Artículos de
Opinión | Alejandro González, Embajador de Cuba en España | 31-12-2013 |
Buenos días:
Agradezco la
presencia hoy de nuestros amigos e invitados a punto de finalizar un año
cargado de acontecimientos.
Se ha podido
registrar que durante la guerra civil española combatieron del lado republicano
ciudadanos de al menos 54 países. Siento que el pueblo español debió estar muy
orgulloso de esta masiva convocatoria, aunque no fuese suficiente para alcanzar
la victoria contra un adeversario poderoso.
Todos ellos
merecen ser recordados y a todos rendimos nuestro permanente homenaje.
Hoy pido
acepten referirme sólo a los jóvenes cubanos que aquí en España, como diría
Pericles “con obras probaron su valor”; a los jóvenes que no dudaron en
lanzarse a la gran batalla de su tiempo, defendiendo la tradición de
internacionalismo que Cuba ha promovido y representado hasta el límite de lo
humanamente posible.
Habría que
recordar que apenas 38 años antes del inicio de la Guerra civil en España,
cubanos y españoles se enfrentaban en un campo de batalla. De ahí, que la
presencia de los voluntarios cubanos sea aún más extraordinaria. Debió estar en
el ideario de aquellos jóvenes la presencia en Cuba de extranjeros que
acompañaron nuestras luchas. El Instituto de Historia de Cuba ha identificado a
10 españoles que alcanzaron los grados de general del Ejército Libertador
cubano y en las tres guerras pelearon en las filas mambisas más de 3 mil
españoles. El Jefe del Ejército cubano era dominicano: Máximo Gómez y su
ayudante un español, como lo fue el abanderado del Consejo de Gobierno de la
República de Cuba en Armas. El último ascenso firmado por el General Antonio
Maceo, un día antes de su muerte, fue a Plácido Vázquez, desertor del Ejército
Español, que había servido bajo las órdenes directas del general Arsenio
Martínez Campo. El estado mayor de Maceo tuvo al General de División catalán
José Miró Argenter como uno de sus héroes.
Amigos e
invitados:
Las
publicaciones más conocidas sobre la Guerra Civil Española han reconocido muy
poco la presencia latinoamericana.
Un ejemplo,
es que hoy por primera vez en este cementerio se coloca una placa que honra a
latinoamericanos.
Y ahora
mismo deseo agradecer la dedicación, el cariño, la entrega, con que varias
personas han asumido este deber con la historia de Cuba y de España. Al Foro de
la Memoria Histórica, a la Fundación Domingo Malagón, a la Asociación “Playa
Girón” de cubanos y cubanas residentes en la Comunidad de Madrid y la
Asociación de Amistad Hispano-Cubana "Bartolomé de las Casas". En
particular a Eusebio, a Luis y su esposa Mary, quienes tras encontrarse con el
periodista cubano Iroel Sánchez asumieron como una misión victoriosa colocar
esta simbólica tarja. Ellos llevan días de un lado a otro, para que dignamente
se recordara a los cubanos como a otros combatientes. Pido un aplauso para
ellos, en contra de la voluntad de Eusebio a quien siempre no le puedo hacer
caso!
¿Cuántos
cubanos vinieron a luchar por la República en España?
Ruego su benevolencia
para hacer un poco de relato.
He llamado a
La Habana a la licenciada María Sánchez Dotres y a su cónyuge el escritor
Enrique Cirules. María, una heroína, no sólo por demostrar el valor de Cuba en
esta batalla, sino porque fue combatiente del Ejército Rebelde que derrocó la
sanguinaria dictadura de Batista, ingresó a la Sierra Maestra en diciembre de
1957 en la Columna No. 4, comandada por el Ché; y es fundadora del III Frente
Oriental Mario Muñoz Monroy, a las puertas de Santiago, bajo la jefatura del
Comandante Juan Almeida Bosque y como tal participó en la invasión hasta
Occidente como parte del III Frente. María, ahora convaleciente de una
operación, me estimuló a recordar a la juventud cubana, porque ella se ha
dedicado a reivindicar a cada uno de los cubanos que aquí lucharon; ha dedicado
sus fuerzas a encontrar cada uno de los anónimos combatientes cubanos y con esa
entrega ha regalado a Cuba el conocimiento de un pedazo maravilloso de una
historia que no podemos permitir que se pierda en el tiempo.
