriendo en su argumentario a los valores que
teóricamente Europa defiende como suyos, la democracia, el Estado del Bienestar
y la justicia social, señalando la hipocresía de este establishment. Y, a pesar
del enorme control de los medios –que alcanza dosis abusivas en España- la
población europea ha podido captar la justicia de su causa, creando gran simpatía
popular hacia los argumentos utilizados por Syriza, incluso por cierto, en
Alemania, donde el porcentaje de la población alemana que deseaba expulsar a
Grecia del euro ha pasado de ser mayoría a ser minoría. Ha sido este cambio que
explica que incluso el Presidente de la Comisión reconociera en sus
declaraciones que se ha hecho una gran injusticia al pueblo griego. Ello es un
indicador del valor democrático y moral de las propuestas de Syriza, que han
movilizado al pueblo griego en apoyo de su gobierno.
Las victorias de Syriza
Ha sido esta movilización popular, dentro y fuera de Grecia,
lo que explica las divisiones del propio Eurogrupo que Syriza supo utilizar. Y
consiguió grandes concesiones del Eurogrupo, ocultadas en la avalancha
neoliberal mediática. Como señala James K. Galbraith (“Reading the Greek Deal
Correctly”, Social Europe Journal), las concesiones (victorias de
Syriza) incluyen:
1. El documento final separa la transferencia de fondos de
las condiciones, aceptando algunas (que Syriza también consideraba justas) y
rechazando otras. Es lo que en lenguaje mediático se refirió la aceptación del
70% de lo acordado con el gobierno griego anterior, y rechazo del 30%.
Aceptación eran, por ejemplo, las medidas antifraude. Rechazo era la reducción
de las pensiones y otras medidas que eran continuistas de las políticas de
austeridad. En realidad, todas las medidas explícitas de austeridad que estaban
en el documento firmado por el gobierno anterior fueron rechazadas, sustituidas
por una ambigüedad (aceptada por la Comisión Europea) que permitía una
flexibilidad de interpretación que no se permitía antes.
2. Se consiguió revertir la mayoría de medidas
antisindicales que contribuyeron al deterioro del mercado laboral, aceptando el
incremento del salario mínimo (retrasándose hasta septiembre su aplicación).
3. Se recuperó el concepto de soberanía, de manera que las
políticas domésticas se asignaban al gobierno griego siempre y cuando fueran
aprobadas por el marco definido por los límites de fiscalidad marcados por la
Troika, redefinida como instituciones separadas, cuya autoridad quedaba
delegada del Eurogrupo y de la Comisión y no como grupo de supervisores. Este
cambio es más que semántico.
4. Una cesión clave fue que al gobierno griego no se le
imponía el objetivo de alcanzar un 4,5% de superávit primario (lo cual le
hubiera prohibido poder terminar con las políticas de austeridad), sin
especificar un objetivo, permitiéndole que alcanzara el deseado por Syriza, el
1,5%.
5. Un mejoramiento del pago de la deuda, en los plazos y en
los intereses, a desarrollar en posteriores negociaciones. En realidad, la
negociación mayor es la venidera. Es cierto que no se consiguió la quita de
parte de la deuda, pero no excluye la posibilidad de que se establezca una renegociación
a nivel de Europa del problema de la deuda pública, que ha alcanzado unas
dimensiones excesivas, consecuencia de los rescates bancarios que beneficiaron
a unos pocos a costa de la mayoría de las clases populares.
En resumidas cuentas, Syriza ha iniciado un proceso de
redefinición de Europa, con una enorme movilización popular en su país, en
apoyo de esta redefinición. Y el gran pánico de la estructura de poder europea
es de que el próximo paso en esta lucha se de en España. De ahí que las victorias
de Syriza son también victorias de los pueblos de Europa. Estas victorias
fueron las concesiones que detallo anteriormente.
Naturalmente que eran concesiones dentro de un marco que
viene definido por su permanencia en el euro, gobernado por las derechas neoliberales
y socioliberales. Pero Syriza escogió presentarse como defensor de Grecia y de
Europa, intentando iniciar un proceso de transformación de esta Europa. Se
podría criticar a Syriza por no haber tenido preparado un plan B, que hubiera
sido la salida del euro. Pero esta crítica ignora que la mayoría del pueblo
griego quiere permanecer en el euro. Puede que cambie y la lección didáctica a
la cual me refería al principio del artículo sea un paso en la dirección de
cambiar el deseo de permanencia. Pero el gran dato de las negociaciones es que,
a pesar del enorme desequilibrio de fuerzas, la movilización de un pueblo en
apoyo de las demandas justas de su gobierno puede conseguir victorias en un
proceso en el cual solo hemos visto el inicio de una larga lucha, pues es ahora
cuando la parte difícil comienza. Ceder y caer en un desánimo es lo que la
reacción desea. Lo que ha ocurrido en Grecia muestra que cuando la población se
mueve, se pueden ganar batallas. Y también muestra la falsedad de los argumentos
utilizados por los gobiernos Zapatero y Rajoy (y Mas en Catalunya) de que no
hay alternativas. Incluso en un caso extremo, como el de Grecia, con un gran
desequilibrio de fuerzas, se pueden desarrollar otras propuestas.
Fuente: www.publico.es
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