La carta, envenenada, del rey
Viernes, 21
de septiembre de 2012 00:00
Escrito por
Julio Ortega Fraile*. LQSomos. Septiembre 2012
No dejas de asombrarme, y de revolverme,
Juan Carlos de Borbón. Para algunos Rey y para otros, entre los que me
encuentro, testaferro del mismo imperativo legal que, ayer encarnado en
dictadura y hoy disfrazado de democracia, sigue obligando al vasallaje, pero a
diferencia del feudal y en detrimento nuestro, en este sistema no ha lugar para
la felonía, pues la obligación contractual contigo está refrendada por una
firma que no estampamos y cuyos términos si estamos forzados a acatar, aunque
te colasen de matute en una Constitución, más ficticia que real, como adenda de
aquel Caudillo cuyas risas todavía se escuchan. Y en esta época más nítidas y
estruendosas que nunca.
Qué facilidad para apretar el gatillo.
Lo mismo disparas contra un oso o un elefante, que le metes un tiro entre ceja
y ceja a la dignidad y la libertad de unos ciudadanos a los que nunca has
dejado de considerar súbditos al estilo del Antiguo Régimen, por más que
adaptes tu imagen a una modernidad que te sirve para disfrutar, a nuestra
costa, del último y más caro modelo en coches, motos, barcos, armas o sillas
para cazar sin fatigarte, pero no para comprender que tu fondo está tan a la
vista como evidente lo inútil y lesivo, material y moralmente, del cargo que ostentas
por la G. de Franco, y la pleitesía cómplice de quienes recibieron complacidos
parte de su herencia.
¿A qué llamas dividir fuerzas, alentar
disensiones, perseguir quimeras o ahondar heridas? Imagino que sientes cómo
tiembla tu trono y se tambalea tu corona cuando el pueblo ejerce su legítimo
derecho a reflexionar, decidir y reclamar en aquello que le concierne, pero no
tengas el cinismo de hablarnos de generosidad o de ética. No tú que no muestras
ni una ni otra, no tú que fuiste digno siervo y estómago agradecido de tu
mentor el dictador, que hay más sombras que luces sobre tus filias en el 23F,
que tus relaciones con José Mª Cuevas, Ruiz Mateos, Mario Conde o Valls
Taberner, entre otros, huelen a algo más que apretones de manos, que paseas tu
calderilla por Forbes, que mandas callar a un Jefe de Estado que SÍ fue elegido
democráticamente, o que eres mecenas moral y formal, espectador de honor y
actor en diferentes formas de crueldad extrema con los animales.
¿Tú dando lecciones de generosidad y de
ética? ¿Tú hablando de una sociedad sana y viva? No me hagas reír Borbón que me
entran ganas de llorar. Tú quieres y necesitas servidumbre y leyes que la
amparen para que no te cierren el mayestático chiringuito.
Fuente: http://www.loquesomos.org/
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