Me explica
María, que hay tres investigaciones cubanas que se han dedicado a este tema. La
primera, la de Ramón Nicolau, que fue el organizador, el jefe de la comisión de
reclutamiento que, desde La Habana, enviaba a los valientes a España. Esta investigación
se publicó en 1981, en el excelente libro “CUBA Y LA DEFENSA DE LA REPUBLICA
ESPAÑOLA: 1936-1939, donde Nicolau llegó a identificar a 735 combatientes
cubanos; y la segunda, la del profesor Alberto Bello y el periodista Juan Pérez
Díaz, que publicaron en 1989, donde ofrecen un listado de 710 combatientes
cubanos que lucharon por la República.
Pero la
licenciada María Sánchez Dotres y su esposo el célebre escritor Enrique
Cirules, profundizaron y escudriñaron donde no se había llegado. Visitaron por
meses los archivos de la COMINTERN en Moscú y con ello lograron documentar a
mil 412 cubanos que cruzaron el Atlántico para defender la batalla por la
democracia y la dignidad. Hay otros 50 que María y Cirules saben que vinieron,
pero hasta que no encuentren la documentación no lo confirman. Es el rigor de
la historia unido al rigor del combate.
La cifra
hace que la cubana puede representar proporcionalmente la mayor presencia en la
contienda bélica con relación a la población de su país.
María me ha
dicho que de los mil 412 combatientes que se identificaron llegaron a España
por cuatro vías o grupos diferentes:
Un grupo lo
conformaron los que salieron directamente desde La Habana, a través de la
comisión de reclutamiento que dirigía Ramón Nicolau que envío hacia este país,
de manera clandestina, a unos 850 hombres.
El segundo
grupo lo integraron 355 cubanos que se alistaron en la XV Brigada Internacional
“Abraham Lincoln., y que viajaron desde los EEUU, lo que representa la tercera
parte de esa brigada que tiene su tarja aquí dedicada a canadienses, ingleses y
estadounidenses.
Lamentablemente
los historiadores de la XV Brigada Internacional Abraham Lincoln no mencionan
la presencia en ella de los cubanos ni de los latinoamericanos, ni dicen que
los argentinos conformaban un grupo de 650 combatientes, sesenta de los cuales
aparecen en los archivos de los cubanos. Así como 40 brasileños, también
mexicanos, centroamericanos, y un panameño.
El tercer
grupo se conformó con los que se encontraban en España quienes desde el primer
día, participaron junto a los revolucionarios españoles en el asalto al Cuartel
de la Montaña de Madrid. Este grupo se conformaba de exiliados residentes en
Madrid, estudiantes en esta ciudad y otros que sencillamente estaban en España
con sus padres españoles. Aquí se integran los cubanos que se encontraban en
Barcelona y participaron en los combates callejeros de la ciudad, incluso una
delegación de deportistas cubanos, que participaban en una Olimpiada paralela
que había convocado la República, para contrarrestar a la Olimpiada de Berlín.
Entre ellos se encontraba Idsidro Díaz Gener, boxeador cubano que pueden ver
reflejado aquí.
Y por
último, hubo un cuarto grupo de cubanos que entró a España, procedente de
República Dominicana, Venezuela, Centro América, México y otros países
europeos, sobre todo Francia, incluyendo un cubano que desertó de la Legión
Extranjera en África, para unirse a los revolucionarios españoles.
Queridos
amigos:
La historia
no se puede disolver. La historia fue así. No podemos omitir lo que pasó, si
les faltó a algunos el valor para explicarla. Se puede ignorar, pero no se
puede borrar ni cambiar lo que ya sucedió.
