Desde
sus profundos conocimientos filosóficos, Kan Yu-wei tuvo un gran protagonismo
en los intentos de reforma social y política china.
nuevatribuna.es
| Historia | Eduardo Montagut | Eduardo Montagut | 24 Noviembre 2014 - 17:15 h.
Kan Yu-Wei
(1858-1927)
En
la convulsa China que intentaba zafarse de los zarpazos del imperialismo
occidental y japonés, en plena crisis de su Imperio, las ideas socialistas
comenzaron a penetrar. En este contexto destacará la utopía socialista de Kan
Yu-Wei (1858-1927), un personaje inquieto, complejo y, sin lugar a dudas, muy interesante. En este artículo nos acercaremos a
las ideas contenidas en su principal obra, Da Tong shu, que puede ser
traducida como El Libro de la Gran Concordia, aunque también puede
aparecer como Libro de la Gran Unidad.
Kan
Yu-wei tuvo un gran protagonismo en los intentos de reforma social y política
china, desde sus profundos conocimientos filosóficos. Estuvo muy involucrado en
las disputas y crisis en el seno de la familia imperial, que le obligaron a
estar un tiempo en el exilio. A pesar de las ideas contenidas en su obra y sus
intentos fallidos de reforma a finales del siglo XIX, Kan Yu-wei fue un
político monárquico y no parece que la llegada de la República en 1911 le
entusiasmara especialmente.
Pero
lo que más nos interesa de nuestro protagonista es su obra citada. Tardó un
tiempo en completarla. Al parecer, las primeras ideas aparecieron en sus
apuntes de clase de 1884 y 1885. Sus alumnos le animaron a escribir un libro.
El proceso no se completó hasta 1900, cuando aparecieron publicados en Japón
los primeros capítulos. El libro no fue publicado en su totalidad hasta 1935,
cuando ya había fallecido su autor. Kan Yu-wei describe una sociedad ideal
donde el Estado ha desaparecido pero también la familia. Es una sociedad donde
reina la igualdad y donde se establece un sistema nuevo para el matrimonio, ya
que se firmarían contratos anuales entre el hombre y la mujer, porque el
matrimonio tradicional era una institución que oprimía a la mujer. Los niños
debían ser educados en instituciones públicas. Los ancianos también serían
atendidos en instituciones específicas, en casas de retiro. Kan Yu-wei critica
el capitalismo y aboga por una especie de comunismo porque la colectividad
sería quien dirigiría la producción agrícola e industrial. En la utopía hay
también una clara fe en la tecnología, algo que parece común en algunas
utopías, pero lo novedoso es que proceda de un hombre en el ámbito cultural de
Confucio. La tecnología no debía servir para defenderse de Occidente sino a
favor de la humanidad, especialmente para reducir el trabajo humano.
La
utopía de Kan Yu-wei tiene dos fuentes de inspiración. Por un lado, es
innegable la inspiración en las tradiciones de Confucio, pero también pueden
detectarse influencias occidentales del socialismo utópico de Owen y de
Fourier. Aunque al autor no dominaba las lenguas occidentales sí conocía
escritos de misioneros anglosajones que habían difundido algunas de las nuevas
ideas que procedían de Europa. Quizás, también su estancia en el exilio le
permitió acceder a estas ideas.
La
obra de nuestro protagonista no dejó indiferente a nadie. Dado su apoyo al
emperador Guangxu frente a la emperatriz viuda Cixi, que terminó con el reinado
efectivo del primero y con los Cien Días de Reforma de 1898, donde tanto se involucró
Kan Yu-wei, los intelectuales progresistas consideraban que era la obra de un
reaccionario. Pero otros comenzaron a pensar que se trataba de un autor
defensor del socialismo o el comunismo de corte occidental, o de un nuevo
socialismo, el chino. Mao admiraba la obra de Kan Yu-wei.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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