martes, 23 de octubre de 2012

“LA JUSTICIA Y EL GOBIERNO, CONTRA LOS CIUDADAN@S”



La “justicia” de los ricos actúa de nuevo en Córdoba
Artículos de Opinión | Rafael Juan Ruiz * | 22-10-2012
 |Lourdes, una conciudadana de Córdoba, una madre con dos hijos y embarazada, ya está en la puta calle. Un señor juez, el del juzgado de primera instancia nº 2 de nuestra ciudad, diligente como el primero para dejar a una familia sin techo, ha mandado a su policía (¿algún politicucho tendrá la desfachatez de decir que es nuestra policía?) y a sus agentes judiciales, a la casa de Lourdes para cambiarle el bombín de la entrada con alevosía y mala leche. No ha habido nocturnidad, pero casi. Han aprovechado que el compañero de Lourdes (otro que se jodió en su tiempo según la diputada Fabra) se fue temprano a un inservible curso del INEM, y que ella llevó a los niños al colegio, para cambiarle la cerradura, y que, a la vuelta, se encontrara con “el pastel” y con empujones y malos modos para que recogiera cuatro cosas antes de cerrarle la puerta definitivamente.
Han dejado pasar tres meses desde que la solidaridad de la gente parara un primer intento allá por el 18 de julio. El avieso juez ha aprovechado la imposibilidad de hacer guardia permanente ante la puerta. Ha jugado con la indefensión de la familia para echarlos como perros. ¡Qué más le da si no tienen dónde ir! ¡Qué más da si provoca una situación trágica! La ley lo ampara. ¿Que la Constitución que está por encima de cualquier ley dice que cualquier ciudadano español tiene derecho a una vivienda? ¡Eso es interpretable! Lo que no es interpretable para el señor Juez es que el Sr. Emilio Botín, culpable primario de este miserable robo, le ha ordenado que eche a Lourdes de su humilde vivienda. Al Sr. Botín le da igual si ahora se la come con papas porque no hay quien venda nada. Porque el Sr. Botín, listo, hábil, delincuente, manijero absoluto de sus marionetas de turno (las tiene de todos los colores políticos) ya ha hecho previamente el truco del almendruco: le vendió esa casa, que se adjudicó en subasta, a la empresa “Propiedades Residenciales S.L.” cuyo domicilio fiscal está en ¡Luxemburgo! Es la jugada perfecta.
Pues bien. El caso es que el responsable máximo de semejante atrocidad, el Sr. Botín, se ha ayudado de sus marionetas, que le hacen leyes “ad hoc” y que hacen la vista gorda cuando las incumple. Se ha ayudado de otro poder del Estado, la justicia, cruel con los necesitados y benevolente con los ricos. Y tiene a su disposición a las fuerzas de seguridad, que a pesar de las continuas campañas mediáticas que nos las presentan como “defensores de la ciudadanía”, hace ya muchos años que actúan como ejércitos medievales a la orden del señor feudad y sin piedad de la plebe.
Y, debemos reflexionar el por qué ha ocurrido esto. El delito capital cometido por Lourdes es encontrarse en paro y no poder atender al pago de sus mensualidades por la casa. No es que ella haya decidido que no le paga más un duro al banco usurero que, para que ella tenga una vivienda le carga con asfixiantes intereses, cuotas y seguros. No es que se haya hecho “insumisa” (a lo mejor llegaremos al momento en que una mayoría de la sociedad así lo tengamos que plantear). No. Simplemente no tiene trabajo. Y NO TIENE TRABAJO PORQUE LOS EMPRESARIOS, LOS GRANDES CAPITALES, LOS GRANDES ESTAFADORES, LOS SEÑORES BOTÍN DE TURNO, se metieron un día en un fangal del que están saliendo a costa de nuestros empleos, de nuestros sueldos, de nuestros hospitales, de nuestros colegios, de nuestros funcionarios.
