La familia del represaliado del franquismo
reúne 6.850 euros gracias a 299 donaciones a través de Internet
A José Valls Casanova lo fusilaron un 2 de septiembre de 1938 en Borriol
(Castellón). Tenía 48 años. Su hija Antonia, que tenía once cuando le mataron,
lo explica en un video para captar la ayuda de desconocidos con la que exhumar
su cuerpo. “Ahora está enterrado como un perro”, dice. La familia sabe que yace
junto a otro represaliado del franquismo en una zona del cementerio del pueblo
porque así se lo dijo el enterrador a Antonia a los pocos días del
fusilamiento. Su hija, la única viva, tiene ahora 86 años y su deseo era sacar
a su padre de la fosa para enterrarlo junto a su madre. Pero la esperanza de
juntarlos se quebró con la retirada de las subvenciones a los proyectos de
recuperación de la memoria histórica. Sin fondos, sólo quedaba el camino de la
solidaridad. Y el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GPRMH)
acudió al ‘crowdfunding’ con la sorpresa de recaudar en pocos días los 6.850
euros necesarios para los trabajos que realizarán, también de forma altruista,
un grupo de quince voluntarios. “La solidaridad ha funcionado y esto demuestra
que existe una sensibilidad y apoyo que no ha tenido el Gobierno”, explica
Matías Alonso, portavoz del GPRMH en la Comunidad Valenciana. En la tarde del
jueves obtuvieron el permiso del Ayuntamiento de Borriol, el único que les
faltaba para iniciar los trabajos.
La fosa común de Borriol será la primera que se exhume con las donaciones
de personas anónimas (299 han apoyado la campaña), con el esfuerzo de
voluntarios y el empeño de la familia. “Un trabajo como este necesita de entre
20.000 a 40.000 euros, lo vamos a hacer sin cobrar (salvo un mínimo importe en
dos casos) y con la manutención de los familiares”, explica Miguel Mezquida,
director del grupo de arqueólogos. En un principio, incluso se habían planteado
vivir en la casa de los Valls. “Finalmente nos han buscado una casa rural en la
que alojarnos durante la semana que durarán los trabajos”, apunta.
Carlos Balaguer es bisnieto de José Valls. Apenas ha hablado durante todo
este proceso porque su objetivo era cumplir el deseo de Antonia y sacar a su
padre de la fosa común en la que yace junto a Luis Meseguer. Los únicos que
fueron fusilados a primera hora de ese 2 de septiembre de 1938 en Borriol.
“Estamos muy agradecidos al alcalde (Adelino Santamaría, del PP) por su apoyo.
Ya se lo hemos dicho a Antonia, está muy contenta”, dice parcamente. No quiere
remover más la historia ni hablar de su bisabuelo, del que solo sabe lo que de
él pone en el proceso sumarísimo. “Y ahí ponían cualquier cosa”. Los silencios
en casa se encargaron de borrar la memoria.
Balaguer pudo leer en ese proceso que a su bisabuelo lo detuvieron junto a
otros siete vecinos el 12 de junio de 1938, el mismo día en que las tropas
franquistas entraron en el pueblo. “Los familiares saben que era una persona
comprometida, de izquierdas, y poco más”, detalla Matías Alonso. El
procedimiento sumarísimo se instruyó el 28 de junio. El 19 de julio su
sentencia a muerte se hizo firme. Sus familiares explican que José Valls y Luis
Meseguer fueron obligados a cavar su propia fosa antes de ser fusilados. El
lugar exacto se lo contó quien fue el enterrador a Antonia poco después del
ajusticiamiento: un camino que dividía el cementerio.
A sus 86 años, y cuando
se van a cumplir 75 años del crimen, Antonia verá cumplido su sueño. Su nieto
Carlos respira: “Ahora, después de tanto tiempo, lo podrá ver”.
Fuente: www.elpais.com
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