22 de noviembre de 2014
*Jordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís Torrens
“Cada nueva idea pasa por tres fases.
Primera: Es una locura, no me haga perder el tiempo.
Segunda: Es posible, pero no vale la pena.
Tercera: ¡Ya dije desde el principio que era una buena idea!”.
(Arthur C. Clarke)
Primera: Es una locura, no me haga perder el tiempo.
Segunda: Es posible, pero no vale la pena.
Tercera: ¡Ya dije desde el principio que era una buena idea!”.
(Arthur C. Clarke)
No hubiéramos pensado que haríamos un recorrido tan largo y
persistente cuando en el año 2001 un puñado de personas fundamos la Red Renta Básica. El 29 de noviembre
celebraremos en la localidad madrileña de Fuenlabrada el XIV
Simposio de la Renta Básica. Con la renta básica (RB), un ingreso monetario
incondicional a toda la población, parece, según una primera mirada
superficial, que pasa como con las modas y con los vientos: van y vienen. Ahora
estamos en momentos en donde con toda seguridad la RB ocupa un espacio en el
debate público de una intensidad hasta ahora desconocida. Poca duda puede haber
que esta organización política llamada Podemos ha
contribuido indiscutiblemente a ello al incorporar la propuesta de la RB en su
programa político de las últimas y recientes elecciones al parlamento europeo.
Antes habían contribuido organizaciones como Bildu y Anova en Euskadi y en
Galicia, respectivamente. Y lo siguen haciendo. Periodistas, tertulianos,
economistas, sindicalistas, parlamentarios… hablan a favor o en contra de la RB
de una forma constante. Buenas noticias para la difusión y conocimiento de esta
propuesta. Pero las malas noticias (¡detrás de la cruz está el diablo! que
escribía Cervantes) para un debate racional y ponderado: demasiadas
precipitaciones, animadversiones, pasiones (algunas no muy altas),
simplificaciones… Pero nada sería más torpe que quejarse de las circunstancias:
son las que son y con ellas hay que bregar.
Sin tener la menor pretensión de hacer repaso de todas y
cada una de las muchas objeciones que se pueden leer en la prensa escrita o
escuchar en radio y televisión y en distintas conferencias o debates públicos,
sí creemos necesario dejar apuntadas las más frecuentes objeciones a la RB.
Pensando en los contrarios y en los partidarios de la propuesta. Nunca será
suficientemente repetida esta gran verdad: es bueno ponerse a reflexionar sobre
las propias convicciones porque sabemos que el “sesgo de la confirmación” no es
buen consejero. Este sesgo nos inclina a procesar mucho más favorablemente la
información acorde con las propias convicciones que la información que es
contraria a las mismas.
La RB ha sido objeto de críticas de características muy
distintas. Críticas algunas que, como queda dicho, provienen de autores o
autoras que pueden ser situados políticamente en las izquierdas, y otras que
son dirigidas por autores de derechas. Y algunas críticas son comunes a autores
de distinto pensamiento político. No pretendemos en un artículo breve como éste
salir al paso de todas esas críticas, pero sí puede ser útil recordarlas en una
lista:
1) ¿Los ricos también deben recibirla? Y, con un corolario
más o menos inmediato según los casos: no se puede financiar.
2) Sería un pretexto para desmantelar el Estado del
bienestar.
3) Mantendría a vagos.
4) Son preferibles los subsidios destinados a los pobres.
5) Relegaría a las mujeres al interior del hogar.
6) Provocaría un inmenso efecto llamada de la inmigración.
7) Es preferible el pleno empleo.
8) Muchas personas preferirían vivir sin trabajar
(asalariadamente).
9) Es una propuesta que está bien, pero es utópica y
no se ha aplicado nunca.[1]
10) No acaba con todas las injusticias del capitalismo.[2]
11) Y, para terminar en algún sitio, es preferible el
llamado “trabajo garantizado”.[3]
Todas estas críticas, y algunas más, han sido debatidas a lo
largo de al menos 30 años, pero a veces se reiteran independientemente de la
historia del debate. Y ahora, con el incremento del debate público sobre la
propuesta, irrumpen una vez más sin tener en absoluto presente lo que se lleva
acumulado en el debate previo. Son costes que deben asumirse y además no es
algo exclusivo de la RB: ¡cuántas materias no se discuten actualmente sin tener
en cuenta el conocimiento precedente!
Nos detendremos solamente en la primera crítica.
