Hay alternativas al rescate
Artículos de
Opinión | Juan Torres López | 21-10-2012 |
A la vista
de como se está presentando la situación económica en la inmensa mayoría de los
medios de comunicación y de la falta de pluralidad que hay en tertulias,
informativos y demás fuentes de opinión, es natural que la mayoría de la gente
piense que el llamado rescate es inevitable.
El
razonamiento con el que están vendiendo su inevitabilidad es elemental: el
Estado español ha acumulado una deuda muy grande, los mercados no confían en su
capacidad de pago y por eso le imponen unos tipos de interés muy elevados que
antes o después harán imposible que España haga frente al vencimiento de los
pagos. Por eso no hay más remedio que acudir a un “rescate” en forma de un
préstamo o crédito con el que el Estado enjugue sus pagos inminentes y pueda
garantizar los venideros.
A pesar de
su aparente evidencia, el razonamiento hace aguas por varias partes. Sobre
todo, porque la alternativa a la presión de los mercados a cuenta de nuestra
deuda no es únicamente que el Estado se cargue con una aún mayor y a cambio de
imponerle condiciones draconianas que van a hundir nuestra economía durante
años.
Desde luego
había otras alternativas antes de que la situación llegase a la degradación
actual, como hemos puesto de manifiesto en otros trabajos, y particularmente en
el libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar
social en España, y a las que no me voy a referir en este momento.
Pero también
las hay ahora, ya en situación de emergencia.
Para bajar
la prima de riesgo no hace falta rescate alguno sino simplemente que el Banco
Central Europeo se comporte como una auténtica autoridad monetaria y evite que
las presiones especulativas la eleven con el único propósito de obtener
beneficios. Ni el nivel de deuda pública española cuando comenzaron las
presiones ni incluso el actual (cercano al 90% pero mucho más bajo que el de
otros países) justifica por sí mismo la presión de los mercados. Esos niveles
(ahora, no lo olvidemos, más altos por la inacción del BCE) están todavía
dentro de los que pueden asumirse sin demasiadas complicaciones a poco que se
recupere la actividad y el ingreso, que es lo que están impidiendo,
precisamente, las políticas europeas y la posición que mantiene el BCE.
Lo que
ocurre es que los dirigentes del Banco Central Europeo no actúan para evitar
que siga subiendo la prima de riesgo española porque no busca resolver la
inestabilidad que eso provoca sobre el euro. Lo que está haciendo en realidad
es actuar como manager de los intereses de la banca privada europea que solo trata
de asegurarse el cobro de la deuda privada que con ella tienen los bancos de la
periferia, y concretamente los españoles.
La presión
que sufre España es la excusa que sirve para imponer un rescate que en realidad
no es el rescate de España para que haga frente a su deuda soberana, sino para
que financie la deuda que los bancos privados tienen con los alemanes y
franceses (139.191 y 115.261 millones, respectivamente, a comienzos de 2012,
que representan el casi el 45% de los 571.519 millones de dólares que deben).
Si de verdad
quisiéramos “rescatar” a la economía española lo que se debería hacer no es
imponerle una losa de deuda aún mayor, más recortes en el gasto público que se
requiere para que las empresas puedan crear empleos y los ciudadanos vivir dignamente,
y, en definitiva, frenar aún más la actividad económica que se necesita para
crear ingresos, empleo y proporcionar bienestar social.
Lo que
habría que hacer serían otras cosas: recuperar inmediatamente la demanda y
hacer que las empresas y consumidores dispongan también de inmediato de la
financiación que necesitan. Y además, como ya he explicado en otros textos,
avanzar para que la actividad que se recupere sea de nuevo tipo, vertebradora y
sostenible y que no reproduzca los males que provocaron la situación en la que
estamos.
Esos tres
objetivos (demanda suficiente, financiación adecuada y cambio de modelo) se
podrían conseguir incluso en el muy corto plazo si en lugar de dejarnos llevar
por el fundamentalismo neoliberal que nos invade nos dedicásemos a innovar y a
concretar las diferentes propuestas alternativas que muchos economistas,
personal o colectivamente, están ofreciendo.
Como una
muestra más de que estas alternativas al rescate existen, de que son viables y
de su efecto mucho más positivo para la economía y la sociedad española,
quisiera referirme brevemente a la que acaba de divulgar Antonio Quero, alto
funcionario europeo y militante socialista, con muy amplia experiencia política
y de gestión (se puede ver con detalle en Bases para un Acuerdo Nacional para la salida de la crisis y
la defensa de la soberanía económica).
En resumidas
cuentas, su propuesta se basa cuatro ejes principales.
En primer
lugar la creación de 3 millones de empleos y 2,5 millones de puestos de
formación para jóvenes, principalmente poniendo en marcha un innovador sistema
de anticipo subvencionado de contrataciones a las empresas, nuevos sistemas de
rotación-sustitución, un fondo de inversiones para la creación y expansión de
empresas y planes de eficiencia energética y de empleo juvenil.
En segundo
lugar, un estímulo inmediato de la demanda incrementando la renta disponible
familiar mediante la rebaja temporal de hipotecas y alquileres al 20% de la
renta de las familias con ingresos menores a 3.000 euros mensuales. Una medida
que inmediatamente permitiría incrementar la demanda agregada en 48.750
millones en tres años.
En tercer
lugar, la generación de 75.000 millones de euros anuales de recursos públicos
adicionales mediante una reforma del modelo bancario actual consistente
básicamente en separar, por un lado, la captación de depósitos y, por oto, la
concesión del crédito. Para ello se crearía inmediatamente una Central de
Depósitos que garantizaría la integridad del sistema y haría innecesario
cualquier tipo de rescate y que permitiría que inmediatamente comenzase a fluir
el crédito a empresas y familias así como financiar sin problemas la deuda del
Estado.
Finalmente,
se propone blindar la inversión en educación y en I+D+i porque constituye la
base imprescindible para mejorar el futuro de nuestra economía y el progreso de
nuestra sociedad.
Si a todo
ello se añade una reforma fiscal en la línea de la que proponen los técnicos
del Ministerio de Hacienda, que permitiría obtener 63.000 millones de euros
adicionales al año, el Estado y el conjunto de nuestras empresas y consumidores
podrían ir generando de modo inmediato ingresos suficientes para salir de la
situación en la que estamos sin necesidad de un rescate traumático, injusto y
claramente contrario a los intereses nacionales.
La cuestión
es clara: no se aplican medidas alternativas no porque no las haya sino porque
se quiere utilizar el rescate para beneficiar a los grupos sociales
privilegiados y no al conjunto de la sociedad.

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