Investigadores del Centro Nacional de Aceleradores en Sevilla han analizado
el yodo-129 que hay en las algas y las aguas marinas situadas entre Noruega,
Suecia y Dinamarca.
Tecnología |
SINC - CNA | 21-11-2014 |
Los
resultados revelan que las concentraciones de este elemento radiactivo han
aumentado por las descargas procedentes de las plantas de reprocesamiento nuclear
de Sellafield (Reino Unido) y La Hague (Francia).
"Si
comparamos las cantidades del elemento radiactivo yodo-129 que existen en el
medioambiente marino entre la era pre y postnuclear, se puede comprobar cómo
han aumentado fundamentalmente debido a las descargas desde las plantas de
reprocesamiento de combustible nuclear de Sellafield y la Hague", destaca
José Manuel Gómez, investigador del Centro Nacional de Aceleradores (CNA,
centro mixto Universidad de Sevilla-Junta de Andalucía-CSIC).
El yodo-129
(129I) es un isótopo radiactivo que existe en la naturaleza de modo natural,
pero también es un subproducto de la fisión nuclear por las actividades
industriales y militares humanas. Gómez y sus colegas del CNA han analizado las
concentraciones de este elemento en las algas y el agua marina de las zonas
marinas de Kattegat y Skagerrak, situadas entre Suecia, Noruega y Dinamarca, y
confirman cómo ha aumentado por la vía antrópica.
Los
resultados, que se publican en la revista Chemosphere, apuntan que este yodo
radiactivo se ha incrementado en los últimos años y procede principalmente de
lugares tan alejados como Sellafield (Inglaterra) y la Hague (Francia). Los
vertidos que generan sus plantas de reprocesamiento nuclear son transportados
por las corrientes y llegan hasta la zona examinada en el Atlántico Norte.
Para este
estudio se ha analizado un tipo de alga concreta, Fucus Vesiculosus, una
especie que acumula el yodo en altos niveles, por lo que se puede emplear como
bioindicador de la cantidad de 129I. Los investigadores también han estudiado
su proporción respecto al isótopo cesio-137 (137Cs), y los datos reafirman las
conclusiones.
Los altos
niveles de 129I en Skagerrak y su disminución gradual hacia la zona de Kattegat
y el Mar Báltico indican que este yodo radiactivo descargado desde las plantas
de reprocesamiento de Sellafield y La Hague ha sido transportado a la zona de
Skagerrak a través del Mar del Norte, y hasta la zona de Kattegat y el mar
Báltico a través del mar de Belt.
Permanencia
de 30.000 años en los océanos
Debido a la
acción de algunos organismos marinos como algas, fitoplancton o bacterias
aeróbicas, este isótopo pasa del medio marino a la atmósfera, teniendo una
permanencia en los océanos de unos 30.000 años. Esta estancia relativamente
larga, así como sus continuas liberaciones desde las instalaciones de
reprocesamiento nuclear, hace que el 129I sea un trazador adecuado para el
estudio de los ciclos marinos biogeoquímicos del yodo estable.
Este estudio
ha sido desarrollado por miembros del grupo de espectrometría de masas con
aceleradores del CNA en colaboración con miembros de la Universidad de Sevilla
y la Autoridad de Protección de Radiación Noruega.
Referencia
bibliográfica:
- J.M. Gómez Guzmán, E. Holm, N. Niagolova, J.M. López Gutiérrez, A.R. Pinto Gómez, J.A. Abril, M. García León. "Influence of releases of 129I and 137Cs from European reprocessing facilities in Fucus vesiculosus and seawater from the Kattegat and Skagerrak areas". Chemosphere 108: 76-84, 2014.
Fuente: www.tercerainformacion.es
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