Hay quien confunde la RB con lo siguiente: es una cantidad
que recibe la población independientemente de lo que las personas ya
puedan tener antes de la implantación de la RB. Lo que recuerda el chiste de
aquel terrateniente andaluz que durante la Segunda República mientras se
debatía la reforma agraria él decía que estaba de acuerdo porque “entre lo que
tenía y lo que le iban a dar…” Se comprende que, así entendida la “RB” (la
ponemos entre comillas), muchas personas se horroricen de que los ricos
“también reciban una RB”. No sabemos cómo expresarlo más nítidamente: la “RB”
(nuevamente en comillas) así entendida es una barbaridad desde muchos puntos de
vista. Un ejemplo de esta catastrófica confusión sobre la RB lo debemos a V.
Navarro en uno de sus varios artículos contrarios a la propuesta.
Afirma: “Una versión de la RB es que todo ciudadano, como derecho universal, es
decir, derecho de ciudadanía o residencia, reciba un cheque público que sea de
una determinada cantidad que garantice una vida digna. “En primer lugar, no se
trata de un cheque para toda la población, completamente al margen del sistema fiscal
y de la política económica, como parece que dan a entender las palabras
citadas. Por supuesto que no se trata de la simplona fórmula “tanta población x
cantidad de la RB = tantos miles de millones de euros o tanto porcentaje del
PIB”. En el artículo mencionado se afirma: “(…) multiplicando el número de
ciudadanos y residentes por el cheque de renta mínima básica 8.551 euros al año
(60% de la renta media del país) se obtiene una cifra alrededor del 37% del
PIB. ” Pero esa forma de calcular solamente tiene en cuenta una parte de la
propuesta, no contempla los ahorros debidos tanto a la reforma fiscal como a
las partidas de subsidios monetarios que serían redundantes con una RB. Lo
dicho, un enorme error, exactamente igual que el del terrateniente andaluz. Y
menos aún se trata, como se sigue afirmando en el mencionado artículo de V.
Navarro: “(…) nadie que se considere progresista cree que la manera de
solucionar este enorme déficit social sea dando un cheque social a cada
ciudadano y residente para que se espabile por su cuenta y pague con este
dinero unos servicios privados que sustituyan a los públicos, a los cuales el
cheque público sustituiría.”
Efectivamente, pero tal alternativa solamente está en la
cabeza del autor citado y quizás de algún defensor muy estrambótico de la
propuesta, no en la de los partidarios de la RB que en el Reino de España la
venimos defendido en distintos foros públicos desde hace más de 20 años. Y, por
supuesto, no es el caso de la asociación Red Renta Básica ya que, dentro de las
muy distintas maneras de defender la propuesta, nadie ha escrito ni dicho nada
parecido al “cheque substitutivo de los servicios públicos”.
¿Se puede financiar la RB? Sí, por supuesto. Ya tuvimos la
ocasión de realizar un estudio para financiar la RB en Cataluña
y en Guipúzcoa.
En el primer caso se trataba de una muestra de 250.000 declaraciones de IRPF de
Cataluña. En el caso guipuzcoano no se trataba de una muestra sino de todas las
declaraciones de aquella provincia vasca: casi 650.000. Pero ahora disponemos
de una muestra de casi dos millones de IRPFs del conjunto del Reino de España.
Estamos a punto de poder mostrar cómo se puede financiar una RB para el
conjunto del Estado. Creemos que puede centrar el debate racionalmente.
Supondrá, si lo conseguimos, responder seriamente a “argumentos”, digámoslo
así, del tipo “una renta básica de tanto multiplicada por 47 millones de
habitantes da como resultado tantos miles de millones que a su vez representa
un tanto por ciento del PIB… con lo que es imposible de financiar”. No hay duda
que puede despertar emociones un argumento así, pero quien lo lanza, volvamos a
repetirlo a ver si conseguimos que se retenga, tiene en la cabeza únicamente
los costes de la RB, sin reforma fiscal, sin ahorros por asignaciones
monetarias públicas que resultarían redundantes con una RB… vaya como si
Patricia Botín dijera “estoy de acuerdo con la RB porque entre lo que tengo y
lo que me van a dar”.
En el mundo en el que vivimos, debatir en serio quizás sea
pretender algo muy raro, pero lo intentaremos. Este proyecto de financiación de
una RB puede ser el medio. Y, claro está, estaremos ávidos de saber dónde hemos
cometido errores, cómo se puede perfeccionar… En el XIV
simposio de la RB que se celebrará en Fuenlabrada el próximo 29 de
noviembre, en donde habrá académicos y economistas de IU-ICV, PSOE, Podemos…
quizás sea posible ofrecer algún avance de este estudio.
Para acabar. Lo hemos dicho más de una y de dos veces: los
obstáculos fundamentales a la RB son políticos, como políticos fueron (o son,
dependiendo del lugar) las resistencias al sufragio universal, las vacaciones
pagadas, el derecho de huelga, el aborto libre o el matrimonio del mismo sexo.
Pero constatar que no hay una imposibilidad lógica o
empírica a la RB, no equivale a afirmar que puede despertar simpatías unánimes.
