miércoles, 2 de octubre de 2013

LO QUE NOS ESTÁ HACIENDO EL GOBIERNO FRANQUISTA

Por Pedro Luis Angosto | Gallardón dijo que su suegro, el exministro franquista José Utrera Molina, falangista y secretario general del movimiento, era una de las personas más extraordinarias que había conocido en su vida.
nuevatribuna.es | Pedro Luis Angosto | 01 Octubre 2013 - 19:25 h.
Gallardón, junto a su mujer y su suegro, José Utrera Molina.
Hace unos meses, el ministroAlberto Ruiz Gallardón fue entrevistado en la cadena de televisión ultrademocrática Intereconomía. En el curso de la interviú, Gallardón dijo que el también ministro franquista José Utrera Molina, falangista y secretario general del movimiento, era una de las personas más extraordinarias que había conocido en su vida, un ejemplo único para quienes se dedican a la política y el político que más había dado a los demás por menos. No sé por qué, pero al oír las declaraciones del Sr. Gallardón se me vino a la cabeza una conjetura fácil: ¿Habría sido posible que Ángela Merkel –aunque así lo sienta- hubiese expresado de ese modo su admiración por Hitler, Goering, Keitel o Goebbels? Indudablemente no, luego estamos ante una anormalidad, una aberración histórica. Ministros de la democracia borbónica comparecen en público para hacer panegíricos de ministros franquistas que se enorgullecen de serlo, y no pasa absolutamente nada.
Al no romperse con la dictadura mediante los pactos de la transición, los modos y costumbres, la moral y los hombres de aquellos tiempos oscuros han llegado a nuestros días
Las palabras de Gallardón no sorprenden a nadie porque cualquier persona mínimamente preocupada por la cosa pública sabe que Gallardón era uno de los favoritos de Manuel Fraga, ministro franquista y fundador del Partido Popular en el que siempre militó; porque ni un solo ministro del actual Gobierno ha condenado la tiranía franquista; porque el Partido Popular se ha negado sistemáticamente a que el Congreso haga una declaración en contra de ese régimen criminal que todavía condiciona nuestras vidas. Y es natural, no se les puede pedir otra cosa, mamaron franquismo, lo aceptaron y hoy sólo saben hacer franquistadas. Lo que no es natural es que los grupos políticos antifranquistas sigan compartiendo mesa y mantel con quienes un día de 1936 decidieron acabar con la democracia a cañonazos y hoy se niegan a que sepamos la verdad y se repare a las víctimas de la dictadura más feroz y larga de Europa.
El franquismo se caracterizó sobre todo por su crueldad sin límites, pero también y al mismo tiempo por ser un régimen absolutamente corrupto dónde todas las concupiscencias eran posibles sin que ocurriese nada. Al no romperse con la dictadura mediante los pactos de la transición, los modos y costumbres, la moral y los hombres de aquellos tiempos oscuros han llegado a nuestros días y han impuesto una política putrefacta que nos hace desayunar cada mañana, todos los días del año, con una decisión ministerial o un escándalo mayor que el de la mañana anterior. En España, gracias al ladrillazo de Rodrigo Rato, José María Aznar, Mariano Rajoy y compañía se desmanteló el tejido industrial, se creó una red de corrupción de tal envergadura que es difícilmente comprensible en un país en el que las instituciones democráticas estuviesen vivas. De aquella política cementera vino la quiebra de muchas de las mayores instituciones financieras del Estado: Caja Madrid, Bancaja, Caixa Galicia, Caixa Catalunya, Banco de Valencia, Caja del Mediterráneo y el Estado tuvo que salir en su socorro para evitar –dicen- el colapso: Sin embargo, el colapso se habría evitado igualmente disolviendo todas esas entidades y otras también dañadas y creando en su lugar una banca pública que garantizase los ahorros de los impositores. No se hizo así, y las entidades con otro nombre siguen vivas y sus dirigentes, en vez de estar en la cárcel para mucho tiempo, siguen su vida de lujo y despilfarro como si aquí no hubiese pasado nada, exactamente igual que pasaba en el franquismo con esas “cosillas”.
Los funcionarios públicos, pieza fundamental del engranaje de una democracia, reciben los sueldos más bajos de Europa. Nada tuvieron que ver con la crisis, pero sobre ellos se ceba un día y otro el Partido del Gobierno como si todos fuesen hijos deRodrigo Rato y tuviesen que pagar por él lo que el padre debe. Se había logrado una Administración profesional, las decisiones del PP respecto a los funcionarios sólo conseguirán desmoralizar a los trabajadores públicos y crear la inseguridad que sus políticas están creando en todos los trabajadores. El funcionario –par los franquistas- sólo está para obedecer y no rechistar.
