miércoles, 31 de diciembre de 2014

LOS TRICORNIOS SIGUEN SIENDO UN GASTO PARA LAS ARCAS DEL ESTADO



El Gobierno ha adquirido este año 1.818 “sombreros negros destinados al personal de la Guardia Civil” por valor de 72.592,74 euros, según señala el portal de transparencia.
Fotografía de archivo de 2013 de la última promoción de la Guardia Civil en la Academia de Baeza. EFE/
A.T.| Publicado:  28.12.2014 21:01 | Actualizado:  28.12.2014 23:45
Los tricornios siguen siendo un gasto para el Estado. El Gobierno de Mariano Rajoy se ha gastado en este 2014 la cifra de 72.592,74 euros, impuestos incluidos, en la compra de 1.818 tricornios por un importe unitario de 27€ sin IVA. Así se refleja en el portal de transparencia que puso en marcha el Gobierno a principios de diciembre y que ha levantado críticas en la oposición por ser considerado insuficiente.

La información publicada en el portal también permite conocer a qué empresa compra el Estado los tricornios o, como los llama en la factura, “sombreros negros destinados al personal de la Guardia Civil”. En este caso la empresa adjudicataria en un procedimiento negociado sin publicidad es Manufacturas Moya, una empresa especializada en la confección de uniformes para cuerpos policiales y ejércitos.
El histórico sombrero de la Guardia Civil, creada en 1844 durante el reinado de Isabel II, está actualmente en desuso. El característico sombrero de la Benemérita se utiliza únicamente en actos oficiales y en los servicios de puertas de los agentes que custodian edificios oficiales y los cuarteles de la propia Guardia Civil.

Otros gastos polémicos

Los gastos de la Guardia Civil llegaron a las portadas de los diarios a principios de 2014 cuando se conoció que el ministerio de Defensa pagaba la peregrinación hasta Lourdes de trece guardias civiles. Esta peregrinación militar costó en 2012 a las arcas públicas la cuantía de 12.331 euros cuando el Cuerpo envió hasta 17 agentes a Lourdes.

La asociación mayoritaria en la Guardia Civil criticó a través de un comunicado esta peregrinación como “un derroche innecesario que se produce después de que la Dirección General de la Guardia Civil haya recortado durante dos años consecutivos las ayudas sociales, viéndose afectadas partidas tan importantes como las becas al estudio”.



DE LO QUE NO HABLARON RAJOY Y FELIPE VI




El presidente habla de la realidad que le conviene y se olvida de las víctimas que agonizan bajo sus cifras. El rey habla de la realidad solo lo conveniente. De corrupción pero no de su hermana, de los pobres pero no de quienes los provocan
Como diría William Randolph Hearst: "No permitas que la realidad te estropee un buen discurso de Navidad"
29/12/2014 - 07:48h
Nadie espera a estas alturas que el presidente hable del país en el que vivimos la mayoría sino solo del País de las Maravillas en el que él se ha refugiado con los suyos, y la verdad es que no decepcionó esta falta de expectativas en su comparecencia navideña para hacer balance del año. Rajoy ve la realidad al otro lado del espejo, esto es, al revés de como la ven los que la sufren a este lado. Del rey, sin embargo, se esperaba el diagnóstico preciso de la situación que debería hacer el Gobierno y, a falta de nada mejor, bastó con que acentuase el papel de monarca atribulado para que la mayoría de los medios y partidos cayesen a sus pies rendidos. El reino también está al otro lado del espejo, todo del revés: el rey habla como si fuera presidente, el presidente habla como si fuera rey; y a la realidad, que le corten la cabeza.

