Artículos de Opinión | Thanasis Kampagiannis * |
19-05-2013 |
La extrema
izquierda dentro de Syriza participó en las elecciones de 2012 después del reto
más importante que afrontó el liderazgo de Synaspismos (organización
mayoritaria en Syriza) y que había sufrido la mayor derrota.
En el último
congreso de Syriza, la dirección de la formación empujó al partido entero hacia
una dirección más moderada: el énfasis se ponía ahora en la renegociación de
los préstamos con la UE y el FMI por un gobierno de “salvación nacional” que no
tomaría decisiones “unilaterales” radicales. La facción de izquierdas se
presentó en el congreso como Plataforma de Izquierda (KOE) y ganó el 25%, menos
que los votos que tiene Corriente de Izquierda dentro de Synaspismos. Se acepta
ahora que la izquierda dentro de Syriza tiene poca influencia en su trayectoria
política.
La principal
tarea del partido es ahora demostrar la “capacidad para gobernar”, una
estrategia que es la que motiva los viajes de Tsipras a Latinoamérica para
encontrarse con Lula (ex presidente de Brasil) y Kirchner (de Argentina), y sus
reuniones con el ministro alemán de finanzas Wolfgang Schäuble y, más
recientemente, su viaje a EEUU para cortejar al FMI y los think tanks
liberales. Tsipras ha sorprendido incluso a los militantes más fieles,
pronunciando un discurso para elogiar al político más conservador de Grecia,
Konstantinos Karamanlis, fundador del conservador y neoliberal partido Nueva
Democracia, por su “moderación”. Esta estrategia “hegemónica” supuestamente
hará caer votos tanto de la izquierda como de la derecha. Si la izquierda
dentro de Syriza no es capaz de determinar su trayectoria ahora que el partido
está en la oposición, ¿cómo será la situación cuando el partido esté en el
gobierno bajo la gran presión del estado, la legalidad burguesa y la clase
dirigente?
El euro, el
punto clave
Para las
personas activistas de izquierda que observen este desarrollo, la cuestión es:
¿Esto tiene que necesariamente pasar siempre? ¿Está históricamente determinado
que cuando un partido de izquierdas llegue al poder se deshaga automáticamente
de su radicalismo? La respuesta a esto no se encuentra en la teoria de la Ley
de hierro de la oligarquía de Robert Michels, sino en la cuestión política de
la estrategia. Es decir, la manera en que una cuestión se plantea en una
coyuntura particular. Aquí la cuestión del euro es clave.
La línea pro
euro de la dirección de Syriza ha sido una palanca usada por la clase dirigente
para domesticar el radicalismo de los movimientos sociales en Grecia y
moderarlos. El debate en torno al euro no ha sido un entretenimiento propuesto
por la izquierda revolucionaria para justificar rechazar la propuesta de
Syriza. Ni la línea pro euro de Syriza ha sido una mera decisión táctica de su
dirección, basada en una estimación del nivel actual de conciencia de la clase
trabajadora.
En realidad,
la defensa del euro ha sido un chantaje político e ideológico ejercido por la
clase dirigente contra un movimiento que atacaba la deuda y la defensa de éste
por empresarios y políticos. Aquí hay una cuestión que requiere una respuesta
completa. La propia posición pro euro de Syriza es el resultado de su propia
estrategia sostenida pro UE. Los viejos eurocomunistas creían que las
instituciones de la UE eran algún tipo de internacionalismo progresista por
encima de las naciones estados. Aceptar las limitaciones que el euro conlleva
para tratar la crisis económica griega significa repetir los argumentos de los
republicanos, la derecha de EEUU, para “recortar el déficit” y “el excedente
del presupuesto” —y esto es a lo que están conduciendo los economistas de
Syriza. Por otro lado, la izquierda anticapitalista de Antarsya está exponiendo
un plan para cancelar la deuda y el memorándum, nacionalizar la banca y tomar
el control de las inversiones. Todas estas demandas significan romper con el
euro.
* Es
miembro de la coalición anticapitalista griega ANTARSYA.
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