Los jóvenes
que aquí combatieron creían que la lucha por la libertad valía más que sus
vidas. No hay mayor nobleza y humanidad que ese gesto. Valen por lo que
hicieron, no por lo que tenían. Tomaron el futuro en sus manos con una
asombrosa madurez para su juventud. Eran hombres de 25 a 27 años de edad. Muy
pocos sobrepasaban los 30 años.
Al combatir
por la República, más de 100 cubanos entregaron aquí sus vidas.
Y ahora
evoco a Pablo de la Torriente Brau, motivo por el cual la placa tiene inscripta
la fecha 19 de diciembre: el día de su caída.
Pablo estaba
en New York porque debió abandonar el país debido a la situación política en
Cuba. Cuando conoció el estallido de la guerra, decidió viajar a España.
Escribió a su familia: "Me voy a España, a la revolución española. A ver
un pueblo en lucha. A conocer héroes...”. Ignoraba que él se convertiría en uno.
Con mucha
dificultad consiguió dinero suficiente para el pasaje y al mismo tiempo la
corresponsalía de dos revistas norteamericanas. Pablo, uno de los jóvenes más
destacados de su generación, llegó entonces a convertirse en Comisario político
en la 10ª Brigada Mixta, la que integraban campesinos.
Pero su
tarea no impidió que tomara el fusil y combatiera hasta la muerte
Así sucedió.
Cayó combatiendo en la defensa de Madrid siete días después de cumplir apenas
35 años, cuatro meses tras su desembarco en España. Murió en la denominada
Batalla de la Carretera de A Coruña o “Batalla de la Niebla”, a 40 kilómetros
de donde nos encontramos.
Cuenta
Vicente González, vicepresidente de la Asociación de Amigos de las Brigadas
Internacionales que un frente de cuatro kilómetros debía ser cubierto con
ciento sesenta hombres, y a Pablo se le encarga dirigir a dos de las cuatro
compañías del Batallón. La batalla, dada la superioridad militar del
adversario, obliga a un repliegue de los republicanos y cae Pablo en esa
escaramuza. Cuatro camaradas penetran en la retaguardia enemiga y recuperan su
cadáver.
Dice Vicente
González que Pablo recibió honores muy superiores a su rango. Pablo era el
hombre que los españoles desde la trinchera pedían que hablara. Cuentan que no
sólo Pablo arengó a su compañeros; también pidió a los de la otra trinchera que
abandonaran el pérfido intento de derrocar a la República.
Entre los
muchos poemas escritos en su memoria, destaca el que su amigo y compañero de
regimiento, el gran poeta Miguel Hernández leyera con motivo de su despedida,
quien como saben murió con apenas 31 en una celda, condenado por sus ideas. Me
permito leer solo cuatro estrofas de este bello poema:
ELEGÍA
SEGUNDA
(A Pablo de
la Torriente, comisario político)
"Me
quedaré en España, compañero".
me dijiste
con gesto enamorado.
Y al fin sin
tu edificio tronante de guerrero
en la hierba
de España te has quedado.
Pablo de la
Torriente,
has quedado
en España
y en mi alma
caído:
nunca se
pondrá el sol sobre tu frente,
heredará tu
altura la montaña
y tu valor
el toro del bramido.
Pasad ante
el cubano generoso,
hombres de
su brigada,
con el fusil
furioso,
las botas
iracundas y la mano crispada.
Ante Pablo
los días se abstienen ya y no andan.
No temáis
que se extinga su sangre sin objeto,
porque éste
es de los muertos que crecen y se agrandan
aunque el
tiempo devaste su gigante esqueleto.
Pablo fue
inicialmente enterrado, el 23 de diciembre de 1936, en el Cementerio de
Chamartín de la Rosa, aquí en Madrid con el objetivo de ser enviado a Cuba, pero
hoy descansa en una fosa común en Barcelona. Hoy, mis compañeros y yo, nos
comprometemos a hacer el esfuerzo por lograr el traslado de sus restos a Cuba,
conscientes de los innumerables obstáculos, pero no nos rendiremos como no se
rindió Pablo.
