nuevatribuna.es | 25 Febrero 2015 - 11:59 h.
Los juglares, los narradores y los cómicos, cantarán,
narrarán y escenificarán sus glorias por aldeas, pueblos y ciudades, es lo
menos que se puede hacer para recordar a las generaciones futuras magnificando
y dando la gloria que se merece la obra cumbre de Mariano Rajoy: El retorno del
bienestar al sitio de donde nunca debió salir, algo que sin duda alguna pasará
a los anales de la historia y que en los siglos venideros será recordado como
el resultado de la brillante gestión de un hombre de Estado que supo entender
perfectamente que el bienestar no se había hecho para todos sino para unos
cuantos privilegiados.
Han tenido que pasar treinta largos años para que se
normalice una situación atípica e injusta que había dado lugar a que a las
clases altas de este país se les hurtara del exclusivo uso del bienestar,
algo de lo que venían disfrutando desde tiempos inmemoriales, y de acabar
con el intrusismo que suponía el hecho de que el populacho se beneficiaria de
aquello a lo que en absoluto tenía derecho: a participar en el festín de la
vorágine económica y social que se había desatado en España.
Aquellos osados ciudadanos que ya habían tomado como suyos
los avances, principalmente sociales y laborales, que conformaban, hablo en
pasado, su calidad de vida y que por tanto les introducía de pleno derecho en
el Estado del Bienestar, han podido comprobar cómo Rajoy les ha devuelto a la
realidad y a tener muy presente que como dijo Calderón “La vida es sueño…” y
que eso de intentar conseguir un mínimo de igualdad es una quimera que hay que
desterrar de las mentes de las personas y que es obligación de la clase
gobernante orientar a las gentes para que cada uno ocupe en la sociedad el
lugar que le corresponde. Rajoy no quiere que los españoles, los llamados
ciudadanos de a pié, vivamos atormentados con falsas esperanzas ya que como
dijo Nietzsche “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento
del hombre”. Es más que evidente, los hechos y la realidad del momento así lo
demuestran, que Rajoy no quiere que vivamos atormentados alimentando falsas
esperanzas que no nos van a conducir más que a un amargo destino: a la
frustración y al desencanto.
Es indudable que Rajoy ha dedicado sus tres años de gobierno
a situarnos a los españoles dentro del contexto social más real y que sin duda
alguna, esto contribuirá a que todos podamos tener muy claro cuáles son
nuestras posibilidades y nuestro futuro y a que no entremos en el terreno de la
confusión pensando que estando en el siglo XXI las cosas tienen que ser mejores
para el pueblo llano y no tan terriblemente duras como lo fueron en los siglos
pasados, máxime cuando en este país la monarquía está más que consolidada, digo
más porque tenemos un rey y una reina fijos en plantilla y un rey y una reina
eméritos, algo que deja muy claro que hay “ciervos” que campan libres por los
bosques viviendo y disfrutando de todo lo que les ofrece la naturaleza, y
“siervos” que se mueven dentro del entorno urbano y social sin la misma
libertad y sin el mismo disfrute de la vida. Resulta curioso como una sola
letra, la “ese”, condiciona la vida de las personas.
La reforma laboral de Rajoy está inspirada en la “libertad”
salarial que se comenzó a gestar durante el mandato de Aznar, cuando a partir
de 1996 y siendo Miguel Blesa presidente de Caja Madrid, colocado ahí por el
PP, sus directivos se “autosubieron” sus salarios en un 26% y se autoconcedian
indemnizaciones millonarias cuando cesaban en sus cargos y qué decir de las
tarjetas black de Bankia la heredera natural de Caja Madrid, mientras hemos
podido comprobar cómo los salarios y pensiones de la plebe bajan, bajan y bajan
y lo que bajarán. Que se lo pregunten a los becarios. Está claro que la reforma
laboral de Rajoy ha venido a poner fin a una larga etapa de injusticias que se
estaban cometiendo contra los privilegiados debido al “asalto y agresiones” que
sus intereses venían sufriendo por parte del populacho. Alabemos las glorias de
Mariano…en el cielo, en la tierra y en el mar.
No, Rajoy no ha engañado a todos los españoles, solo ha
engañado a los españoles que le votan. Rajoy es un político de derechas y nadie
ignora que al final “la cabra siempre tira al monte”. Finalizo diciendo que
estoy totalmente de acuerdo con ese dicho de que “es de bien nacidos ser
agradecidos” y para ratificarlo no me queda más que agradecerle y reconocerle a
Rajoy que es cierto eso que dice que nos hemos recuperado. En lo que a mí
respecta el ataque de lumbalgia que venía padeciendo desde hacía mucho tiempo,
ha desaparecido.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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