Casi la mitad de los
contratos eventuales no supera el mes
Begoña
P. Ramírez / infoLibre
Jueves,
14 de agosto de 2014
El
Ministerio de Empleo sostiene que la temporada alta del turismo es un
“elemento adicional” a la recuperación económica que está animando
las cifras del paro registrado. Así lo defendió el secretario de
Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, cuando presentó los datos
de afiliación a la Seguridad Social del pasado mes de
julio. Sin embargo, los registros de contratos del Servicio de
Empleo Público Estatal (SEPE) dibujan otro paisaje menos
complaciente. El empleo que se crea sigue siendo tan estacional y
temporal como es característico del mercado de trabajo español: ni la crisis ni
la reforma laboral han cambiado el patrón. El 25% de los
contratos temporales que se firmaron en julio duraron menos de
siete días. Nada menos que 374.467 de un total de 1,53
millones de contratos. Sólo 77.024 fueron indefinidos.
Los de menos de una semana conforman el grupo más voluminoso de contratos
temporales, seguidos de los que duran de uno a tres meses –254.248–.
Pero para dar idea de la inestabilidad de estos empleos basta con señalar que
hasta el 40% de los temporales firmados en julio fueron contratos
de menos de un mes de duración: 611.221. Sólo
24.151 duran un año y sólo 4.663 se prolongan durante más de
un año.
Además, los 374.467 contratos de menos de siete días de julio
casi duplican –crecen un 40%– los firmados con esa duración en el mes de marzo,
que este año no se benefició del efecto Semana Santa –cayó en abril–.
En realidad, en junio fue aún mayor el número de contratos superbreves: se
registraron 403.976, el 28,76% de los temporales firmados ese
mes. Los de menos de un mes sumaron el 41,63%.
Antes de la reforma laboral, en julio de 2011, se suscribieron 241.268, un
35,6% menos que en el mismo mes de este año. Entonces representaban sólo
el 19% de los contratos temporales. La cifra de estos contratos
superbreves es más o menos constante en los años anteriores, en plena crisis,
pero también en los años de euforia económica: en 2007 se registraron 241.058,
el 15,3% de los temporales. Además, en los años previos a la reforma
laboral, el grupo más voluminoso de contratos lo componían los de uno a tres
meses de duración, no los más breves como viene ocurriendo desde 2012.
El contrato medio, 49,93 días
El resultado de este auge del trabajo exprés es que se ha acortado
considerablemente la duración media de los contratos. El pasado julio era
sólo de 49,93 días, ocho días y medio menos que el pasado
febrero, pero 23 días menos que en julio de 2007, antes de la crisis.
Entonces un contrato temporal en España duraba de media 73 días. En julio
de 2009 ya había bajado a 67,35 días. Tras la reforma laboral, en julio
de 2012, se quedó en 53,94 días.
Otra característica que abunda en la precarización del empleo es que esa
duración media es incluso menor en el caso de las mujeres y ha caído más: 48,95
días, 10 días por debajo de la media del pasado enero. Entonces,
curiosamente, los contratos firmados por mujeres duraban casi tres días más que
los suscritos por hombres. En resumen, con la temporada alta –turística y
laboral– el empleo se hace más temporal, más breve y más femenino.
Y ello es así porque de los 1,53 millones de contratos temporales registrados
este mes de julio, el 74% corresponden al sector servicios, el
más feminizado, también el más proclive a la temporalidad. Es mayor aún
el porcentaje de contratos de menos siete días suscritos en este sector
mayoritario: el 85%.
Otro dato que subraya aún más cómo se crea empleo en temporada alta: desciende
el número de contratos de emprendedores. Son indefinidos – al menos en
teoría: permiten un año de periodo de prueba y el 35% de ellos se rescinde
entonces– además de fuertemente subvencionados, pero el pasado julio se
registraron sólo 7.965, y en junio 7.906. En mayo eran 8.220
y en febrero, el máximo de este año, se elevaron a 10.012.
Mientras el Gobierno y la CEOE saludan el aumento de los contratos temporales
como un síntoma de que está en marcha la recuperación, necesariamente apoyada
en un primer momento en el trabajo más precario, los sindicatos alertan no sólo
sobre el empeoramiento de la calidad del empleo en estos dos últimos años, sino
también sobre el peligro de que haya llegado para quedarse.
Fuente: http://canarias-semanal.org/
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