Artículos de Opinión | Daniel Trenado *
| 28-08-2013 |
Desde el Gobierno del
PP son cada vez más frecuentes los ataques a las mujeres y a su libertad. Hace
algún tiempo se eliminó la financiación por la Seguridad Social de ocho
anticonceptivos de nueva generación, los más efectivos a la hora de paliar las
molestias que muchas mujeres sufren, igual que unos meses atrás se lanzó la
nueva ley interrupción voluntaria del embarazo, la cual quiere restringir el
aborto sólo a algunos supuestos. Ahora el ataque se plantea directamente contra
los derechos reproductivos de mujeres solteras y lesbianas, dejándolas sin
acceso a las técnicas de reproducción asistida por la Seguridad Social. Esto
es, si eres soltera o lesbiana y quieres quedarte embarazada tendrás que
recurrir a la sanidad privada, con los enormes costes que ello supone.
Concretamente desde 3.000 € para un primer ciclo de inseminación (el sistema
público cubre hasta tres), siendo necesario varios, y con un coste cada vez
mayor para fecundación in vitro y otras técnicas.
“La financiación
pública debe ser para la curación” ha sido sin duda la mayor falacia del
discurso de Ana Mato, la ministra del confeti a 30.000 € o los viajes a
Eurodisney con gastos pagados por corruptos, tratando de desviar la atención de
lo que en toda regla es un ataque a la libertad reproductiva de muchas mujeres.
No es un problema de financiación, pues la reproducción asistida apenas supone
un gasto para las arcas públicas y su recorte no va a solucionar ningún
desajuste presupuestario. Recordemos, en estos tiempos de recortes, que la
financiación pública debe ser para cubrir necesidades sociales, sin excepciones.
Que el Gobierno de la corrupción insista tanto en que es un recorte puramente
económico no deja de ser una broma de mal gusto para ocultar que no consienten
todo aquello que no encaje en su patrón católico y retrógrado (ambos conceptos
no tienen por qué ir unidos), donde la familia tradicional siempre ha sido una
pieza clave y un elemento de ataque al resto de opciones. Lo que aquí se
pretende es que la reproducción asistida solo sea extensible a una parte de la
población en base a unas normas morales que ni siquiera representan a una
mayoría social en el Estado español, por mucho que el PP se escude en una
fuerza parlamentaria que no representa más de un tercio de los votos de todo el
electorado.
En esta, como en todas
las medidas similares, no debemos entrar al debate de si es natural que una
pareja de lesbianas se pueda quedar embarazada, igual que es absurdo debatir si
es natural un trasplante de corazón a un enfermo cardíaco o las inyecciones de
insulina a las personas diabéticas. Entrar en estos argumentos solo vale para
poner el foco donde no debe estar. Lo que importa es la igualdad de derechos de
todas las personas, sean del sexo o la orientación sexual que sean. El problema
es que esto parece bastante difícil de encajar para quien intenta convertir en
ley sus prejuicios y su moral, intentando que sea la norma legal la que se
imponga sobre la social cuando esta es contraria. Es, en el fondo, la única
posibilidad que le queda a la derecha cuando quiere imponer una doctrina moral
que casi nadie acepta ya.
Además, hay que
destacar el fuerte componente de clase de estos recortes ideológicos
disfrazados de austeridad, pues a quien afectan realmente es a las mujeres de
clase trabajadora que no pueden acceder a los servicios privados por
limitaciones económicas, especialmente ahora que no paran de bajar los
salarios. Porque al final, como en la ley del aborto, no solo depende de quién
eres, si no de si te puedes permitir el tratamiento o no. Tanto a lesbianas
como a madres solteras les queda recurrir al sistema de salud privado, si
pueden pagar los costes, igual que a las mujeres que se quedan embarazadas solo
les queda irse al extranjero y pagarse el tratamiento si quieren abortar. La
moral no es la misma para la gente de arriba que para la de abajo, y debemos
recordar que la moral dominante ahora no es sino un instrumento creado por las
clases dominantes para extender una hegemonía ideológica.
Cuando Ana Mato habla
de eliminar el derecho a la reproducción asistida para parejas de lesbianas y
mujeres solteras no habla de hacerlo para todas, habla de hacerlo solo para las
trabajadoras, las que no pueden permitirse acudir al circuito privado.
* Es activista
estudiantil en el Movimiento de Acción Estudiantil (MAE) y militante de En
lucha en Sevilla.
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