Amigos,
invitados, compañeros:
El
internacionalismo es el valor sagrado de la humanidad que Cuba ha practicado
sin fatigas, sin detenerse, sin cálculos económicos o políticos.
El Líder de
la Revolución cubana Fidel Castro sintetizó con su frase: “Ser internacionalistas
es saldar nuestra propia deuda con la humanidad”, donde encierra la eterna
consagración por los otros, la perenne cruzada por ayudar a los semejantes, el
desprendimiento de egoísmos, sin los cuales no seríamos nada.
Y esta frase
de Fidel no es un eventual juego de la retórica, sino la verdad de los hechos
Combatiendo
por la libertad de África 381 mil soldados y oficiales cumplieron misiones
militares junto a soldados y oficiales africanos en ese continente y más de 200
mil cumplieron misiones en el área de la salud, educación ingeniería civil
entre otras. Dos mil 600 cubanos cayeron en la lucha africana. Aquí me
acompañan varios compañeros de la Embajada que conformaron esos contingentes
cubanos.
Ellos son un
ejemplo de los cientos de miles de mis compatriotas.
Corresponde
entonces, a los que hemos sobrevivido, aceptar el riesgo de entregar nuestras
vidas para honrarlos.
Al combatir
en el mundo, al cumplir misiones médicas o educativas, los cientos de miles de
cubanos que han practicado el internacionalismo, aplazaron sus deseos de una
buena vida para enfrentar el peligro. Los cientos de miles de cubanos que
ofrecieron su tiempo y vidas por otros pueblos y naciones, lo hicieron
conscientes de que el riesgo era enorme y optaron por correrlo. Nunca el atractivo
goce de la calma, de la vida fácil, detuvo a un cubano al ayudar a otros
pueblos. No seríamos nada sin la cualidad del desprendimiento de egoísmo.
Cuando
asesinaron a dos profesores cubanos que cumplían misión en Nicaragua, 10 mil se
ofrecieron para seguirlos.
Cuando el
combate era en minoría, cuando fallaba el mando o las fuerzas, no renunciaron
ni huyeron, resistieron y vencieron. Confiaron en la victoria cuando el combate
era desigual o inseguro. Al final los caídos, lo hicieron en el umbral de la
consagración, no del miedo; en la sublime condición humana que nos debe
inspirar.
Cuando el
paciente agonizaba, el médico cubano no se rendía y combatía por la vida como
lo hacemos por nuestros hijos.
Me remito a
los griegos nuevamente “La tumba de los grandes hombres es la tierra entera: de
ellos nos habla no sólo una inscripción sobre sus lápidas sepulcrales; también
en suelo extranjero pervive su recuerdo, grabado no en un monumento, sino, sin
palabras, en el espíritu de cada hombre”.
Así pido que
recuerden a los cubanos que llegaron a defender la libertad en España; en el
espíritu de cada hombre o mujer.
Porque la
solidaridad es una elección. No se nace con ella. Se promueve con los valores,
que ha multiplicado la Revolución de Fidel y Raúl; con el optimismo de vencer
porque se tiene la razón; con el valor de entregar la vida por un ideal porque
estamos conscientes que el FUTURO PERTENECE A LOS VALIENTES, a los que luchan,
a los que no se rinden.
Queridos
amigos e invitados:
En nombre
del noble y valiente pueblo cubano, con la pasión y el honor que caracteriza a
mis connacionales; con el compromiso de no traicionar la tradición cubana del
internacionalismo; de no renunciar al deber sagrado con la humanidad, hoy pido
que rindamos homenaje a los jóvenes cubanos que entregaron lo mejor de si por
la libertad de España!
Viva el
internacionalismo!
Viva la
amistad de los pueblos español y cubano!
Viva la
Revolución cubana!
Viva Cuba
Libre!
Fuente: www.tercerainformacion.es
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