EL#25S, LA POLICÍA Y EL FUTURO DE ESPAÑA
EN EL MUNDO
Artículos de
Opinión | Jon Juanma * | 28-09-2012 |
¿Qué ocurrió
el 25S? No solo vimos cómo se produjeron cargas indiscriminadas contra los
manifestantes que mayoritariamente se manifestaban pacíficamente en las calles,
sino también un Estado de Excepción en el perímetro largo del Congreso en
Madrid: calles cortadas, prohibición de la libre circulación por el territorio
nacional, etc. Se impidió la libre circulación de personas y ciudadanos, lo
cual no es solo anticonstitucional sino que rompe la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 también ratificada por el actual Reino de España.
En opinión de quien les escribe nos falta una organización revolucionaria seria
que impida lo que pasó el martes, esto es: que la policía dirigida desde
Interior (muñecos de la burguesía) hiciera con nosotros los manifestantes lo
que quisiera desde el principio, llevándonos como borregos al matadero/palizero
desde los puntos de encuentro. Esto no quita para que denuncie el
comportamiento de manifiestantes violentos (infiltrados o no) que van desde los
policías y paramilitares contratados hasta (algunos) adolescentes con exceso de
testosterona.
La gente
está muy quemada y no es para menos con toda la violencia estructural, la
guerra económica, que estamos sufriendo. Pero no debemos olvidar por mucho que
les fastidie a algunos que la policía es parte del pueblo y no se va a producir
ninguna revolución si no conseguimos que un número importante de los agentes se
sumen a nuestra causa. Si no nos rompemos los sesos pensando con qué
estrategias de organización y pedagogía vamos a conseguirlo, serán ellos los
que mañana nos rompan los sesos a nosotros. Pido a todos los adolescentes y no
adolescentes que van a tirar piedras a las manifestaciones como quien va a
practicar deportes de riesgo que ese exceso de testosterona lo controlen
masturbándose o buscándose pareja.
La
revolución es un tema muy serio como para que sigan poniéndonos a la policía en
nuestra contra y haciendo las delicias de la derecha más rancia y fascista. Si
no conseguimos que la policía venga con nosotros, no tendremos ninguna
oportunidad de cambiar las cosas, pues al Capital internacional todavía le
quedará la carta del ejército para aplastarnos en nuestra lucha por una vida
digna. Entonces, ¿a dónde queremos ir en serio sin la policía?. Por favor,
tengamos amplitud de miras e inclusión. La violencia no es nuestra carta
ganadora. Debemos convencer al mayor número de policías y miembros de los
cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para que se pasen a las trincheras
del pueblo. Hacerles entender que están ayudando a cimentar el infierno que la
burguesía ha preparado para las clases populares españolas, entre las cuales
ellos se incluyen junto a muchos de sus familiares. Por tanto necesitamos una
organización revolucionaria seria (que no tenemos), mayor formación, menos
testosterona y más inteligencia estratégica y fraternidad humana. Podríamos
aprender mucho del pacifismo activo de los compañeros andaluces del SAT, como
Gordillo y Cañamero.
La mayoría
de la burguesía internacional que encarna los intereses del Capital enloquecido
ha decidido que España pase a ser un país en vías de subdesarrollo, esto es, un
país semiperiférico de perfil bajo (como cualquiera de América Latina en los
años ochenta). La burguesía “realmente gobernante” desea la siguiente
configuración social entre la población española: por una parte una una pequeña
élite dirigente, una lumpemburguesía dependiente de otras burguesías
internacionales (como la estadounidense, la alemana, la india, la china o
algunas árabes), mientras una pequeña porción de clase media-alta (de un 15 a
un 20% de la población) se encarga de la gestión del Reino. Después nos
quedaría un 45-50% de asalariados ahogados cada día por llegar a fin de mes sin
prácticamente poder de consumo, sin derechos y pagando por todo los servicios
públicos privatizados, con alto desgaste humano en el trabajo y en el consumo
(por la baja calidad del servicio de los oligopolios privatizados). Ello
vendría acompañado de un aumento de la mortalidad junto a un descenso abrupto
de todos los indicadores de bienestar para este sector. Para finalizar, entre
sus planes quedaría dejar a un 35-40% de la población española viviendo en la
pobreza más denigrante, muchos de ellos sin trabajo reglado, subsistiendo de la
mendicidad, el trapicheo y la mafia. Esta es la hoja de ruta de la burguesía
internacional dirigente en el Reino de España junto a sus muñecos del PPSOE,
UPD y una parte de la élite dirigente de Izquierda Unida-PCE (que como sucedió
con el colaboracionista recientemente fallecido Carrillo durante la Transición
o II Restauración Borbónica, también tienen su papel de contención y gestión
del descontento). Por supuesto, como colaboracionistas se encuentran también
una parte sustancial de la dirigencia de UGT-CCOO que siguen vendiendo a los
trabajadores por un “plato de lentejas” (o langostinos) junto a unas rayas de
cocaína colombiana que le sirve la burguesía en sus yates varados en el
Mediterráneo o en las amplias terrazas de un lujoso ático en Madrid o Berlín.