Es decir. Esta gentuza se forró en su día gracias, principalmente, al mercado inmobiliario. Sus ganancias particulares están bien guardadas en paraísos fiscales. A sus empresas (los bancos) las arruinaron por su ambición sin límites. Fueron declarados públicamente culpables. Pero, en vez de ir al trullo por ello, los Estados les inyectan dinero público, se endeudan de una forma que jamás podremos pagar, y, finalmente, tienen el desparpajo, la inmoralidad, la caradura y la chulería de echar de sus viviendas a quienes no pueden pagarlas ya que, gracias a sus medidas políticas, no tienen trabajo o sus sueldos son miserables.
Imagino que el Sr. Botín este fin de semana estará comiéndose las uñas porque que su niñito Fernando Alonso gane una carrera de coches. O si este fin de semana no hay carreras, puede ser, quizá, que esté con sus nietos en Disneylandia (en EE.UU., claro. París es para el populacho) Dormirá a pierna suelta. Tendrá una opípara comida, cena, “after lo que quiera”. Se lo merece. Es un hombre triunfador. Se lo ha ganado con su duro trabajo desde pequeñito. Don Juan Carlos le llamará periódicamente para felicitarle, incluso compartirán ratos de asueto. Los dos se lo merecen por su gran labor para que el país “con la unión de todos, salga adelante” (sic. del Borbón)
Imagino que el Sr. Juez del juzgado nº 2 de primera instancia también tendrá un agradable fin de semana en compañía de su esposa, hijos y/o nietos. Seguramente el viernes por la noche quedaría para cenar con unos amigos en algún restaurante afamado de Córdoba. Y a lo mejor se tomó una copichuela para relajarse un poco de la dura semana que ha tenido que sufrir. ¡Me merezco este whisky! diría ufano. ¡Por fin me he quitado el marrón del desahucio ese! ¡Póngame otro camarero, este más cortito! También puede pasar que este señor tenga algún nubarrón por su cabeza, alguna mala conciencia en forma de “demonio lourdiano” que le diga, entre sueño y sueño, que sus hijos están llorando porque no saben por qué han tenido que dejar su casa, sus pobres juguetes, sus camas, su rutina. Seguramente, el Sr. Juez tenga el alivio de ir el sábado (es mejor no dejarlo para el domingo) a misa, a confesarse, y, con un padrenuestro, dos a lo sumo, su santidad le exculpará.
Lo siento. He hecho este escrito con mis vísceras en las manos. Llenas de bilis, de mala leche. Estoy hasta las narices (aquí si me he contenido, ¿eh?) de la hipocresía, de la mentira, de la maldad de quienes nos gobiernan, aquí, allá y acullá. Peperos, sociatas, e inesperados amigos de sociatas. Estas cosas no pueden seguir pasando en pleno siglo XXI.
Está claro, clarísimo, que sólo la movilización social, la mayoría solidaria, puede parar esta sinrazón. No hay tiempo para más ilusiones, y menos para más desilusiones. No hay oportunidad para negociaciones sobre lo que el Gobierno plantea. No hay opción para confiar en nada más que en cada un@ de nosotr@s y, sobre todo, en nosotr@s. Tod@s, trabajadores de todos los ámbitos y sectores (funcionarios, periodistas, maestros, médicos, abogados,…) pensionistas, parados, artistas, intelectuales. Tod@s tenemos la obligación de organizarnos, de salir a la calle a reivindicar, a apoyar a las familias que se encuentran en estas situaciones, a intentar dar un futuro a nuestros descendientes, a nuestro país, ese a los que esta gente, que nos da lecciones diarias de patriotismo, han vendido a un puñado de cuatreros.
No hay otra. Ya está siendo tarde para algunas personas, las más desfavorecidas. Pero queda poco para que sea tarde para los que se creían que a ell@s nunca les pasaría.
* Rafael Juan Ruiz, miembro del Colectivo Prometeo y del Frente Cívico


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