Varios coordinadores territoriales emiten un
manifiesto en contra de la cúpula de la dirección estatal
Por Armando Quiñones -
Canarias-Semanal.org
Lunes, 23 de junio de 2014
Pareciera que en el cielo
de IU han empezado a sonar truenos y encandilantes relámpagos.
Nos tememos, no obstante, que ni la sangre llegará al río, ni la tormenta
pasará de ser una efímera borrasquilla
veraniega
La micro rebelión que parece haberse producido en un reducido sector de la
dirigencia de IU no resulta novedosa en circunstancias como las que está
viviendo estos días esta organización. En las resacas post electorales suelen
darse este tipo de movimientos sísmicos. Las cúpulas de las organizaciones "derrotadas"
se convierten ante los militantes en culpables únicas del cataclismo. Y
posiblemente lo sean en realidad, pues al no tratarse de organizaciones
revolucionarias articuladas para ganar la calle, sino para ganar
elecciones, sus dirigentes se convierten en los únicos protagonistas reales de
la práctica política de la organización. El resto de la
"militancia" es una suerte de estatua de sal, de
sujeto pasivo que sólo será activado para la ejecución de campañas electorales
y actos puntuales varios.
Sin embargo, no es esta exactamente la situación que se ha producido en
Izquierda Unida. En realidad, esta coalición política no ha
salido derrotada de las elecciones. Todo lo contrario: obtuvo
más votos y mayor representación en Bruselas que la que tenía
hasta entonces. Lo que ocurre es que, en tan sólo cuatro meses, una candidatura
del mismo ámbito ideológico en el que se mueve IU obtuvo la
friolera de 1.200.000 votos. Y lo que es peor, se convirtió
por arte de la magia que proporciona el manejo de los medios de comunicación en
la referencia en la que se mirarán, posiblemente, miles de electores.
Lógicamente, ello ha provocado desconcierto e irritación en
las filas de IU. Y es que jugar durante años con esmerada
dedicación exclusiva a la carta electoral y que luego cuatro improvisadores
mediáticos terminen arrebatándote la esperada victoria en los comicios puede
resultar dolorosamente ingrato.
Sin embargo,
a estas alturas, tras 30 años de comedias electorales, los integrantes de
esa coalición deberían de ser conscientes de que en los avatares de la
lucha por los votos, donde los medios de comunicación que construyen
la opinión pública pertenecen en su integridad al enemigo, el resultado
puede resultar siempre impredecible.
¿CAMBIAR PARA NO CAMBIAR NADA?
Es evidente, que un mal resultado
electoral debiera suscitar la reflexión colectiva en el conjunto de una
organización que se reclame de izquierdas y revolucionaria. Las derrotas en el
terreno electoral pueden explicarse a través de múltiples factores: las
condiciones sociales y políticas en un momento dado; las insuficiencias en el
trabajo político de masas del conjunto de la organización o,
incluso, las directrices erróneas emanadas de una dirigencia
política concreta. Sólo a través del debate y la confrontación política
de todo los que integran la organización se puede contribuir a esclarecer las
razones que han provocado el revés.
Pero
cuando la organización en cuestión se caracteriza por estar fuertemente atenazada
por el electoralismo, esa práctica viciosa propia de los partidos de
la burguesía y que ha llegado a apoderarse de los hábitos de partidos políticos
de izquierdas, el imprescindible análisis colectivo se convierte en
una práctica imposible de realizar. Entre otras razones, porque los
militantes de las organizaciones afectadas por esa deformación no
son los protagonistas cotidianos de la política de esos partidos
en la sociedad. En los partidos electoralistas, el "militante"
de base puede estar más o menos comprometido en la agitación
propagandística, pero su activismo no está conectado con la
sociedad, ni con la fábrica, ni con el barrio,
ni con la universidad... Su compromiso político frecuentemente
empieza y termina en la agitación preelectoral. Por ello, lo
que suele exigir el militante o el afiliado de unas elecciones son
unos buenos resultados que compensen el esfuerzo realizado a lo largo de toda
la campaña. Y si estos no se obtienen se cabrea y descarga la responsabilidad
del fracaso en la cúpula de la organización.