En política, hay que elegir. En política económica también. La RB, como también
hemos escrito varas veces, es la propuesta mejor para garantizar la existencia
material de toda la población. La RB no será nunca bien vista por aquellos que
se benefician de que esa existencia no la tenga toda la ciudadanía. Constatarlo
es apuntar más razonablemente a las tareas que hagan posible la conquista de la
RB. La RB no solamente es deseable, también es factible. Con la RB hay que ser
cauto, perseverante y, sobre todo, racional. Escribía hace poco una gran
historiadora de la economía: “nadar contracorriente requiere determinación, un
serio compromiso con la verdad y evidencias irrefutables”. Sería difícil ser
más precisos sobre lo que queremos decir.
Notas:
[1] No se ha aplicado nunca tal como nosotros la
proponemos aunque hay precedentes con resultados más que buenos. También es
cierto que en el Reino de España, con uno de los salarios mínimos más bajos
entre los países de su área económica que disponen de él, tiene el dudoso
honor de haber tenido una tasa de paro superior al 15% en 23 de los 36 años
desde el fin de la dictadura. Una cifra sin parangón con profundas
repercusiones en la pobreza y su transmisión intergeneracional, y que
parece que a nadie de los detractores de la RB le hace reflexionar si ante
males excepcionalmente recurrentes no hace falta avanzar de una vez por todas
en soluciones innovadoras que apuestan por garantizar la existencia material a
toda la población sin esperar a medios o largos plazos.
años entre 1978 y 2013 en que la tasa de paro es
mayor del 15 %
|
% sobre años con datos
|
|
Reino de España
|
23
|
63,9%
|
Irlanda
|
8
|
22,9%
|
Eslovaquia
|
7
|
35,0%
|
Polonia
|
6
|
26,1%
|
Finlandia
|
3
|
8,6%
|
Grecia
|
2
|
5,7%
|
Portugal
|
2
|
5,6%
|
Estonia
|
1
|
4,2%
|
Colombia
|
1
|
8,3%
|
Resto países OCDE
|
0
|
0,0%
|
[2] Dejamos al margen comentarios más cercanos a la
patochada que a una crítica seria: “los partidarios de la RB son como una
religión”. Dos breves apuntes a semejante majadería. 1) Cualquiera puede constatar
las muy diferentes formas de defender la RB, 2) Sería el primer caso en la
historia de nuestra especie que una religión está dispuesta a rectificar allá
donde se demuestre que se equivoca mediante la discusión racional y la
contrastación empírica (¡no conocemos una religión así!).
[3] Los defensores de esta ya antigua propuesta que
ha sido puesta en práctica por ejemplo en Argentina mediante el programa “jefes
y jefas del hogar” con resultados muy criticados –no hay mucha imaginación
últimamente entre determinada izquierda- acostumbran a dedicar más tiempo en
sus artículos y disertaciones a criticar a la RB que a defender su propuesta.
Ellos sabrán por qué, aunque no es difícil intuir una respuesta. Nosotros ya
dedicamos un artículo anterior a exponer algunas de nuestra
opiniones sobre el “trabajo garantizado”. Seguramente pronto deberemos
entrar con menos miramientos y de forma más extensa. Avanzamos algo: las
personas dan muestras inacabables de desplegar enormes iniciativas en los
trabajos voluntarios (o militantes o de solidaridad…). Y en condiciones de
lucha por la supervivencia incluso muy desfavorables. Intentemos otear lo que
serían capaces de llevar a cabo si tuvieran la existencia material garantizada,
en vez de obsesionarnos por los “que no harían nada”. ¡Qué antropología
filosófica más miserable, francamente!
Jordi Arcarons
Catedrático de Economía Aplicada de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona y miembro de la Red Renta Básica
Catedrático de Economía Aplicada de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona y miembro de la Red Renta Básica
Daniel Raventós
Profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de sinpermiso, presidente de la Red Renta Básica y miembro del comité científico de ATTAC. Su último libro es ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012)
Profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de sinpermiso, presidente de la Red Renta Básica y miembro del comité científico de ATTAC. Su último libro es ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012)
Lluís Torrens
Economista, profesor asociado de la Escuela Superior de Negocios Internacionales-Universitat Pompeu Fabra, gerente del Public-Private Sector Research Center del IESE. Colabora con iniciatives pel decreixement que impulsa un nuevo modelo económico sostenible y estacionario
Economista, profesor asociado de la Escuela Superior de Negocios Internacionales-Universitat Pompeu Fabra, gerente del Public-Private Sector Research Center del IESE. Colabora con iniciatives pel decreixement que impulsa un nuevo modelo económico sostenible y estacionario
Fuente: www.publico.es
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