02 enero de 2014
Esther
Vivas
Hemos entrado en el
2014 y lo hacemos un poco más pobres. Nuestros salarios se han congelado, si es
que tenemos empleo, o incluso han disminuido, pocos son los que esperan el
inicio del año nuevo con una subida del sueldo. Esto ya ha pasado a la
historia. Nuevas tradiciones se imponen: el aumento de la tarifa de la luz, del
transporte público, del agua. Y para que no se pierda la “costumbre” a veces el
ritual incluso se repite durante el año.
El 2013 acabó con la
polémica subasta eléctrica que amenazaba con incrementar el recibo de la luz un
11%, con un coste muy por encima de la media europea y situándose en la tercera
electricidad más cara de Europa. Finalmente, el Gobierno intervino y lo frenó
por decreto urgente. Como vemos, si el PP quiere, el PP puede. Pero, en
general, no hay mucha voluntad de ir contra los intereses de las
multinacionales de turno. Ahora, sin embargo, el Gobierno nos “cuela” una
subida del 2,3%, por el momento, y aún tenemos que dar las gracias.
El aumento del precio
del transporte público es otra de las estafas tradicionales de año nuevo. Se
incrementa el precio del tren, casi un 2%, y en Barcelona, para no ser menos,
el del metro, un abusivo 5% con la tarjeta más utilizada, la T-10. Sin embargo,
si toman habitualmente el AVE, cosa “tan frecuente” entre la mayoría de los
ciudadanos, no se preocupen porque su precio se ha congelado. Afortunados son
también aquellos conductores de las autopistas de Castelldefels a Sitges y de
Montgat a Mataró, donde la Generalitat de Catalunya ha reducido el peaje en un
30% i un 10% respectivamente, siempre y cuando utilicen tarjeta teletac, el
sistema de pago automático. Así funciona CiU y el “Gobierno de los mejores”,
rebajando el coste del transporte privado, mientras sube el del transporte
público.
Y en Barcelona,
seguimos acumulando subidas: el agua, también, se incrementa. Si aquí el dinero
“nos sale por las orejas”, sobre todo al Ayuntamiento, ya lo vimos con la
“macro-fiesta” de fin de año en Montjuïc. Así, los turistas están contentos. El
agua subirá un 8,5% de media en el Área Metropolitana de Barcelona, gracias a
los votos de CiU y PSC y la abstención de ERC. Si al final, aquellos que tanto
critican los recortes son los primeros en afilar las tijeras. No lo olvidemos.
Y todo esto a la espera de un nuevo incremento del recibo del agua, cuando en
unos meses entre en vigor el alza del canon, recogido en los presupuestos 2014
de la Generalitat.
Mientras, el salario
mínimo interprofesional sigue congelado, como el año anterior, en unos exiguos
645 euros mensuales, la retribución de los funcionarios aún lo está más, por
cuarto año consecutivo su sueldo sigue bajo cero, es decir cobrando lo mismo
que en 2010. Las pensiones, de esos diez millones de jubilados que trabajaron
toda su vida, ya no se revalorizan con el IPC sino por muy debajo del IPC y
este año sólo subirán un 0,25%, el mínimo establecido por el Gobierno. Un
aumento que apenas da para un café.
Entramos
en este 2014, un poco más pobres. Nuestro nivel adquisitivo cae paulatinamente,
como quien no quiere la cosa. Y pasa un año y otro, y cada vez tenemos menos.
Quieren que normalicemos la pobreza. ¿No recuerdan esos reportajes, de no hace
tanto, sobre los mileuristas? Ese nuevo precariado. Hoy ofrezca un trabajo de
mil euros y le lloverán los curriculums. Y aún algunos, como el presidente del
Gobierno, se atreven a decir que con este 2014 llega “el inicio de la
recuperación”. Sarta de ladrones y mentirosos.
Fuente: www.publico.es
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