lunes, 17 de septiembre de 2012

“LA REALIDAD ME HA IMPEDIDO CUMPLIR MI PROGRAMA,PERO SI YA SAVIA LO QUE HABIA ANTES DE LLEGAR AL GOBIERNO”



EL DERECHOA LA ASISTENCIA SANITARIA, LA SANIDAD UNIVERSAL
 Artículos de Opinión | Jerónimo González | 17-09-2012 | 
 Gracias al Real Decreto Ley 16/2012, definitivamente hemos podido dilucidar que es lo que más se parece a un inepto presidente del gobierno español que decía ser de izquierdas: un nefasto presidente del mismo que se declara de derechas.
De lo que cada día adolece más esta pseudo-democracia nuestra, es de demócratas. Así, estos hombres y mujeres que hemos colocado en los vértices de poder, se permiten, bajo el paraguas del absurdo reconocimiento de su líder "la realidad me ha impedido cumplir mi programa electoral", además de reconocer y aceptar desconocer la realidad, o más bien vivir fuera de ella a la hora de programar o legislar sus políticas, hacer de este desconocimiento la herramienta y justificación para poder alterar todo lo que predicaron en campaña, provocando sin duda alguna, la mayor malversación y prevaricación que se puede hacer de la soberanía popular, que les recuerdo, es la nuestra.
Y si no la están prostituyendo, nuestra soberanía, y volviendo al tema que nos ocupaba, que alguien responda a estas dos preguntas, la segunda más importante que la primera:
1. ¿habrá algún no votante del PP de acuerdo con el decreto que propugna la no asistencia sanitaria a quien esté despojado de una tarjeta sanitaria?
2. ¿habrá algún votante del PP de acuerdo en privar de la asistencia sanitaria, a los posiblemente más desfavorecidos de nuestra sociedad o mal llamados "inmigrantes ilegales"?
No nos confundamos, alguno habrá, esta claro, pero no me cabe la menor duda de que incluso la mayoría de los adeptos al PP, no están en absoluto de acuerdo con esta mediocre e insolidaria medida, así como tampoco lo estarán con la socialización de las perdidas de la banca cuando sus ganancias estaban bien privatizadas, ni con la subida del IVA habiendo prometido y justificado no hacerlo, ni con la creación de bancos tóxicos que limpien la irresponsable, negligente y según los casos, fraudulenta o delictiva conducta de sus políticos (en muchos casos sobrantes o ex-cargos de otras instituciones) al cargo de sus politizadas cajas de ahorros, bancos, agencias públicas y un sin fin de etcéteras más...
Decía anteriormente mal llamados "inmigrantes ilegales" por el adjetivo de "ilegal", el cual en mi opinión se acerca más a significar que despojar a cualquier persona de su derecho a la sanidad, es una violación de su derecho a la salud, incluso de su derecho a la vida, ambos protegidos por la Declaración Universal y el convenio para la protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales. Supongo que de cada caso de desatención sanitaria, habrá de conocer la Corte de Estrasburgo como máxima autoridad judicial para la garantía de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales en toda Europa.
En esta atmósfera de desesperación económica y social, y de devaluación total de los valores, de lo poco que podíamos estar orgullosos, además de los Iniestas, Xavis y demás, era de nuestra Sanidad Universal, aunque esta tuviera sus defectos y sirviese a algunos cretinos para aprovecharse de la misma.
Y este orgullo que creo sentíamos por esta "universalidad de la sanidad" tiene su razón de ser en la propia idiosincrasia de este país, o zona, con o sin identidad propia, llámenlo como quieran, y esta idiosincracia refleja claramente que España es humanista, y humanitaria, y los españoles, en general, no xenófobos, ni gentes que acepten que sus políticos, en este caso su política, Dña. Ana Mato, pretendan diferenciar en base a una tarjeta sanitaria, ciudadanos de primera, con derecho a ir a su centro de salud más cercano, y ciudadanos sin tarjeta, o de segunda, sin uno de los más básicos de todos los derechos.
Supongo que esta señora, y su seguro extenso gabinete, no han tenido la oportunidad de leer, quizás ni de conocer, el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que viene a establecer la protección universal de todas las personas sin distinción y la obligatoriedad de la atención sanitaria.
Además de atender a la Declaración Universal de Derechos Humanos, debemos hacer mínimo otras dos reflexiones, una para ellos, nuestros gobernantes y otra para nosotros, los votantes, y ambas emanan del primero de los artículos de nuestra Constitución, ley magna y suprema a todas las demás leyes, decretos ley, etc. de estos que nos gobiernan, y de los anteriores que nos gobernaron:
