lunes, 20 de mayo de 2013

NACIONALISMOS DE GRANDE Y PEQUEÑA NACIÓN EN ESPAÑA



Artículos de Opinión | Román Alonso * | 19-05-2013 |
Estamos inmersos en una crisis capitalista sistémica que está exacerbando de manera novedosa la confrontación capital-trabajo en países de la UE, con especial virulencia en el sur. La resistencia obrera toma forma de grandes movilizaciones de masas y desgaste de las formaciones políticas tradicionalmente dominantes.
Antes de la crisis parecería que las operaciones de saqueo de recursos naturales estratégicos por los monopolios y poder financieros multinacionales y las consecuentes batallas políticas o de guerra abierta contra la desposesión eran cosa de Medio Oriente, África o Latinoamérica. La resistencia antiimperialista políticamente predominante en estas zonas adoptó una forma de resistencia nacional soberanista que solapa la continua lucha de clases. Esta componente nacionalista antiimperialista se constata en Cuba, Siria, Venezuela o Irán, por poner ejemplos muy distintos y distantes pero unidos por su condición de tanques de primera línea que acaparan las mayores dosis de intervencionismo y odio mediático imperial, porque allí no tienen acogida los dictados del FMI, de la UE o de la OTAN.
Aquí y ahora en Europa los capitalistas pretenden que la depreciación de los capitales inherente a las fases recesivas, como por ejemplo de los activos inmobiliarios, o depreciación por simple reducción de la tasa de ganancia sean soportadas o compensadas por las capas populares. El instrumental es variado: recortes sociales en sanidad, educación o dependencia, fiscalidad regresiva con la suba del IVE para los de abajo y regarlos o paraísos fiscales para a los poderosos; pero sobre todo lo atraco de la deuda soberana con una sangría de intereses espoliadora.
Para esta faena en España lo poder financiero cuenta con sus esbirros políticos de ámbito estatal (PP, PSOE o UpyD) y cuenta también con partidos nacionalistas social y descaradamente afines cómo CiU o PNV. Hay otros nacionalistas más ambiguos, como pueden ser ERC en Cataluña o el BNG en Galicia en su época del gobierno bipartito 2005-2009. La clase obrera mundial en toda su diversidad está siendo víctima de un saqueo por parte de los poder financieros multinacionales. Lógicamente estas agresiones generan resistencia. Hace muchos años que no se veía en España una movilización social tan generalizada y persistente. Esta lucha social está produciendo un enorme desgaste en los partidos sostenedores del bipartidismo imperfecto que gestionó en los últimos treinta años el sistema y que ahora entró en barrena.
Para desarmar la resistencia, lo poder imperialista recorta cuanto pode las vías de intervención democrática, de irrupción del poder popular. De ahí la legislación electoral española, de ahí el diseño de la UE trazado las costas del pueblo, de ahí el golpe de estado constitucional perpetrado por el PP y PSOE en verano de 2011 y diversas coaliciones sistémicas ensayadas en Italia o Grecia.
El poder financiero manía con poner de rodillas la estos estados, sea mediante la deuda soberana, sea con el entramado de la UE, algo similar al ALCA americano - rechazado polos países del eje bolivariano - sea con el golpe constitucional español. Sí pese a esta batería de medidas, algún estado descarrila de las pretensiones imperiales, entraríamos en otra fase de agresión que puede ir desde el bloqueo económico a incluso la agresión militar directa como en Cuba o Siria.
En el camino de construcción de la alternativa de clase frente al capital el tema nacionalista debe ser bien tratado, para que actúe como un elemento potencialmente positivo. Interactúan a día de hoy en España tres nacionalismos que describiremos sintéticamente.
Nacionalismo español
Por un lado tenemos el tradicional nacionalismo español, fuertemente asentado después de quinientos años de la unificación fernando-isabelina. Hubo episodios de ruptura y secesión, pero en los dos siglos últimos el estado español fue el marco territorial de las grandes luchas de la clase obrera, luchas en las que los núcleos catalanes y vascos, junto con las ciudades más industrializadas de España fueron barricadas de primero orden. La coordinación de las luchas actuales contra los dictados de la troika y recortes sociales está funcionando principalmente en ese marco, sin excluir coordinaciones de otro nivel autonómico o municipal. Ocurre así por cuanto los núcleos de las decisiones agresivas se encuentran en el aparato central del estado español. Los líderes neoliberales acostumbran la disculparse con el mandato de la UE, pero la verdad es que, con voluntad política, la soberanía de los actuales estados es amplia y la presión popular decide.
