nuevatribuna.es |José Molina |
Doctor en Economía, Sociólogo y Miembro de Economistas Frente a la Crisis |
Blog Economiaapiedeca...
24 Noviembre 2014 - 12:59 h.
La
crisis económica no solo ha puesto de manifiesto los defectos de gestión,
solvencia y ética del sector financiero, sino que nos enfrenta al desafío de
un cambio de modelo productivo que sea más competitivo y ecológico, pero
también que dé un giro orientado al crecimiento con políticas económicas e
industriales que sean generadoras de un equilibrio social y corten la tendencia
creciente a las desigualdades.
El
legado de esta crisis es una sociedad con mayores diferencias de renta, con un
incremento constante en la remuneración al capital, cada vez más rentista según
Piketty, frente a una ampliación de la brecha en las remuneraciones del trabajo
que aún se agranda más por los recortes presupuestarios, con especial
incidencia en las ayudas para dependencia y desempleo además de un cambio en la
concepción del Estado de bienestar en la que cultura, sanidad e investigación
quedan reducidos drásticamente perturbando la propia dinámica económica y
acrecentando las consecuencias de la crisis. No vemos planes orientados hacia
unas políticas fiscales proactivas y no se impulsan palancas de creación de
empleo.
Necesitamos
otras herramientas, otros gestores, nuevas estructuras... Se ha roto el pacto
social que se gestó en la Transición, el desgaste de más de treinta años de
conllevar ciertas políticas sociales nos han sacado fuera del juego de los
equilibrios. Se ha impuesto por los mercados una férrea política neoliberal, no
deseada socialmente pero que, al ser asumidas por las políticas de gobierno,
nos han convertido en una región perturbada. Un gobierno de burócratas que han
llegado al poder sin poner remedio a la falta de transparencia del sistema. Son
los males de una política agotada que no ha evolucionado en treinta años.
Por
otro lado, socialmente hay un letargo cada vez mayor, las encuestas del CIS lo
ponen de relieve, el riesgo de fractura, no solo económica sino social, es un peligro
que vivimos y que impide afrontar con sosiego el cambio de modelo. Hemos
perdido por el camino nuestro elemento compensatorio: la clase media. Su
desaparición de la escena social es un peligro añadido, y no se ve que pueda
recuperarse, como nos explica Cowen en su último libro. Hemos perdido la
estabilidad del sistema que mantenía un equilibrio entre los extremos
sociales. Ahora la crisis nos ha envuelto a todos en un magma depresivo, sin
músculo en la clase social.
Los
Economistas Frente a la Crisis, pensamos que salir de la crisis requiere
predefinir el modelo económico y social de las próximas décadas que debe estar
en consonancia con el nuevo reparto de papeles asignado a los países del Sur de
Europa. El poder no está en manos de los gobiernos nacionales porque nos
gobiernan desde fuera. Llevamos dos legislaturas obedeciendo a normas no
votadas y estamos ante una coyuntura muy difícil en la que combatir la vuelta a
‘la economía del pelotazo’, de la que ya hay signos por la impaciencia de los
que no saben hacer empresa, sino especulación. Precisamos una recuperación
económica basada en las actividades industriales, relanzar la inversión pública
y dar un giro al sector financiero con mayor control en su política de
créditos, sin olvidar potenciar la red pública bancaria con un ICO más fornido.
Es
la hora del cambio, de archivar las herencias y definir el progreso con el
mayor apoyo social posible, con una fiscalidad redistributiva que haga causa
común con los ciudadanos para no caer en nuevas trampas de los lobbies. Hoy más
que nunca nuestro futuro descansa en un proyecto ilusionante que aplique las
reformas precisas para trabajar en una política territorial que cohesione y no
divida, con un equilibrio en el desarrollo urbano y rural en el que las ciudades
sean proyectos inclusivos y con adecuados servicios de transporte. De esta
forma productos, recursos naturales, inversiones y gestión empresarial serán un
nuevo impulso si participamos todos en el cambio.
El
Estado de bienestar es la pieza clave de este modelo de cambio productivo,
porque desplaza el conflicto social y la desigualdad, pero además es esencial
para el desarrollo económico porque, sin este apoyo, el cambio productivo no
sería estable y atrasaría la salida de la crisis para la que se precisa un
modelo seguro.
Fuente: www.nuevatribuna.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario