Nos Jodieron la Vida (Ediciones Camelot)
es un libro de Julián Fernández
Cruz. Narra el exilio de los llamados "Niños de la Guerra" una
obra que muestra DOCUMENTOS inéditos
y la convivencia con ellos una vez retornados de la antigua URSS, el lector
podrá saber la verdadera historia del llamado "Oro de Rusia". Los
interrogatorios de la CIA a los retornados, el abandono de todos los estamentos
del Estado a aquellos "Niños de Rusia" ya ancianos y del
comportamiento de los dirigentes del PCE en el cuidado de ellos en el exilio.
LA VERDADERA HISTORIA DEL EXILIO DE LOS LLAMADOS
"NIÑOS DE RUSIA"
El futuro que esperaba a los niños españoles en sus
distintos destinos se reveló no pocas veces horrible. Enfrentados con el hambre
y los maltratos, no pocos se vieron obligados a someterse a un sistema que
consideraban odioso o a delinquir. En Tashkent, por ejemplo, constituyeron
bandas dedicadas a perpetrar hurtos convencidos de que era mejor morir en esa
situación que regresar a las instituciones estatales. En Samarkanda y Tiflis,
las niñas prostitutas españolas —de las que no pocas QUEDARON EMBARAZADAS—
llegaron a hacerse célebres entre los jerarcas del partido. Ni siquiera los
hijos de los héroes se vieron libres de aquella negra situación.
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El hecho de que se establecieran agudas divisiones de clase
entre los españoles que vivían en la URSS y el que se realizaran prácticas tan
odiosas como la delación —ASPECTOS ambos
denunciados por jerarcas como Enrique Castro Delgado, Jesús Hernández o el
Campesino— no dejó siquiera a salvo el mundo de los niños. No resulta por ello
extraño que algunos pensaran en la posibilidad de vengarse de las personas a
las que consideraban culpables de su suerte o que solicitaran abandonar el país
con la intención incluso de regresar a una España gobernada por Franco. Por
regla general, la respuesta de las autoridades fue radicalmente negativa.
De los dramas que semejante actitud provocó es un claro
paradigma la historia de Florentino Meana Carrillo y su hermano. Desesperado
por salir de la URSS —a la que denominó "inmenso campo de concentración y
de hambre"— Florentino se bebió un vaso de ácido sulfúrico con la
intención de quitarse la vida. Su hermano decidió vengarlo. Sabedor de que la
Pasionaria era la única persona autorizada por las autoridades comunistas para
conceder o denegar los permisos de salida de los españoles, el joven se
dirigió, armado con un cuchillo, AL HOTEL Lux.
Su intención era matar a la dirigente comunista.
PARA fortuna
de Pasionaria aquel día estaba ausente y fue José Antonio Uribe, el suplente
del Buró político, el que se convirtió en nuevo objetivo. No le costó mucho
contener al muchacho a la espera de que lo redujeran. Después se lo tragarían
las fauces del sistema represor soviético. Todavía décadas después algunos de
los antiguos niños de la URSS identificados con la ideología comunista
intentarían quitar importancia al episodio alegando que el muchacho era un
desequilibrado. Quizá, pero aún en su desequilibrio había sabido mantener los
ojos abiertos frente a dramas terribles que los militantes comunistas preferían
no ver o incluso negar descaradamente.
Julian Fernández Cruz, TAMBIÉN es
autor del libro "Los Crímenes de la Iglesia Franquista" EDITORIALEride
(2013)
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