'De la
clandestinidad a la libertad conquistada. Antifranquismo y lucha obrera en la
Vega Media del Guadalquivir' rescata del olvido el mundo rural y su lucha contra
la dictadura
RAFAEL
GUERRERO Madrid 21/11/2014 19:32 Actualizado: 22/11/2014 10:05
E. Círculo Rojo |
La lucha
clandestina por las libertades democráticas durante el franquismo no se
circunscribió sólo a las grandes ciudades, sino que tuvo también su recorrido
en el mundo rural. Este protagonismo olvidado de los jornaleros, en este caso
andaluces, es reivindicado y ampliamente documentado por el investigador
sevillano Ramón Barragán que lo expone con muchos detalles y nombres y
apellidos en el libro titulado De la clandestinidad a la libertad
conquistada. Antifranquismo y lucha obrera en la Vega Media del Guadalquivir,
editado por Círculo Rojo.
El autor,
que es maestro jubilado y exsecretario general de CCOO de la Enseñanza en los
años 80, considera "una inmensa laguna" el olvido del mundo
rural en la lucha contra la dictadura, el de unos hombres y unas mujeres
"que se hicieron cultos con su compromiso político por la democracia, que
leyeron, estudiaron, aprendieron a debatir, a dialogar y actuar con equilibrio
y moderación".
Su presencia
profesional como maestro en esa comarca sevillana también conocida como la del
Canal de los Presos —obra hidráulica de 150 kilómetros realizada por presos
políticos con trabajos forzados— le ha ayudado a enfocar a ras de tierra la
evolución de la oposición a la dictadura, década a década y pueblo por pueblo,
desde el fin de la Guerra Civil hasta 1976 tras la muerte de Franco. Cuatro
años de intenso trabajo con más de doscientas entrevistas y numerosas consultas
a archivos han dado como resultado un libro muy denso que retrata los
pormenores de la dura vida de los jornaleros de los doce pueblos de esta
comarca sevillana.
Balance represivo de 412 muertos y 313 presos
políticos
Los
jornaleros de esta tierra de latifundistas, activos colaboradores de los
golpistas, pagaron un alto tributo de muerte y cárcel en la represión
franquista, cuyo balance es de 412 muertos y 313 presos políticos hasta los
años de la postguerra, en su mayoría trabajadores del campo, sin que esas cifras
incluyan "las incontables detenciones y penas de cárcel durante el resto
de la dictadura". Pero fue precisamente la cárcel el germen de donde
surgió el movimiento de oposición al nuevo régimen, "de donde salieron
ideológicamente reforzados y comprometidos aquellos que se sobrepusieron al
miedo en los años 40, a quienes hay que reconocer su valentía y su
dignidad", afirma Barragán.
"Los
jornaleros de esta tierra de latifundistas pagaron un alto tributo de muerte y
cárcel"
"Muchos
de aquellos luchadores empezaron en los años 40 y terminaron en los 80 su vida
política. Hicieron la travesía completa del franquismo desde el principio hasta
el final, con gran altura y honradez en una vida marcada por la lucha".
Ramón Barragán no duda en atribuir el gran mérito de esa lucha al Partido
Comunista de España (PCE), del que nunca fue militante, aunque sí lo fue de la
Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) desde 1970 y de Comisiones Obreras
de la Enseñanza desde 1974. Admite que su compromiso cristiano no fue óbice
para unirse a la órbita del PCE que lideraba la lucha antifranquista.
"Mucha gente de la HOAC luchó, organizó a los obreros y estuvo al lado de
la gente. Eran respetados pese a sus creencias y al apoyo de la Iglesia oficial
al franquismo", añade.
Inocentes fusilados en la plaza del pueblo
Cinco
republicanos de la comarca acabaron en Mauthausen, cuatro de ellos murieron en
Gusen y otro sobrevivió a la liberación del campo de concentración nazi.
También hubo maquis que se echaron al monte, no por allí porque es terreno
llano de vega, sino por la Sierra Sur cerca de Málaga desde donde algunos
lugareños se acercaron al pueblo y provocaron como represalia la detención
de sus familiares. "Podría decirse que el maquis repercutió en la
comarca, como cuando fue secuestrado y atracado el conde Miguel Sánchez Dalp y
a consecuencia de ello fueron fusilados en la plaza del pueblo de La Rinconada
dos lugareños en los años 40, tras un juicio rápido que los condenó sin que
hubieran tenido nada que ver en los hechos".
Ramón
Barragán se detiene también en la larga secuencia de redadas que se producían
en los pueblos de la comarca del Canal. "La más gorda fue en 1960, cuando
cayeron 140 militantes de toda la provincia, desde Peñaflor a Utrera, pasando
por Dos Hermanas, Alcalá y San José de La Rinconada. Once de ellos fueron
condenados a 6 años de cárcel". También en el tardofranquismo de los años
70 cayeron militantes comunistas con responsabilidad política provincial y
regional, "que estuvieron en la cárcel hasta 15 días después de la
muerte de Franco".
"La
gente pasó mucha hambre, comían las hierbas del campo que a veces producían
enfermedades"A las persecuciones y la constante vigilancia policial había
que añadir las durísimas condiciones de vida en una zona latifundista por excelencia
como esta, "donde la gente pasó mucha hambre, comiendo las hierbas que
encontraban por el campo que en ocasiones producían enfermedades porque no eran
comestibles". Por si fuera poco, muchos miles malvivían en chozas que se
levantaban en los alrededores de los pueblos como Brenes, Cantillana o Alcalá
del Río. Los años 40 y 50 fueron " veinte años perdidos" según el
autor, que considera la autarquía como "una gran mentira, ya que lo que se
producía no daba para consumir. Fue un tiempo de hambre, sudor y lágrimas, que
no llegó a más por la emigración".
Emigrantes con las maletas llenas de rebeldía
La válvula
de escape de la salida al extranjero en busca de trabajo fue en la parte
occidental un proceso algo más tardío que en la Andalucía oriental. "Se
pasó de la sobreexplotación de los años 40, que era otra forma de represión, a
la emigración forzosa —vete de aquí, que ya no te necesitamos—, después de
haber hecho la reforma agraria franquista al servicio de los terratenientes a
través de la modernización agrícola y la mecanización".
Sin embargo,
aquellos emigrantes que cruzaron los Pirineos no sólo llevaron en sus
rudimentarias maletas la poca ropa que tenían y alguna tripa de salchichón,
sino también una amplia dosis de rebeldía. "La mayoría se van fuera y
siguen luchando y otros terminan de adquirir conciencia política en el
extranjero, aunque en el caso de Alemania tenían que andarse con ojo y seguir
trabajando clandestinamente porque allí el Partido Comunista era ilegal".
'De la
clandestinidad a la libertad conquistada' cuenta mucho más que este breve
resumen. Por supuesto que narra lo que nunca contó el NODO, aunque el Noticiero
franquista cinematográfico sí dedicó amplia cobertura a la visita de Evita
Perón a España, pero seguro que nunca contó la verdad de la histórica presencia
de la primara dama argentina a una finca de La Rinconada para entregar a
colonos unos títulos de propiedad que al final eran falsos, como
demuestra Ramón Barragán en su detallado y prolijo relato sobre la dura
realidad cotidiana del mundo rural jornalero durante el franquismo en la
Andalucía latifundista del Bajo Guadalquivir.
Fuente: www.publico.es
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