Deberíamos trabajar por un, digamos, nuevo Pacto de
Donosti que nos lleve a abrir procesos constituyentes. Aunque, ojo: sólo hasta
ahí. No repitamos las improvisaciones del 31
03/06/2014 - 20:50h
No sé si lo tienen muy presente, pero en los 300 años
de desgracias y mal gobierno de los borbones peninsulares, la familia
campechana ha sido expulsada de España dos veces. Y dicen que no hay dos sin
tres.
Tantas ganas se le ha tenido a la dinastía que el
pobre general Prim, tan reivindicado ahora por ese hombre de extraño peinado
que es Ramón Tamames, dejó para la historia aquella frase: "¿Los Borbones
en España? jamás, jamás, jamás". Como se sabe, Prim fue disparado y
estrangulado por intentar cambiar de dinastía y los tipos que jamás deberían
regresar a España nos regalan estos días con su ritual familiar del traspaso de
la finca.
España no es lo que podría haber sido y, desde luego,
siempre ha estado a distancia de lo que debería haber sido. Y este lamento
incluye, cómo no, a esta saga borbónica, mezcla chusca de juego de tronos y
Hostal Royal Manzanares que lleva, en su última etapa, 39 temporadas en antena
con hastío de publico y poca contundencia de la crítica.
Lo ocurrido el 2 de junio es bastante simple de
entender: doble chute de discurso CT para contrarrestar tanto a catalanes como
a greñudos como al votante de partido dinástico entrado en desánimo. Doble
chute: Felipe VI "el preparao" y La Roja en el Mundial. Por si
querías arroz, Catalina.
No está mal como jugada aunque tiene unos riesgos de
gran calado para sus impulsores. El primero es (¡oh, paradoja!) la
visibilización de la institución monárquica. Si estamos atentos, veremos cómo
la impugnación a la monarquía ha pasado de puntillas o ha sido tangencial tanto
en el 15M como en sus derivaciones. Muchos jóvenes, recién despertados a la
política, "no se acordaban" de que vivíamos en una monarquía. Quiero
decir que para ellos era parte del bodegón, del paisaje inmóvil que les había
acompañado toda su vida. No lo veían como el nudo gordiano que ligaba a los
poderes fácticos del franquismo, la oligarquía y la política funcionarial. La
llave de bóveda de todo el 78.
Pero ahora, la exposición mediático-peloterística de
"lo monárquico" hace chirriar a estas generaciones politizadas.
Uniformes, palacios, herederos de sangre, coronas. Gramaticalmente
incomprensible. Intuiteable. Por eso, la jugada nos puede servir para
reflexionar sobre la verdadera pasta del régimen y la carrera del boss a cargo
del asunto: la muerte de su hermano, los amigos presos por estafa, los jeques,
emires y otras perlas del golfo, su repentina fortuna en los negocios, las
amigas entrañables, los viajes inexplicables, Pilar Urbano y el 23F. Han sacado
a pasear las medallas de Su Majestad pero, con ellas, la caca de su caballo.
Otro peligro de la operación
"ahora-se-encarga-el-chaval" es la de falta de reservas. En ciencia
militar, es tan importante la cantidad de tropas enviadas al frente como la
disposición de reservas para tapar los huecos que la ofensiva pueda crear. El
borbonismo acaba de lanzar una ofensiva con todas las tropas sin que queden
fuerzas de reserva. Los partidos dinásticos, el de Cánovas y el de Sagasta,
están agotados. Las élites del IBEX 35 conspiran, pero con el pueblo, el tiempo
y la deuda en contra. Rouco no está, ETA no mata, la gente no tiene miedo a un
golpe franquista y la milagrosa recuperación económica no llegará a tiempo.
Dicho de otra manera, detrás de esta oleada ya no quedan más soldados, más
mensajes ni más promesas. En cuanto se siente en la trona, Felipe VI y el
borbonismo solo pueden ofrecer magia y paciencia. Y Leti. Mucha Leti.
Una imagen muy chula
Ayer estuve en la manifestación convocada en la plaza
de Catalunya en Barcelona. Mucha gente joven y contenta. De manera increíble,
la tienda de souvenirs del paki, en la calle Tallers, ya tenía a media tarde
banderas republicanas a la venta. (El CNI de los todo a cien es prodigioso. Si
quiere usted saber el futuro político del país, mire el escaparate).
Total, que la gente allí convocada se repartía entre
esteladas azules, esteladas amarillas y tricolores con auténtica cordialidad.
El movimiento republicano más organizado y plausible en este momento es el
independentismo catalán. Pero no debería ser el único. Como leía ayer en un
foro: "El referéndum por la República tiene fecha: 9 de noviembre".
Esa es una mirada inteligente. Los miles de republicanos de España que ayer
reclamaban un referéndum en toda la península pueden entender ahora que el 9 de
noviembre no les es ajeno. Deben hacerlo suyo. Si los catalanes votamos el 9,
las otras votaciones, los periodos constituyentes, la/s repúblicas estarán más
cerca. La tricolor de Sol, la de Barcelona y la Estelada pueden/deben jugar al
tiki taka esta partida: urnas en España para decidir lo importante. Lo
imprescindible. Y todos defendiéndolas de ellos.
El mestizaje de tricolores y esteladas me dio un poco
de subidón, qué quieren que les diga. El independentismo debe implicarse en la
caída de la monarquía y el republicanismo español debe defender las urnas
catalanas. Una combinación de colores sexy y arrebatadora para la temporada
otoño invierno.
Las fuerzas antiborbónicas deben coordinar esfuerzos
en esta ventana de oportunidad porque ellos, los borbónicos, ya han jurado su
Santa Alianza en torno al "Preparao". Desde Bildu y Cup hasta IA y
Podemos. Desde el SAT, CGT y otros hasta los sindicatos mayoritarios. Desde ERC
a IU o EQUO. Exigencia democrática en la que todo sea preguntable y
cuestionado. Desde la independencia al pago de la deuda. Desde la monarquía, lo
federal o la nacionalización de la banca.
Deberíamos trabajar por un, digamos, nuevo Pacto de
Donosti que nos lleve a abrir procesos constituyentes. Aunque, ojo: sólo hasta
ahí. No repitamos las improvisaciones del 31.
Que no hay dos sin tres. No sé si me explico. Al tajo,
que hay faena.
Fuente: www.eldiario.es
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