Porque eso es lo que han hecho ambos: cortarle a la realidad la cabeza. El presidente, porque no habla más que de la realidad que le conviene. El rey, porque habló de la realidad solo lo conveniente. Dijo lo justo para que pareciese un discurso realista, pero no dejó de ser un discurso monárquico. Denunció la corrupción y la pobreza, pero reivindicó el sistema que las ha provocado. Se solidarizó con los que sufren, pero alabó los resultados de las políticas del Gobierno que causan tanto dolor. Atacó a los síntomas, pero defendió la enfermedad. Habló de la realidad, pero solo de aquella que se puede nombrar sin molestar. En resumen: parecía que se dirigía a nosotros pero, como siempre, como su padre, les estaba hablando a ellos.
De eso se trata, ni el presidente del Gobierno ni el jefe del Estado nos hablan a nosotros. Solo se envían mensajes entre ellos usando a los ciudadanos como excusa y a los periodistas como vehículo. El fin último no es mejorar nuestras vidas, sino mantener las suyas. Por eso no hablan de la gente. Por eso no hablaron de los 70.000 desahucios de este año, unos 200 al día; ni del aumento de las ejecuciones hipotecarias porque el Gobierno no ha hecho nada para detener esta hemorragia sangrante. Tampoco hablaron de los enfermos de hepatitis C que han acampado esta Navidad en el 12 de Octubre porque se mueren esperando a que el ministro de Sanidad les reparta el medicamento que les podría salvar la vida, ni del millón de inmigrantes a los que se ha expulsado del sistema sanitario ni de los cientos a los que se golpea y expulsa ilegalmente. 
Ni hablaron de los 31.000 ciudadanos con “gran dependencia” que en 2014 perdieron la ayuda, ni de los 63.000 dependientes que la han perdido desde que llegó este Gobierno, ni de las 300.000 personas con dependencia moderada que han seguido excluidas un año más. No hablaron de los ancianos a los que han congelado las pensiones y han obligado a repagar los medicamentos. Ni de que en España hay 3,5 millones de hogares que están mantenidos por los ingresos de los jubilados. Ni de las familias que no tienen para comer ni para alimentar a sus hijos ni para poner la calefacción o encender la luz este invierno. Ni de que hay políticos que se niegan a abrir los comedores escolares en Navidad para dar de comer a esos niños.
No, ellos hablaron de la “modélica” (Rajoy) y “ejemplar” (Felipe VI) sucesión, pero se olvidaron de explicar cómo la policía y la prensa cortesana silenciaron a los que querían aguarles la fiesta. Ellos hablaron de Cataluña, pero se olvidaron de los catalanes. Ellos hablaron de la corrupción, pero parecía que el problema fuese con otros. Ni Rajoy acusó recibo de los delitos de su partido, ni el rey se acordó de su hermana.
Ellos hablaron de la realidad que les interesa, no de la que les afea. De lo que no habló el presidente es de las víctimas que agonizan bajo sus cifras. De lo que no habló el rey es de la realeza. Ni de cómo va a modernizarse y legitimarse la Corona. Como hubiera dicho el magnate de los medios William Randolph Hearst, que tan buena propaganda habría hecho con ambos: “No permitas que la realidad te estropee un buen discurso de Navidad”.
Javer Gallego es director de Carne Cruda. Escucha el programa los martes y jueves a partir de las 12:00 en www.carnecruda.es.




No te rindas, Esperanza



Mariano Rajoy despachó tu temible órdago en una frase y te puso en lista de espera. A ti, que nunca has esperado ni para que te pusieran una multa
28/12/2014 - 19:43h
La jugada había sido maestra. Habías elegido con tino y con habilidad el momento, el tono, las palabras, los gestos. Los medios a quienes tan generosamente ayudaste cuando eras la presidenta de la Comunidad de Madrid elogiaban enardecidos una vez más tu coraje, tu visión, tu carisma y el amor incondicional de tu público al ofrecerte en la prensa como candidata para la alcaldía.

La historia se repetía. Esperanza Aguirre, la lideresa firme e inquebrantable que realmente necesita la derecha española, había arrinconado otra vez a Mariano Rajoy, ese presidente aburrido, indeciso y sin carácter que tantos tertulianos no se explican cómo o por qué sigue ahí.
Esperanza volvía a marcarle los tiempos a Rajoy, proclamaban unos. Aguirre obliga a Rajoy a adelantar la elección de candidatos, especulaban otros. Aguirre humilla a Rajoy, titulaban los "esperancistas" más entusiastas.
Hay que reconocer que, de nuevo, habías logrado lo más difícil. Tu pasado como "yayotoyota" indignada haciendo un remake de Fast and Furious con la Policía Local de Madrid era ya una divertida anécdota para contar en las cenas de Navidad del partido. La corrupción que asoló Madrid durante tu mandato parece que ha sucedido en Marte y tú ni habías nacido. Ana Botella y Alberto Ruiz-Gallardón van camino del purgatorio de los políticos que no saben quedarse quietos. Todo pintaba a tu favor. La victoria y la alcaldía parecían tuyas.
Pero los tiempos han cambiado, Esperanza. Todos se han vuelto marianistas. El PP ya no es país para lideresas. La cosa ya pintó mal cuando hasta Carlos Floriano se atrevió a replicarte en público que el Partido Popular no se deja presionar. Todo se derrumbó cuando Mariano Rajoy despachó tu temible órdago en una frase y te puso en lista de espera, sin que nadie entre la prensa se preocupara siquiera de repreguntar. Que te esperes, ha dicho. Tú, que nunca has esperado ni para que te pusieran una multa.
No te derrumbes, Esperanza. No es el momento. Es duro que te pongan en standby como si estuvieras telefoneando al servicio técnico de una multinacional, cuando tú llamabas para ser candidata. Pero alguien debe plantarle cara al marianismo de vez en cuando o vamos a perecer de inanición y puro aburrimiento. Aprende de Rajoy. La paciencia es, efectivamente, una virtud revolucionaria. Espera y verás pasar por delante de tu puerta el cadáver de tu enemigo. Además, no hay mucho más que hacer para entretener la espera.

http://www.eldiario.es/zonacritica/rindas-Esperanza_6_339876017.html