Un tal Bárcenas llevaba no sé cuantos años como Tesorero del Partido Popular, hablaba con todos, bailaba con todas, pero nadie lo conocía aunque su despacho estaba en Génova y su jefe era Rajoy. Sin embargo, ha manejado millones y millones de euros, ha repartido sobresueldos hasta en Los Hodres, pedanía casi deshabitada de mi pueblo, y aquí como en el Caso Aceites Redondela, no pasa nada. Ni los Noos, ni los Millet, ni los Palau, ni los EMARSA, ni los Camps, Barberá, Pujol, Carceller, Castedo, Alperi, Milagrosa, Loterías, Metro-Valencia, Madrid-Arena, Olimpiadas, son responsables de nada, las cosas pasan por la Predestinación y nadie tiene culpa de nada. La economía nacional está en manos de la Banca que nos arruinó, a ella se le presta al 1% y compra deuda del Estado al 4%, sus ejecutivos y consejeros delegados, pese a demostrar su estulticia, su codicia y pésima gestión, son los mejor pagados de Europa, eso sí, como están interesados en quedarse con la Caja de las Pensiones Públicas, impulsan la creación de Fondos de pensiones particulares mediante desgravaciones de todo tipo en el impuesto de la renta. La Sanidad Pública funciona, pero es mejor que no funcione y que las listas de espera quirúrgica lleguen hasta las doscientas cincuenta mil personas para hacer ver, con la ayuda del Rey que siempre acude a “clínicas”, que urgente privatizarla y entregársela a los dueños de todo para que funcione como ha funcionado la banca durante el ladrillazo. Igual sucede con la Educación, con la Investigación, con la electricidad, con las políticas sociales: El ciudadano no es tal, sino un pagano, un ser amorfo al servicio del Gobierno y la oligarquía que con él va. Si protesta, si se queja, si alza la voz, un enemigo peligroso al que hay que neutralizar del modo que sea, incluso con la fuerza de las porras en las cabezas o de las balas de goma en los ojos.
La ley del aborto que prepara Gallardón, al igual que la de tasas judiciales, que el código penal nuevo, nos colocan en periodos anteriores a la Constitución, y está claro, lo hacen por nuestro bien, porque nosotros no sabemos lo que queremos ni estamos en condiciones de dilucidar que es bueno y que es malo. La Contrarreforma Laboral que permite contratar a una persona por unas horas, tener aprendices casi gratis y despedir por una bolsa de patatas fritas y poco más, no tiene por objetivo aumentar la explotación ni empeorar las condiciones socio-laborales, sino que vela por nosotros ya que en tiempos de crisis el ocio es peligroso y es mejor estar todo el día trabajando o en el sofá de casa viendo la TDT y pudriéndote en vida. Qué importa que la matrícula universitaria valga dos mil euros, nadie obliga a ir a la Universidad, además para lo que vale, que su hijo se haga torero que ya nos encargamos de pasarlo por la Televisión Pública, que para eso es nuestra. Qué importa que un recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto de Catalunya presentado por quienes nos mandan haya abierto una brecha de consecuencias difíciles de calcular si en última instancia tenemos los tanques, nada, somos patriotas franquistas, siempre uniendo, sumando voluntades… ¿Seis millones de parados? ¿Y qué? La mayoría viven con sus padres o sus abuelos y trabajan en la sumergida, peor está Cristina en Suiza. ¿Las pensiones? Se vive demasiado y eso no es bueno. Que el déficit público es galopante, pues nada subimos el IVA a la cultura hasta el 21%, cerramos locales dónde trabajan y acuden rojos, y dejamos el del Fútbol y los toros al 10%. ¿El impuesto de la renta? Qué va eso no se toca, lo tenemos sólo para los que usan algo tan anticuado como la nómina, ¿no querrán ustedes que los ricos paguen? Bastante tienen con administrar sus bienes y los nuestros…
En fin, tenemos un gobierno que ha presentado unos presupuestos en los que la partida para investigaciones militares sube un 39,5%, y la de investigación, esa que afecta a las enfermedades, al I+D+i, un 1,5; que, aunque no pase nada, ha armado a la policía hasta los dientes dándole instrucciones bastante claras respecto a las protestas. Un Gobierno al que sólo importa, como bien decía su Presidente en El Faro de Vigo, las estirpes, las buenas estirpes, y nada el interés general. Al país corresponde poner punto y final a este reverdecer del franquismo que amenaza con sumirnos a todos de nuevo en la profunda oscuridad de “La longa noite de Pedra” de que hablaba el gran poeta Celso Emilio Ferreiro.





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