El problema es que la soberanía del estado español, limitada desde siempre ponerlos intereses de las clases dominantes, está postrada ante poderlo financiero multinacional imperialista defendido por EEUU, la UE y la OTAN. A cuyo objeto el patrioterismo españolero del franquismo y de sus herederos constituye una grande tomadura de pelo al pueblo español.
Nacionalismo europeo
Existe también un cierto nacionalismo europeísta construido por impulso y para mayor gloria de los intereses capitalistas multinacionales que oprimen descaradamente a los pueblos de la UE. Hubo intentos sindicales de confluencia europea de las luchas obreras y de alguna formación política como el EL (Partido de la Izquierda Europea), cuestionadoras del neoliberalismo y de las políticas de austeridad, pero que no pasaron del simbólico, ya que varias circunstancias, como importantes diferencias de estrategia política y el propio diseño antidemocrático de la UE, impiden que este sea un marco adecuado para coordinar luchas políticas masivas la ese nivel. El nacionalismo europeísta, desde la perspectiva obrera parece más una boutade que una necesidad estratégica. Como bien resume el Roto en un cuadro reciente al sentimiento que más une actualmente a los europeos es el euroescepticismo.
Sin descartar futuras y posibles acciones de coordinación de lucha a nivel europeo, la clase obrera sabe que el poder real de decisión está en los gobiernos de los estados actuales y hacia allí dirige sus escraches. Concordando en que la UE funciona como la gran excusa de los políticos mercenarios neoliberales, siendo pues una estructura enemiga de las clases populares, el debate en la izquierda anticapitalista, está situado actualmente en sopesar las ventajas e inconvenientes de la continuidad o salida unilateral de la UE por parte de cada país, así como las condiciones y el momento más adecuado para cada opción.
Nacionalismos periféricos
A lo largo del s. XIX se fueron desarrollando los nacionalismos periféricos catalán, vasco o gallego, entre otros, auspiciados por las pequeñas burguesías respectivas en la búsqueda de colocarse en posición de fuerza para tratar con la burguesía centralista. El resultado actual es un estado español sobrepuesto las nacionalidades y comunidades en las que perviven culturas, idiomas y sentimientos de identidad diferenciados. Sentimientos más o menos acentuados en función de la diferenciación idiomática y otras condiciones históricas y geográficas. Sobre esta base surgieron los actuales partidos nacionalistas que, con una especial implantación en Euskadi, Cataluña o Galicia, priorizaron el debate sobre lo tema soberanista.
Los posicionamientos respecto de los diferentes nacionalismos son diversos en el seno de la izquierda, constituyendo un elemento de división interna por lo que conviene considerarlo bien, para la construcción de la alternativa anticapitalista. Los dos nacionalismos que perviven con pujanza en España son el españolista y los periféricos. Ambos con raíces históricas y sentimentales fuertemente ancladas.
La posición marxista sobre lo nacionalismo
En el Manifiesto Comunista se sitúa cómo objetivo del proletariado su propia emancipación frente a la burguesía, para exaltarse la sí incluso como clase nacional en un sentido contrario al de la burguesía. Afirma J.Mª Laso que para Marx y Engels la cuestión nacional no y más que un problema subalterno que debe supeditarse al interés del movimiento obrero, rechazando ambos autores a generalización absoluta del derecho de autodeterminación, por cuanto en algunos casos podría ser favorable y en otros reaccionario. Sobre esta base introducirían respeto de la cuestión irlandesa el concepto de “naciones oprimidas” y “naciones dominantes”, considerando que en casos de opresión nacional las luchas de emancipación de la clase obrera y de liberación nacional pueden convertirse en solidarias y complementarias. Entendía Lenin que el derecho de autodeterminación equivale sólo el derecho a independizarse de las naciones . Según Stalin una nación en determinadas condiciones pode no desear independizarse, ejerciendo el derecho de autodeterminación bajo la forma de autonomía . Para Lenin “la clase obrera es la que menos pode hacer un fetiche del problema nacional, porque el desarrollo del capitalismo no despierta necesariamente la todas las naciones a una vida independiente” Desde similares posicionamientos, ya en el siglo XX, Stalin concluirá en la necesidad de apoyar los nacionalismos antiimperialistas y rechazar los nacionalismos que ocasionan división de la clase obrera.
Realidades y sentimientos
Por lo que respeta a Cataluña, Euskadi o Galicia, parece difícil admitir su caracterización de colonias o víctimas de una relación imperialista con el estado español. Cataluña y País Vasco vienen registrando una renta per capita superior a la media española, por lo que se podrá hablar de "opresión nacional" en el que respecta al tema cultural o idiomático, pero no así de opresión económica de tipo imperialista. Tampoco la situación de Galicia, incluso con una renta per cápita inferior a la media española al igual que otras regiones, cabría calificarla cómo de una dependencia colonial o imperialista. Los desequilibrios de desarrollo se explican suficientemente y mejor por la dinámica del sistema capitalista y la opresión centralista. Tiene sentido ligar los sentimientos nacionalistas y de clase en situaciones de agresión imperialista como en Cuba, Venezuela o Siria, pero constituye un puro idealismo sin base material suficiente intentar aplicar el mismo esquema a las naciones ibéricas respeto del estado español.
