El
maquis desenterrado
Localizados en Pinos
del Valle los restos de 12 represaliados por el franquismo, algunos
pertenecientes a la Agrupación Guerrillera de Málaga
Valme Cortés Granada 30 AGO 2012 - 22:42 CET2
Trabajos de exhumación en las dos
fosas de Pinos del Valle (Granada). / M. ZARZA
Maravillas Martínez y Antonio
Bonillo se debatían este jueves entre la satisfacción y la rabia. Ella quería
aliviar de algún modo la pena con la que murió su madre, que no pudo recuperar
los cuerpos de sus dos hermanos, Manuel y José Molina, mientras que Antonio
Bonillo podrá llevarse los restos de su padre 65 años después. "Siempre
hemos sabido que estaban aquí y no podíamos hacer nada...". La exhumación
que ha llevado a cabo la Asociación Granadina para la Recuperación de la
Memoria Histórica ha permitido hallar restos de 12 represaliados del franquismo
en el municipio de Pinos del Valle.
El proyecto tenía como objetivo inicial
recuperar los restos de cuatro: los dos hermanos Molina y Juan Díaz y su hijo
José. Todos fueron ejecutados por motivos ideológicos en mayo de 1947. La
intervención junto a la iglesia de La Inmaculada, en el municipio, ha permitido
localizar ocho cuerpos más. Los de siete vecinos de Almuñécar, ya recuperados,
y otro vecino de Pinos que fue torturado y cuyos restos están localizados.
La ejecución de los hermanos Molina y Juan
Díaz y su hijo, se desencadenó, según ha documentado el historiador José María
Azuaga, después de que la Agrupación Guerrillera de Málaga secuestrara el 10 de
mayo del 47 en este pueblo a un hombre, Juan Díaz Salaverri, al que acusaban de
represor del franquismo. Pidieron 200.000 pesetas de rescate y, aunque hay una
doble versión, unos que la familia pagó y otros que no, lo cierto es que apareció
muerto el 19 de mayo.
A partir de ahí, el régimen envió al municipio
al capitán de la Guardia Civil Rafael Caballero Ocaña, que era "el más
duro de la provincia", según Azuaga, y se produjeron varias detenciones.
Entre otras, la de un pastor acusado de colaborar con la guerrilla, Francisco
Lara Malagón, que recibió durante su interrogatorio en el cuartel una paliza,
de cuyos gritos dejaron constancia algunos de sus vecinos.
El 22 de mayo apareció ahorcado en su celda.
Hay dos versiones, la del suicidio, que dio el régimen, y la de que lo mató la
Guardia Civil, explica Azuaga, autor del libro Granada-Málaga: represión,
resistencia y guerrilla (1939-1952), de próxima publicación.
Los dos hermanos Molina, de 27 y 23 años,
trabajaban en el campo. Fueron fusilados y enterrados el 24 de mayo.
"Pensaban que ellos sabían del secuestro y como no dijeron nada, los
mataron", explica su sobrina, que es una de las promotoras de la búsqueda.
Los cuerpos de Juan Díaz Díaz y José Díaz Paquez, de 50 y 18 años, han sido
recuperados por deseo de su nieta, Julia Díaz. Ellos fueron enterrados el 25 de
mayo.
En una fosa contigua, en terreno de lo que un
día fue cementerio del pueblo, la asociación detectó otra fosa con varios
cuerpos. Son siete vecinos de Almuñécar que fueron detenidos en una redada y
acusados de colaborar con la guerrilla. En esas fechas en Almuñécar, octubre de
1947, funcionaba con fuerza una organización clandestina, en conexión con la
guerrilla y la Agrupación de Málaga, dirigida por José María Pérez Martín, El
Sombrerero, que fue un antiguo militar republicano que logró huir.
Para impedir el apoyo del pueblo a la acción
clandestina y sembrar el terror, según la documentación de Azuaga, el general
Julián Lasierra diseñó una acción. La orden a un teniente fue: "Coge a
diez y los fusilas". Aunque el teniente acató aparentemente la orden,
logró zafarse después, pero el encargo fue enviado a un oficial. Las
detenciones, a vecinos peligrosos, según la clasificación del régimen, se
produjeron el 9 o 10 de octubre y permanecieron en el cuartel sometidos a
torturas durante el interrogatorio hasta el 19, cuando siete fueron fusilados
en la sierra y posteriormente trasladados a Pinos del Valle. Dos lograron
escapar y uno se salvó por amistad con un falangista. Varios pertenecían a la
organización clandestina.
Los fusilados fueron Antonio Bonillo Barbero,
Andrés Arnedo Carrascosa, Antonio Olivares Cervilla, Francisco Díaz López,
Bolloco, José María Márquez Rivas, Antonio Arellano y Blas Pintor Guerrero.
El hijo de Antonio Bonillo contaba emocionado
este jueves que puede recuperar por fin los restos de su padre, del que apenas
guarda algunos recuerdos como en sueños. "La última vez que lo vi fue
meciendo a mi hermana que tenía 18 meses, y también me acuerdo de cómo bailaba
en el horno y yo detrás de él". Su madre, viuda con tres hijos, uno de los
cuales nació después de la ejecución del progenitor, no cobró pensión. Lo daban
por desaparecido. "Hemos pasado mucho y sabíamos que estaba aquí".
Fuente: www.elpais.com
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