Viene toda esta reflexión a cuento del manifiesto dado a conocer públicamente
por varios dirigentes de Izquierda Unida -entre los que se
encuentra la responsable electoral y de convergencia" de IU
en el Archipiélago Canario - a propósito de los
resultados de esa formación en el conjunto del Estado español.
Según el manifiesto
suscrito por estos cinco responsables, se estima que:
“Desde el inicio de la
crisis hemos desarrollado una apuesta política que era más lenta que las transformaciones
que imponía el ritmo del capitalismo actual”, desarrolla la carta abierta, que
tacha de “inconcluso” el proceso emprendido en la llamada “refundación” de IU,
impulsada en la última Asamblea Federal, en 2012. “La refundación fue un
proceso inconcluso por las resistencias de una parte sustancial de la dirección
federal.
La mala lectura que hizo un sector de
IU del surgimiento de Podemos es una conclusión más de todo esto. Nosotros/as
queremos cambiar el país, apostar por la ruptura democrática y un proceso
constituyente, y si no somos parte del proceso lo harán otros sujetos
político-sociales. No podemos seguir haciendo procesos en clave interna,
preocupados por la correlación de fuerzas que determina la dirección política,
que no entienden o no quieren entender el momento histórico y lo aprobado en la
Asamblea Federal del año 2012.
La mala lectura que hizo un sector de IU del surgimiento de Podemos es una
conclusión más de todo esto”, asegura el manifiesto. Sus impulsores reivindican
que, si IU no es parte del proceso de “ruptura democrática” y “constituyente”,
éste “lo harán otros sujetos político-sociales.
El momento es de urgencia existencial a la vez que tenemos determinación y
energía para lo fundamental: ser pueblo y ser útiles a nuestro pueblo como
actor de transformación social, pero esto implica que no es posible volver a
hacer cambios cosméticos y de cara para mantener la posición política (aún
siendo esencial la necesidad de que las caras sean coherentes con el momento histórico
y no cometer el error de la Transición, es decir, que los protagonistas
provengan del ciclo político anterior)".
El
manifiesto, como los lectores podrán constatar al pie de esta
misma página, es corto y bastante impreciso. En
realidad, las aspiraciones de cambio que enuncian estos responsables
intermedios de IU quedan reducidas tan sólo a aspectos meramente
formales, sin que en ningún momento en el documento se pongan de relieve las
razones presentes y pasadas que expliquen la
incapacidad de IU para encabezar la irritación que subleva hoy
al conjunto de los pueblos que constituyen el Estado español.
Y, mucho menos, algún tipo de denuncia de la línea ideológica
reformista que caracterizan la globalidad de sus propuestas
tácticas y estratégicas. Limitarse a denunciar hoy la responsabilidad
del PCE en la funesta operación de la llamada Transición,
podrá resultar innovador y hasta rupturista dentro de IU, pero importantes
sectores de la sociedad española han descubierto hace ya bastante tiempo la
naturaleza espuria de aquellos compromisos políticos. Para situarse en
la vanguardia de la sociedad hace falta colocarse justamente delante de
ella denunciando, por ejemplo, las actitudes timoratas que
mantiene la dirección de IU en cuestiones tales como nuestra
permanencia en la UE, el pacto andaluz con los social
liberales del PSOE, etc., etc. Mientras tanto, denuncias como éstas
incluso estando formuladas desde la más sincera honestidad, no
contribuyen precisamente a la ruptura drástica con el itinerario
socialdemócrata que en algún párrafo pareciera reclamar también el
documento.
TEXTO ÍNTEGRO DEL MANIFIESTO:
Las elecciones europeas y sus
repercusiones han puesto de manifiesto la rápida descomposición del régimen del
78. En aquel momento las élites económicas lograron construir una serie de
consensos sociales y políticos en torno a la estructura de poder económico,
político y cultural que derrotó y asimiló a muchos de los que apostaron por la
ruptura democrática. Consensos que hoy ya no tienen la capacidad ni de mantener
ni de recomponer porque no estamos en una época de cambios, sino en un cambio
de época, en la que desde las élites económicas se determina para España un
proceso de empobrecimiento y camino hacia el subdesarrollo, que conduce en definitiva,
a la eliminación de las conquistas históricas del movimiento obrero y a la
eliminación de los espacios democráticos conquistados.
