Creado por Joel Hernández Santiago.*
Una cosa es hacer política y
otra parecida, pero lejana, es hacer grilla. Y lo que vemos por estos días es
el claro ejemplo de que nuestros políticos mexicanos se fraguaron en la segunda
escuela y la política se les escapa de las manos como agua de mar…
El martes
pasado, por la noche, vimos cómo el recinto de la Cámara de Diputados era
intervenido de forma violenta por las huestes de los presuntos maestros de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que nació como
brazo disidente del SNTE y que ahora asume para sí la titularidad de la
movilización magisterial.
El
pretexto para lo que fue y para lo que ha seguido después es el de la
desconfianza, y tomó formas de presentación que les funcionó muy bien: la
beligerancia y la intransigencia. Y se aprovecharon del temor de los
políticos-legisladores y los políticos-gobierno:
Los
hombres que se erigen todopoderosos entre ellos; que hablan fuerte entre ellos;
los de la mirada superaquilina; los del desprecio a los mortales; los de la nómina
bien pagada; los de los privilegios todos. Hoy lo sabemos: no saben encontrar
soluciones a demandas extremas en situación extrema.
Los
señores del CNTE y quienes les acompañan y estimulan en sus acciones bárbaras,
se apoyan también en un gobierno capitalino que no quiere problemas con ellos,
pero que ya tiene problemas con los millones de capitalinos que quedan
paralizados e inermes en una ciudad secuestrada.
El señor
Miguel Ángel Mancera jefe de gobierno del DF desgasta su capital político en
sus indefiniciones ideológicas y de gobierno. Juró cumplir y hacer cumplir la
ley: hoy los capitalinos se lo demandan.
Los
manifestantes que están asentados en el Zócalo de la capital mexicana tienen
tiendas de acampar nuevecitas y de lujo, para dormir a gusto ahí; tienen
alimentos y transporte y todo dispuesto para que sus manifestaciones huelan a
limpio. Bien. ¿Quién paga?
Están en
su derecho a la libertad de expresión y manifestación y están haciendo uso de
su libertad de tránsito. Pero ¿y los 10 millones de mexicanos que habitan este
alto valle metafísico y los otros 10 millones que a diario llegan para trabajar
y pasar la mayor parte de su vida en los 1,485 kilómetros cuadrados que es el
DF?
Hechos
unos leones, los magisteriales y sus patrocinadores y ad lateres aislaron de
forma violenta el recinto de uno de los poderes de la Nación para presionar a
legisladores para que no aprobaran las leyes secundarias de la Reforma
Educativa.
Y habían
transcurrido pocas horas de los hechos que indignaron a todo México, y para lo
que se exigía firmeza, cuando el presidente de la mesa directiva de la Cámara
de Diputados, señor Francisco Arroyo Vieyra (PRI) anunció que si, que retiraban
de los trabajos legislativos del día siguiente la Ley del Servicio
Profesional Docente, que es, ni más ni menos, la obligatoriedad de
evaluación para los maestros y las nuevas reglas para su contratación y
permanencia en sus puestos de trabajo…
Los
maestros-CNTE dicen que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong
se los había prometido. Y fue. Fácil todo para ellos…
¿Y la
política? ¿Y los políticos? ¿Y el arte del convencimiento y el diálogo y la
fuerza del trabajo de Estado? ¿Y la autoridad del Estado que es lo mismo para
la política, la administración, el desarrollo social, la armonía, la paz
colectiva como para la defensa y el cuidado de los gobernados, todos?
Hoy la
oposición beligerante gana pasos. Y los seguirá ganando en los días y semanas y
meses que siguen porque ‘ya probaron la libertad, y les gustó’.
Vienen
días difíciles para todos aquí porque ese será el tono de las discusiones y
negociaciones para las reformas fiscales y, sobre todo, para la energética… Los
violentos seguirán usando la violencia, como ya se ve.
¿Están
listos los políticos mexicanos para hacer política? ¿O seguirán escabulléndose
de estos grupos reaccionarios que cuidan sus privilegios y que se dejan
intervenir por grupos extremos que nada tienen de socialistas o revolucionarios
y sí mucho de antidemocráticos y provocadores?
Y no. No
se trata de reprimir o usar violencia contra violencia: pero sí de calibrar la
calidad de político para solucionar el asunto en tono político y democrático…
Ahí está su grandeza… o su perdición.
* jhsantiago@prodigy.net.mx
@joelhsantiago
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