Teniente Luis
Gonzalo Segura
24de
noviembre de 2014
La justicia militar es el arte de
convertir en legítimos aquellos actos que por su propia naturaleza deberían ser
considerados infracciones y/o delitos, y viceversa. Este arte se transforma en
sobrenatural cuando es capaz de transformar, de forma simultanea, infracciones
y/o delitos en actos legítimos y simples ejercicios del derecho en graves
infracciones y/o delitos. Alcanza la apoteosis cuando es capaz de juzgar y
catalogar de forma opuesta el mismo hecho atendiendo al rango que lo realiza o
a la dirección ideológica en la que se dirige. Es en estos últimos casos,
cuando bajo una apariencia de imparcialidad y autoridad, encontramos emboscadas
a la arbitrariedad, la injusticia y la prevaricación, alegando en su defensa
ser Patria, Estado y Dios.
Es imposible para mí considerar a la
justicia militar como una forma de justicia impartida en el ámbito militar,
cuando de lo que realmente se trata es de una justicia subordinada a lo
militar. Un, dos, un, dos,… y la justicia militar va donde se le manda,
como un soldado más. Toma colinas, se atrinchera, ataca o se defiende y lo hace
cumpliendo las órdenes sin vacilar. Dispara. Pum, pum. ¡A la orden de
Vuecencia! ¡Misión cumplida!
Este martes recibieron dos órdenes. La primera fue encerrarme
porque el blog y el libro UN PASO AL FRENTE siguen su curso superando censura,
boicots, prohibiciones, etc, y ello hace que se esté convirtiendo en un peligro
para la dictadura encubierta que vivimos en las Fuerzas Armadas. No se
puede saber que hay excedente de oficiales y mandos (que nos pueden costar hasta 2.000
millones de euros); no se puede saber que llevamos ya 40.000 millones de euros en compras de armamento que “no necesitamos,
para escenarios que no se van a producir y que no podemos pagar”
(Constantino Méndez, Secretario de Defensa 2008-2011); no se puede saber que a
nuestros soldados les dan comida con moho o gusanos, mientras altos mandos hacen uso de ellos para
reformarse chalets o despachos, no se puede saber que se sigue
gastando en compras pero se rebajan las horas de entrenamiento, vuelo y
mantenimiento y que por eso –o por una casualidad ya difícil de comprender-
nuestras aeronaves se caen y nuestros militares mueren en ellas; y hay tantas
cosas que no se pueden saber y que quedan por contar, que alguno ha tenido un
ataque de pánico. Así que, aquí estoy encerrado y durante tres días si
cambiarme de ropa y sin ser medicado como corresponde.
La segunda orden que recibieron el mismo
martes, es exculpar al jefe del Ejército de Tierra por su grave injerencia política al
denominar “débil” al Gobierno y su velada amenaza a los catalanes
“intervendremos en Valencia o Afganistán”. Lo cierto es que este ejercicio de
libertad de expresión no será catalogado como infracción o delito alguno,
aunque a mí lo que más me preocupa es la falta de sentido común de las mismas
al avivar un fuego con gasolina cuando éste mermaba, y al lanzar una dentellada
cuando debería haber ofrecido una sonrisa.
Tendrá, la justicia militar, que hacer
verdaderos malabarismos para justificar el motivo por el que no expedientan al
jefe del Ejército por afirmar que “intervendría en Valencia” cuando a mí me
están expedientando por afirmar que “no intervendría en Cataluña”, pues
lo único que diferencia a una de la otra es la dirección de la misma y, por
supuesto, el agravante de la diferencia de empleo en cuanto a que el jefe del
Ejército de Tierra, habla por todo el Ejército.
Serán malabarismos, pero no serán
excesivamente complejos, pues situaciones más difíciles tuvo que resolver la
justicia militar y cumplió con lo ordenado a rajatabla. Exculpó a un Teniente
Coronel jurídico por llamar “bastarda y espuria” a la Constitución y renegar
del Rey (entre otras afirmaciones hechas en televisión), a los militares que
apalearon a un prisionero iraquí –cuyas imágenes hemos podido ver todos- o al
teniente Coronel que se gastó 92,000 euros en “adecentar” su residencia.
La pregunta es: ¿vas
a seguir consintiendo como ciudadano que en las Fuerzas Armadas se gaste tu
dinero sin control o que la justicia militar siga cometiendo estos atropellos?
Fuente: www.publico.es
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