Sábado, 29 de diciembre de 2012
Que los borbones se han destacado a parte por vivir a
cuerpo de rey por su adicción al sexo ya
lo sabíamos, desde el primero Felipe V “El Guarro”, pasando por cada uno de sus
hijos, incluido el muy fiel y casto Carlos III, que tuvo 13 hijos con la misma
mujer, a diferencia del resto, que posiblemente tuvieron más bastardos que
hijos legítimos, debido a los líos cortesanos posiblemente algunos de esos
bastardos los tuviesen con hermano/as bastardas, otros pusieron y llevaron
cornamenta, caso del traidor de Carlos IV, con una reina con varios amantes, a
los cuales no solo les regalaba favores de alcoba, sino que iba mucho más allá,
llegando al más conocidos de ellos a nombrarlo “príncipe de la Paz” Godoy, su
hijo se sabe que era un violador peligroso y sin escrúpulos, a pesar de haber
tenido cuatro esposas, de las cuales ninguna le dio un hijo varón,(tal vez por
ello le duraron tan poco) tan solo la
cuarta le dio una hija, que siendo ninfómana la casaron con su primo Francisco
de Asís (Paquita) y eso que ella ya lo advirtió, “con Paquita no, con Paquita
no”, cuando le dieron el nombre del elegido como marido, tampoco fue mucho
problema para su voraz apetito sexual, posiblemente se dio múltiples festines
que ya quisieran muchos y muchas, eso sí a saber de quién era hijo Alfonso XII,
como ya le dijeron al mismo, en cierta
ocasión tras la restauración borbónica al acercarse a unas vendedoras que
gritaban vítores al joven rey y el muy “campechano” se acercó para agradárselo,
a lo que las vendedoras le dijeron con gran desparpajo,” ¡Más gritábamos cuando
echamos a la puta de tu madre!”. También
este rey se las trajo, tuvo dos esposas, la primera para seguir la tradición
con su prima hermana, María de las
Mercedes de Orleans, muerta esta sin descendencia, se casó con María Cristina,
con la que presuntamente tuvo a Alfonso XIII, digo presuntamente por una
historia que se cuenta en la serranía de Cuenca, donde viendo que la reina no
se quedaba embarazada fueron al balneario de Solán de Cabras en Beteta, desde
entonces Real Balneario de Solán de Cabras, un lugar precioso,
posiblemente uno de los lugares más
bellos y desconocidos de España, allí aparte de tomar y beber las aguas
termales, buenas para favorecer la fecundidad, el rey y la reina marchaban por
sendas separadas a rezar a unos miradores, y por allí pasan muchos pastores
dispuestos a elevar la categoría de las reinas a madres… No quiero ahondar sobre
el tema, me faltan datos, además se sabe o se supone que a diferencia de su
“abuelo”, Alfonso XII, no era esteril,
pues tuvo dos hijos con una de sus amantes, la actriz Elena Sanz, y un tercero
con otra amante, Adela Lucía Almerich Cardet, de la que se cuenta cierta oscura
historia sobre de quien es hijo en realidad Alfonso XII.
Bueno ya he llegado al protagonista de la película
porno, o al introductor del cine porno en España, su católica majestad Alfonso
XIII. El conde de Romanones, que actuaba
al servicio de su majestad encargo una serie de películas porno que fueron
rodadas en Barcelona para uso y disfrute del monarca. El cual no solo pagaba el
producto final sino que sugería guiones y “argumentos” para llevar a cabo sus
fantasías sexuales.
Nada original fue a la hora de poner nombre a la
productora de cine porno, “Royal Films”, productora de
cine de de los hermanos, Ricardo y Ramón Baños, que se
encargaba de abastecer
de películas porno a su católica majestad,
desgraciadamente la mayoría de las películas desaparecieron, durante la guerra
y sobre todo durante la dictadura, que intento lavar la imagen del monarca.
El papel del rey no era solo pagar por ellas, sino que
a veces, sugería algunos argumentos de películas para que los productores los
desarrollaran, porque era un enfermo sexual de mucho cuidado, ya en el exilio
se le conocieron muchos líos de faldas incluso con prostitutas…
Se ve que andaba tan preocupado por el séptimo arte que
tuvo el acierto de apoyar la dictadura de Primo de Ribera, del mismo modo que
su católica majestad actual apoya los actos vandálicos de la dictadura de
Rajoy…
Y es que los borbones
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