Desde IU, un sector no
ha sido capaz de adaptarse al momento histórico. Desde el inicio de la crisis
hemos desarrollado una apuesta política que era más lenta que las
transformaciones que imponía el ritmo del capitalismo actual. De ahí que no
entendiesen lo que supuso el 15-M y no le diésemos importancia, entre otras
cosas, a algo clave: las nuevas formas de organización de lo popular propias de
sociedades neoliberales que han llegado a un fin de ciclo histórico, la
participación de las masas en política en torno a un lenguaje de época mientras
nosotros seguíamos con nuestro modo organizativo y relato discursivo propio de
sociedades fordistas.
Las elecciones europeas han puesto al descubierto la crisis de régimen,
pero también que IU necesita unidad para el cambio. La refundación fue un
proceso inconcluso por las resistencias de una parte sustancial de la dirección
federal, y el proceso de construcción de Bloque Político y Social no se
desarrolla por error de posición política. No es posible desarrollarlo si
hacemos candidaturas sin implicar a las bases, si el perfil de las candidaturas
no representa a los nuevos sujetos sociales y políticos que determinan en gran
medida la agenda política y social contra el saqueo del país, si nuestro
discurso anti Troika y anti bipartidismo no es, en sus fundamentos políticos,
coherente, si entre el eje ruptura democrática y el esquema de las élites
“derecha-izquierda” apostamos en ocasiones por el segundo, generando una
contradicción evidente entre teoría y práctica y tampoco es posible
desarrollarlo, sin un relato de país que construya un agregador colectivo de
unidad popular como nexo de unión entre los pueblos frente al saqueo.
La mala lectura que hizo
un sector de IU del surgimiento de Podemos es una conclusión más de todo esto.
Nosotros/as queremos cambiar el país, apostar por la ruptura democrática y un
proceso constituyente, y si no somos parte del proceso lo harán otros sujetos
político-sociales. No podemos seguir haciendo procesos en clave interna,
preocupados por la correlación de fuerzas que determina la dirección política,
que no entienden o no quieren entender el momento histórico y lo aprobado en la
Asamblea Federal del año 2012. El momento es de urgencia existencial a la vez
que tenemos determinación y energía para lo fundamental: ser pueblo y ser
útiles a nuestro pueblo como actor de transformación social, pero esto implica
que no es posible volver a hacer cambios cosméticos y de cara para mantener la
posición política (aún siendo esencial la necesidad de que las caras sean
coherentes con el momento histórico y no cometer el error de la Transición, es
decir, que los protagonistas provengan del ciclo político anterior). Implicar
al conjunto de organización, construir relatos discursivos de época, adecuar
las estructuras organizativas, etc. en una Asamblea Federal para a su vez
construir una posición política colectiva y unitaria, cuya base sea la ruptura
democrática con una dirección que aplique los documentos aprobados es el
camino. Si los que nos llevaron a la crisis económica no nos van a sacar de
ella, los que han puesto en crisis la centralidad política de IU como
organización nucleadora de la unidad popular tampoco podrán hacerlo.
No podemos dar
otro paso en la dirección incorrecta, y no lo vamos a hacer. Una redirección
desde arriba implicaría volver a cometer otro error grave y sumirnos en la crisis.
Por el contrario necesitamos el esfuerzo e implicación colectiva de abajo a
arriba para ganar el futuro y cambiar el país, y es lo que vamos a hacer.
Pedro de Palacio,
Coordinador Provincial IU Burgos
Isabel Ruíz Crespo, Coordinadora de Áreas de IU Cantabria, Ejecutiva Federal
Pino
Sánchez Bogatell, responsable electoral y convergencia de IU Canarias
Jorge
Crespo del Rio, Coordinador de IU Cantabria
Laura
Domínguez, Coordinadora local de IU Burgos, Ejecutiva Federal
Fuente: http://canarias-semanal.org/
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