Art. 1.1 "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político".
Y esta insolidaria medida o ley, o real decreto ley, o lo que sea, no es social, ni propugna como valor supremo la igualdad de todos, y por supuesto no es democrática, porque democrático es lo que queremos casi todos, y esta privación de derechos básicos y fundamentales a algunas personas, estoy seguro no la queremos casi ninguno.
Art. 1.2 "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado".
Pues eso, lo dicho, esta es la reflexión que es para nosotros, los votantes.
Tampoco deberíamos de olvidar que en este país, diariamente emigran más personas fuera, que inmigran dentro, y estos son muchos de nuestros hijos. Y estos jóvenes dentro de unos años, aun siendo españoles, vivirán fuera de España, y tendrán parejas e hijos, y algunos estarán trabajando, y por tanto tendrán permisos de trabajo, de residencia y demás vainas para poder considerarse integrados, pero quizás haya algunos otros, que por la razón que sea no tengan trabajo, y por tanto quizás adolezcan de papeles, permisos o tarjetas sanitarias, y esperemos que allá donde se encuentren, estos documentos no sean los que determinen si tendrán o no, ellos o sus hijos, nuestros nietos, derecho a recibir atención sanitaria.
No estamos hablando de inmigración, de si el estado del bienestar actual es sostenible o no, ni de crisis, ni de despilfarros, ni incluso de ahorro. Estamos hablando de personas, de Derechos Humanos, de derechos básicos e inalienables. Estamos hablando de la dignidad, que cada vez está más claro, o se tiene, o no se tiene.
Cuando en un estado, no todos los que cohabitan son iguales, no hay estado, hay otra cosa. Suficiente distinción soportamos ya, entre los que gozan de determinados privilegios, el resto y los realmente desfavorecidos, como para además determinar criterios como la nacionalidad, para determinar quien tiene garantizados los derechos más básicos, como el derecho a que te intenten curar cuando estés realmente enfermo.
Aunque la siempre ejemplar Comunidad Autónoma Valenciana ya se haya atrevido a presionar a sus facultativos con la prohibición expresa de atención a quien no posea la tarjeta sanitaria, es posible que aun así la propia ineficacia de la medida la haga impracticable en la realidad, debido fundamentalmente a la lealtad que el personal sanitario suele presentar, antes que con la autoridad sanitaria, con sus pacientes.
Hay que atender sanitariamente a todo el mundo por una cuestión ética, pero también hay que hacerlo por una condición legal, así el Código Penal tipifica como delito "la negación de auxilio" o asistencia.
Por otro lado, "...Trataré a todos los que soliciten mis servicios" dice el código deontológico o juramento hipocrático de los médicos, y no "trataré a todos los que tengan la tarjeta sanitaria".
En mi opinión, es la propia Dña. Ana Mato y su gabinete los que pueden estar incurriendo en un delito, y no solo por pretender privar a los "sin tarjeta" del Derecho Humano a la Salud, sino por desprotejer aun más si cabe, a un colectivo, el de los inmigrantes irregulares, especialmente vulnerable, lo cual ocasiona, un grave riesgo de Salud Pública, al provocar por omisión de control, una mayor proliferación de enfermedades infecciosas o al provocar la saturación del servicio de urgencias por poner dos simples ejemplos.
Por todo esto, y sobre todo por ser obvio, ético, legítimo, solidario y democrático, seguro que nuestros gobernantes lo único que se van a encontrar es a un personal sanitario que objete de conciencia ante esta medida, o simplemente la desobedezca, y a unos usuarios nacionales, como a ellos les gusta llamarnos, del servicio publico de sanidad, que impediremos en cualquiera de nuestros hospitales o centros de salud cualquier intento de desatención médica a cualquier persona por el hecho de no obrar en su poder una tarjeta sanitaria. Y será igualmente muy importante que todos tengamos claro, que si de esta medida se ocasionara cualquier riesgo grave para la salud de cualquier persona, o incluso la muerte de alguna de ellas, por falta de atención o miedo a acudir a buscarla, hay unos políticos que han malversado la soberanía popular que se les entregó, y que el simple hecho de que esta medida esté revestida de un proceso legislativo o amparada y legitimada en una victoria electoral o en una situación de asfixia económica, no les exime de responsabilidad, y en la medida en que nos sea posible deberíamos hacer que pagaran por ella.

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