Trias conversa con Duran
Lleida y el presidente catalán, Artur Mas. (Efe)
El quilombo
catalán está alcanzando tal nivel de detritus que hasta los más agresivos
rupturistas niegan ya haber dicho alguna vez que España les roba. Es el caso,
por ejemplo, de esa singular portavoz de ERC, una tal Anna Simó, que después de
haber jurado por sus muertos que el robo de España “es una evidencia” ahora se
pone el delantal del amor españolista. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!
Pero lo que
realmente es para nota es lo de los Pujol & Cía. Desde su retiro de
Queralbs (Gerona), doña Marta Ferrusola va apuntando a todo aquel que se desmarca
dentro de Convergència (CDC) y exige, como mínimo, que el padre (putativo) dé
alguna explicación, devuelva los rosarios consagrados, se le entierre
civilmente y desaparezca entre las barras de la senyera, a ser posible con
nocturnidad. ¡Menuda tropa!
En efecto.
Jordi Pujol -¡ahora toca!- maniobra
para desactivar su caso en los tribunales de Andorra y, de paso, manda a
sus secuaces para que adviertan a sus hereus políticos que no está
dispuesto a perecer en las aspas de los traidores.
Pongamos
nombre y apellidos. En los últimos días Mercè Conesa, portavoz de CDC,
ha dicho que todavía existe una línea abierta entre el partido y el
expresidente “porque es inevitable”. Pero la dama en cuestión abomina del
patriarca, al que invita a saltar de la barca que él moldeó con sus propias
manos. “No se puede ser más mezquina”, han respondido desde el búnker pujolista.
Luego está
lo del alcalde de Barcelona, Xavier Trías, que admite “sin paliativos” el error
gravísimo del expresident y pide la refundación de todo lo recuperable
porque el chiringuito se cae a pedazos. Respuesta: “Este nos lo debe todo…
Sin dom Jordi hoy sería una mediocre médico sin más futuro que la
jubilación anticipada”.
Hay algún
otro desmarcado, como el nuevo secretario general de Convergència, que también
ha recibido un toque. Aviso a navegantes. Porque, además de dinero, el clan también
guarda información específica y ad hominem.
Resumiendo:
el interfecto está dispuesto a resistir matando y una golondrina no hace
primavera; aunque la verdad es que son ya un enjambre de córvidos los que
revolotean alrededor del pequeño gran conducator, abatido y no
muerto.
Fuente: www.elconfidencial.com
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