El capital se acumula por nuevas zonas del mundo como Asia (India, China, etc)
junto a ciertos países árabes y latinoamericanos, es por eso que otras zonas
del mundo deben perder parte de la gestión del plusvalor mundial y España está
entre ellas. Por ende, los asalariados en territorio español, “nacionales” e
inmigrantes, pagarán el pato de esta relocalización viendo cómo aumenta su
nivel de explotación mientras que el plusvalor que les extraen los burgueses no
será devuelto en forma de rentas o préstamos, sino desviado a otras zonas del
mundo para el consumo de sus habitantes (del mismo modo que antes pasaba al
revés, con el flujo Latinoamérica-España por ejemplo).
Ante este
escenario, si queremos cambiar las cosas, considero que lo mejor que podríamos
hacer además de construir organizaciones de izquierda a la altura de las
circunstancias (anticapitalistas, socialistas y democráticas, con altos niveles
de formación y solidaridad entre sus miembros) sería hablar con la policía,
antes y durante las manifestaciones, pero sobre todo antes. Tenemos mucho que
decirles y no poco que escuchar. Haciendo un trabajo de pedagogía que les haga
entender que tienen todo por ganar si se pasan a nuestro lado o al menos
boicotean las órdenes que reciban de Interior mediante la desobediencia civil
encubierta. Hagamos propaganda de nuestra visión de lo que debería ser una
policía democrática, donde los mandos fueran elegidos democráticamente por el
pueblo y los agentes. Donde pudieran seleccionar cuál es el mejor de los suyos
para que la policía cumpliera su cometido loable, mientras su dirección no
fuera reflejo de intereses polítiqueros, empresariales y mafiosos; reduciendo
el salario de sus altos cargos y restaurando el salario a los agentes de la
calle mejorando sus derechos laborales: reducción drástica de su jornada
laboral, aumento de las prestaciones y las vacaciones, dotando a los agentes de
incentivos por los objetivos sociales alcanzados y no los meramente punitivos.
Ser radical
no es ser extremista, ni ser revolucionario es ser un partidario acrítico y
atemporal de la violencia sin sentido. La razón está de nuestra parte.
Extendámosla como la pólvora desde abajo sin pegar un solo tiro o lanzar una
piedra, pues las primeras barreras que debemos superar son las naturalizadas en
nuestras mentes por el sistema burgués. Por ejemplo, cuando los medios de
comunicación nos pintan un escenario dividido entre “izquierdistas-perro
flautas” vs “policías fascistas”, etc., nos están desuniendo antes de que los
antidisturbios y manifestantes se enfrenten en las calles. Ni todos los
izquierdistas somos “perro-flautas” ni la mayoría de los policías españoles son
fascistas, al menos no en este momento histórico concreto.
Carguémonos
de amplitud de miras, hablemos más con los agentes, pasemos a muchos a nuestro
lado mientras mejoremos nuestra política comunicacional con ellos durante las
manifestaciones. Borremos de la mente las estrategias (y cánticos)
provocadores/segregadores mientras aumentamos los esfuerzos por tenderles la
mano. No hay nada más revolucionario hoy, ni nada que pueda dañar más a la
burguesía y a los intereses reproductivos del capital, que destruir su
monopolio de la violencia desactivando a sus ejecutores. Recordémosles que son
asalariados como nosotros, personas como nosotros, con familias en las clases
populares como nosotros. Y recordémoslo nosotros también. Lo que nos
diferencie, no lo agrandemos; entendámonos y caminemos juntos por la senda
hacia una sociedad verdaderamente democrática y socialista donde el desarrollo
tecnológico nos sirva para vivir mucho mejor en lugar de para ser explotados
por una élite capitalista como sucede hoy día. Élite parasitaria de banqueros y
magnates que nos obligan a vivir con cada vez menos tiempo libre, sin poder
dedicar el tiempo que queremos a nuestra familia, amigos o aficiones.
* Jon Juanma
es el seudónimo de Jon E. Illescas Martínez, investigador y doctorando en la
Universidad de Alicante y la Universidad Complutense de Madrid, en temáticas de
geocultura, geopolítica, industrias culturales y análisis del sistema-mundo.
Recientemente ha publicado el libro “Nepal, la revolución desconocida. Crisis
permanente en la cima del mundo.” (La Caída, 2012). Es miembro crítico de
Izquierda Unida y el Partido Comunista de España. También es artista plástico y
creador del Sociorreproduccionismo Prepictórico.
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