El movimiento pequeño nacionalista en España, no disgusta al poder financiero multinacional. Por lo contrario ayuda a debilitar el estado español que perciben como un aparato de dominación excesivamente costoso por la inflación del gasto dirigido a la legitimación del sistema: los servicios sociales que prefieren privatizados (policía, ejército, sanidad, educación, dependencia, pensiones, o prisiones). Agrada a sectores de la burguesía local y de la aristocracia obrera que, replicando en el ámbito nacionalista su espíritu pequeño empresarial, aspira la interlocucionar con el poder imperial directamente, sin la intermediación de la burguesía española. Ponen como modelos determinados paraísos fiscales, pero no les importa que sean responsables del expolio de los pueblos por las burguesías evasoras. Apoyaron la secesión de Kosovo, sin importarles que haya pasado a ser una base de la OTAN donde campa la mafia y el proxenetismo. Sí con la independencia de alguna de las naciones periféricas se derrumbara, como por ejemplo, el actual sistema de pensiones en la España restante y en la pequeña nación que se independiza, ¿qué le importa a estos burguesillos que pueden pagar un sistema personal?.
Tenemos, pues, una realidad objetiva y tenemos por otra parte las percepciones subjetivas y los sentimientos. Sentimientos que son en gran parte procesos aprendidos, frutos de base material real o imaginada; de clase propia o de inseminación ajena. Gran parte del pueblo español creció y fue alimentado con sentimientos de pertenezca comunes, pero también muchos trabajadores de las pequeñas naciones y regiones españolas sustentan sentimientos de pertenezca a su pequeño país.
Conclusión
El derecho de autodeterminación, el derecho a decidir, no se vota, se ejerce. Cada nación de las que componen el estado español decidirá sobre su independencia cuando le parezca, mereciendo el respeto general. Mientras tanto, todo el debate soberanista, con el derecho a decidir cómo capa, le está sirviendo a las burguesías española y de las pequeñas naciones para torear a la clase obrera de su objetivo prioritario: la liberación de clase. En esta batalla de ideas la izquierda marxista debe lucir con perfil propio, desmarcándose claramente del juego independentista y del referendismo fraccionador de la clase por carencia de un consenso nacional independentista previo y suficiente.
Afrontar la lucha obrera popular contra el saqueo financiero, contra los recortes sociales, construyendo un poder alternativo de la clase obrera, exige todas las energías de la izquierda. Sobre esta base interesa la convergencia con las organizaciones nacionalistas diversas que asumen el anticapitalismo.
Ningún proceso constituyente para una alternativa socialista de lucha y de gobierno se puede articular enfrentando a la clase obrera con discordias burguesas, tirando por la borda los logros conquistados con la lucha obrera y popular común, los sistemas públicos de pensiones, sanidad, educación o dependencia. La mejor estructura estatal capaz de compaginar las diversas identidades es un estado federal multinacional, republicano y socialista anticapitalista, en el que se respeten los sentimientos culturales y nacionales, sean de pequeña o gran nación, con una estructura de competencias claras y blindadas.
El gran problema para la clase obrera es dotarse de una opción política capaz de dar una salida anticapitalista la actual situación, porque la movilización social sin alternativa política tiene un recurrido corto. A día de hoy la estructura mejor posicionada a nivel de estado para actuar cómo aglutinante de dicha alternativa es IU, con todos los defectos, insuficiencias y contradicciones que la conforman, siempre que se desmarque claramente del soberanismo pro independentista.
Con todos los respetos es muy importante no confundir. El principal sentimiento e identidad que debemos cultivar los marxistas es el interés de clase, auténtica patria grande de la clase obrera, desde los tiempos del manifiesto hasta el horizonte comunista que la razón añora.
* Coordinador comarcal de Esquerda Unida en Vigo.
III J.Mª Laso. Op. Cit.
IV Lenin (1914). El derecho de las naciones a la autodeterminación. http://www.marxists.org/
V Stalin (1925).Discurso en la Comisión Yugoslava de Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. Citado por J. Mª Laso (1999) . El derecho a la autodeterminación. UTOPIAS, nº 181-182.
VI Lenin . Op cit. En J.Mª Laso.
VII Stalin (1913). El marxismo y la cuestión nacional. http://www.marxists.org/




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